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Arte

Hilma af Klint: la fascinante historia detrás de una de las pioneras del arte abstracto

  • por @silvia.laboreo

El trabajo de la artista adelantada a su tiempo quedó oculto durante años, con centenares de enigmáticas obras donde hacía visible lo invisible

Corría el año 1935 y el pintor ruso Vasili Kandinsky escribió una carta a su galerista de Nueva York donde reclamaba la autoría del primer cuadro abstracto: una obra pintada en 1911. “Sin duda, es la primera pintura abstracta en el mundo (...) se trata, en otras palabras, de un cuadro histórico”, decía la misiva.

Sin embargo, en 1906, en Suecia, una mujer llamada Hilma af Klint ya había pintado abstracciones donde la línea, el color y las formas geométricas eran las protagonistas. Pero su historia y sus aportaciones al arte abstracto quedaron ocultas hasta los años 80, cuando una exposición celebrada en el Museo de Arte del Condado de Los Ángeles comenzó a reivindicar su papel.

¿Por qué su nombre no resuena cuando pensamos en este movimiento? ¿Qué pasó para que la prolífica obra de Hilma af Klint no fuera conocida, como sí ocurrió con la de Mondrian, Malévich o Kandinsky? Esta es la fascinante historia detrás de una de las pioneras de la abstracción.

Hilma af Klint en su estudio en Estocolmo
Hilma af Klint en su estudio en Estocolmo

Los primeros años de la artista

Hilma af Klint nació el 26 de octubre de 1862 en Suecia. Hija de un almirante de la Marina, Hilma vivió una vida cómoda y desde pequeña tuvo acceso al conocimiento científico a través de los libros de la extensa biblioteca de su padre, matemático y violinista ocasional.

En 1880 asistió a la Escuela Técnica de Estocolmo, donde estudió pintura de retratos. Ese mismo año murió su hermana pequeña Hermina. Este trágico suceso incentivó su faceta más espiritual y le hizo interesarse por el espiritismo, como una forma de buscar respuestas. Durante el siglo XIX la corriente espiritista estuvo en auge y muchos eran los seguidores que creían en la capacidad humana de comunicarse con el más allá.

En 1882 empezó sus estudios de pintura en la Real Academia de Bellas Artes de Estocolmo y pasó los siguientes cinco años formándose en dibujo, retrato naturalista y pintura de paisajes. La Academia sueca era uno de los pocos lugares en Europa donde a las mujeres se les permitía estudiar y su generación fue una de las primeras en recibir formación académica.

Además de su obra abstracta, Hilma af Klint también destacó por sus pinturas naturalistas y paisajes
Además de su obra abstracta, Hilma af Klint también destacó por sus pinturas naturalistas y paisajes

El inicio del camino hacia la abstracción

Como muchos de sus contemporáneos, Hilma af Klint no cesó de buscar el conocimiento espiritual. Era una época efervescente, donde descubrimientos científicos como las ondas de radio o los rayos X dinamitaron muchas de las convenciones y abrieron la posibilidad de explorar otras realidades más allá de los cinco sentidos.

Era 1896 y Hilma y cuatro artistas amigas suyas formaron un grupo esotérico llamado 'Friday Club' o 'Las Cinco'. Ese grupo fue el germen de su pintura abstracta. Estas mujeres se reunían todos los viernes y organizaban sesiones espirituales, que incluían el estudio del Nuevo Testamento, ejercicios de meditación, oraciones y espiritismo. Registraban los mensajes recibidos por el más allá y practicaban la escritura y el dibujo automático.

Detalle de uno de los cuadernos de la artista
Detalle de uno de los cuadernos de la artista

Durante sus sesiones, Hilma y sus compañeras contaban que establecían contacto con seres espirituales que ellas llamaban 'Los Altos maestros'.

En 1906, 10 años después de empezar con el grupo, la artista recibió un encargo muy especial. Ella explicaba en sus diarios que un espíritu llamado Amaliel le encomendó una tarea: crear 'Las pinturas para el templo'. “Amaliel me ofreció un trabajo y respondí inmediatamente que sí”, escribió af Klint en sus cuadernos.

Así, la artista comenzó a pintar lo que sería la gran obra de su vida: 193 cuadros que realizaría en dos periodos hasta 1915. En el primer periodo, que duró hasta 1908, pintó 111 de las pinturas. Un ritmo de producción brutal que Hilma explicaba en sus diarios: "Las imágenes fueron pintadas directamente a través de mí, sin dibujos preliminares, y con gran fuerza. No tenía idea de lo que se suponía que representaban las pinturas; sin embargo, trabajé con rapidez y seguridad, sin cambiar ni una sola pincelada”.

'Altarpiece, Nº. 1, Group X, Altarpieces'
'Altarpiece, Nº. 1, Group X, Altarpieces'

Hilma estaba convencida de que la realidad no se limitaba al mundo físico y que además de este existía otro que era tan real y verdadero como el material. A diferencia de otros artistas abstractos, af Klint no quería "disolver la realidad", sino hacer visible lo invisible y mostrar todo lo que hay más allá del mundo físico que conocemos.

'Primordial Chaos Nº 13, Group I'
'Primordial Chaos Nº 13, Group I'

Para ello, utilizó letras, colores pastel, líneas, espirales y formas geométricas variadas, como círculos concéntricos, elipses o triángulos. Su simbología también fue muy rica y a lo largo de sus obras se repiten varios motivos: conchas marinas, serpientes, lirios y rosas cruces, cisnes o letras. La letra 'U', por ejemplo, significaba "espíritu" y la 'W' simbolizaba la "materia".

También usó colores como el azul para representar lo femenino y el amarillo para lo masculino. A la artista le interesó enormemente mostrar esa dualidad pero también otras: el macrocosmos y microcosmos, la luz y la oscuridad o el origen y el fin del mundo.

'Evolution Nº 13, Group VI'
'Evolution Nº 13, Group VI'

En 1908, Rudolf Steiner, líder de la Sociedad Teosófica Alemana, visitó el estudio de af Klint donde pudo conocer 'Las pinturas para el templo'. Y su reacción no fue la esperada. "Nadie debe ver esto durante 50 años", le aconsejó Steiner. Quizás sus obras más espectaculares son las conocidas como 'Los diez mayores', diez obras en gran formato donde Hilma af Klint quiso representar las fases de la vida, de la infancia a la vejez, a través de composiciones abstractas.

'The Ten Largest, Nº 5, Adulthood, Group IV'
'The Ten Largest, Nº 5, Adulthood, Group IV'

En 1908, Hilma se tomó un descanso de cuatro años para cuidar a su madre, que se había quedado ciega. En 1912 retomó ‘Los cuadros para el templo’, obra que terminó en 1915. Un año después, pintó la serie 'Parsifal' y, en 1917, la serie 'Átomo'.

'The Parsifal Series'
'The Parsifal Series'

En 1944, Hilma af Klint murió en un accidente de tráfico y dejó más de 1300 obras abstractas, miles de dibujos en sus cuadernos y una tarea para su heredero: su trabajo no debería mostrarse públicamente hasta que se cumplieran al menos 20 años de su muerte. La artista temía que sus trabajos abstractos no fueran comprendidos por la sociedad de la época.

Toda su obra artística quedó oculta hasta que, en 1986, se expuso por primera vez en un museo. Y ese fue el comienzo del redescubrimiento de la que hoy en día es considerada una de las pioneras de la abstración.

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