Marga Pié Puigdomènech

Cuando me preguntan a que jugaba de pequeña vienen a mi mente muchos recuerdos de mis dos actividades favoritas.

La primera, jugar al aire libre en plena naturaleza. Siempre digo que fui una privilegiada cuando era niña, por el lugar donde vivía. Frente a mi casa había un enorme campo al pie de una montaña. Allí, junto con mi hermano y todos mis vecinos, vivimos mil y una aventuras: construir cabañas, jugar al escondite, jugar a caballeros e incluso hacer pequeñas fortalezas, buscar nidos de pájaros, recoger flores, observar insectos y mariposas, hacer hogueras por San Juan, colarnos en los huertos para subirnos a una higuera y comernos sus frutos... pudimos hacer tantas cosas en ese entorno. Nos pasábamos todo el día en la calle, en libertad.

La segunda, la que marcó a que me dedicaría profesionalmente durante muchos años. Este juego era coser y hacerles vestidos a mis muñecas, me pasaba horas. Pero no lo aprendí imitando a mi madre, ella no le ha gustado nada coser. No sé cómo surgió, pero desde muy pequeña me gustaba vestir a las muñecas y de ahí empecé a coger recortes de telas y coserlos para hacerles ropa. Viéndome tan aficionada en coser, los Reyes Magos me fueron regalando cositas que fueron alimentando mi pasión: un costurero, un juego de diseñar ropa e incluso una mini máquina de coser. También tenía unas vecinas que trabajaban como modistas en un taller donde se confeccionaban vestidos de novia, comunión y fiesta. Me traían recortes de tejidos maravillosos y eso me encantaba. Creo que este fue el juego al que más jugué en mi infancia e incluso adolescencia. A los catorce años mis padres me apuntaron clases de costura y me hacia mi propia ropa. A esta edad ya hacia tiempo que destacaba por mis dibujos de modelos de ropa, que copiaba de revistas y coloreaba con lápices de colores, acuarelas y gouache.

Ahora combino mi profesión de diseñadora de moda con una nueva pasión. Una pasión que nace de estos dos recuerdos de mi infancia y es pintar ilustraciones de flores, plantas, aves, ballenas y naturaleza en general con acuarelas y pastel. De estos dibujos surgen estampados que no imaginaba poder llegar hacer.

Y de esta forma, jugando en libertad mi infancia marco el rumbo de mi vida profesional.