Agencia digital: Nerdmo por Omar Ramírez

Sería fácil pensar que mi pequeño proyecto como profesional independiente fue un epifenómeno de los drásticos cambios sufridos durante el 2020. Pero estaría mintiendo. Lo cierto es que, aunque presipitada, esta reorientación era algo insoslayable.

Empecemos con lo más básico. Mi nombre es Omar, soy un lingüísta de profesión y un creativo por convicción. Estudié en la facultad de filosofía y letras de mi ciudad (Puebla, México) y obtuve mi título hace dos años (2018). Sin embargo, terminé de formarme fuera del aula. En humanidades todos alrededor te dicen exactamente lo mismo; "para ti hay solo tres caminos: el posgrado, la investigación, o la docencia". Por mucho tres actividades con las que nunca me indetiqué. Mi alternativa era clara, la única forma de abrirme una cuarta opción vendría de la auto-educación.

Recuerdo que durante mi primer empleo formal en una librería del Centro histórico aprovechaba todos los ínfimos descuentos de empleado para adquirir todo lo relacionado al marketing, al diseño editorial y a la organización empresarial [aún conservo esos mastrotes en mi librería personal]. Recuerdo además cómo con mis primeros sueldos compré dos libros digitales en Kindle: uno efoncado al branding y otro a la programación web: CCS y HTML.

Recuerdo que fundé una plataforma editorial con unos colegas de la universidad. Y que de la nada pude crear una página web e instalarla en un servidor compartido. Dejó de existir en dos años debido a mi poca experiencia logística y contable. En general, mi pasión creativa y mi enorme terquedad por hacerla rentable ha sido perpetua.

No creo que sea especial por tener la cabeza en muchos lugares a la vez; sino por los lugares tan eclécticos en donde la tengo. Actualmente espectro es amplio en alcance y denso en profundidad. Porque así lo ha decidido mi corazón. Finalmente, esa pasión contenida en él han guiado mi entendimiento y actuar en el mundo. ¿Les mencioné que tengo un doctorado en Batman y una adicción a Steam?