Ella
Ella
di Fausto Ruvalcaba @faruvalcaba
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Hoy amanecí con mucha más energía que de costumbre. Después de lo que reí y lloré en los últimos días, parece que algo dentro de mí quedó abierto. Me siento liviano, como si tuviese mucho espacio disponible pero sin llegar al punto de sentirme vacío o infeliz. Tengo más fuerza que nunca. Volteo a ver las cuatro paredes de mi habitación y siento que me queda chica. Me siento sofocado. Tengo que salir.
Me estoy vistiendo. Mientras me subo el pantalón observo como mis dedos pulgares me miran de vuelta: sus uñas son como ojos. No era consciente de ello, pero esta vez tengo las uñas pintadas y me es imposible ignorarlas. Me revelan una especie de guía. Recuerdo que sé el alfabeto en lenguaje de señas y comienzo a jugar con mis dedos haciendo letras. Pruebo con la A, la F, la K, la X. Veo como mi dedo pulgar mira hacia abajo, hacia el frente, hacia arriba, se esconde. Se me ocurre que tal vez las personas inconscientemente mandamos señales con nuestras manos todo el tiempo y las recibimos de igual forma, inconscientemente.
Salgo de la casa. Usualmente camino encorvado pero insisto, es tanta la energía que tengo hoy que estoy caminando completamente erguido. Algo me está sucediendo, es difícil explicarlo. Es como si comenzara a entrar en un estado de entendimiento infinito, donde la poesía de la vida es evidente. Siento cómo fluyo mientras camino, cómo soy hiperconsciente de mis orejas, de mis muslos y de los dedos de los pies. Aprecio los colores del medio día con intensidad, siento el viento acariciar mi cabello, y me extasío con la fragancia de los eucaliptos que se abrazan de un lado a otro de la calzada por la que camino.
Llego al momento en el que me desborda esa energía. Tengo la sensación de que algo se apodera de mi cuerpo, una inteligencia superior a mi; un poder divino. Soy consciente de ello, sin embargo esa fuerza me empuja hacia el fondo. Toma el control de mi. Me quita los reflectores y se los pone a “ella”. La entiendo como una fuerza femenina. Lucho contra ella en mi interior. Me molesto y trato de arrebatarle el lugar que me pertenece pero no me lo permite. Aunque me tiene bloqueado estoy consciente; amarrado dentro de una jaula. Parece que quiere que atestigüe su presencia pero que no la moleste. Me preocupa que haya venido para quedarse. De lo que estoy seguro es que no puedo regresar al privilegiado mando de control que siempre gocé de poseer, así que cedo y ella toma las riendas de mi cuerpo.
Camina por la calle y yo la observo. Ella atrae las miradas de los peatones que parecen ser manipulados, como extras en una película de Hollywood. Se topa de frente a un hombre bien parecido y ella, con sólo cruzar miradas, hace que él se sonroje y ría nerviosamente. No entiendo lo que está pasando, definitivamente esto jamás lo he logrado cuando estoy al mando. Ella es deshinibición total; autenticidad pura. Es segura, una fuerza femenina encerrada en este cuerpo de hombre.
Un impulso recorre mi cuerpo. Comenzó en mi estómago y se propagó hacia mis intestinos. Pude escuchar cómo mis tripas hacían sonidos extraños. Pude sentir vibraciones en mi vientre y hasta un escalofrío me recorrió de pies a cabeza. Me asusté muchísimo hasta que pude leer sus pensamientos. “¿Dónde está la heladería?” – piensa y caigo en cuenta de que lo que sucedió es que he desconocido lo que es tener hambre. A lo lejos ella observa a una chica con su brazo extendido haciendo una seña con su dedo índice y medio juntos, el pulgar levantado, los demás dedos doblados; como formando una pistola apuntando hacia arriba. La chica estaba platicando con su amigo mientras señalaba con aquella mano un cartel que decía “Icecream Shoppe”.
Camina hacia la heladería y le ceden el lugar, como si fuese una celebridad. “Pistache, con fresa y mermelada de chabacano por favor” – elige los sabores que pareciera que su estómago pedía a gritos. Prueba un poco de pistache y este se derrite entre su paladar y su lengua. Toma ahora un poco de pistache con fresa y esta explosión de sabor le causa un placer intenso. Parecía un bebé teniendo una comunión con sabores nuevos que son de su agrado. Ahora prueba todo junto con la mermelada de chabacano y su boca saliva de placer. No hay bocanada que ella no disfrute y su soltura no deja de asombrarme.
¿La conocía de antes? ¡Por supuesto que no! Ella es nueva aquí. Es una oportunista que logró entrar a ese hueco de mi ser que hasta hoy pensé que era sólo mío. Es sumamente inteligente. Usa todo lo que tiene a su disposición, ya sea interno o externo. Se ha dado cuenta de que tengo algunas hipótesis del comportamiento humano guardadas en un baúl en los confines de mi mente y quiere probarlas, así como lo hizo con la hipótesis de que las personas mandamos señales con las manos todo el tiempo. ¡Es muy astuta!
Un aroma entre la multitud capta su atención y decide seguirlo con vehemencia hasta llegar a una perfumería. Bastó con que acercara su nariz a las botellas del aparador para encotrar aquella fragancia que la tenía seducida. Me fijé en el precio. Era un gasto que yo no estaría dispuesto a hacer, así que una bandera roja se activó en mi cabeza. “Cuidado, no lo hagas” – le dije mientras la persuadía de visitar el aparador de perfumes para hombre. Le pedí que tomara el perfume que siempre compro: una botella de precio razonable y de una fragancia fresca y ligera. “Este me va bien” – le dije. Con los dos frascos ella se dirigió al mostrador con la intención de comprar ambos perfumes. Luché contra ella. “¡Esto no lo puedes hacer!” – le grité y amenacé con quitarle el control. Mi intento fútil fue sofocado. Ella apretó los paquetes con fuerza, los puso sobre el mostrador y, con la tarjeta de crédito en mano, me di cuenta de que esta batalla estaba más que perdida.
Abrió mi perfume y se roció un poco en los dedos índice y medio de su mano izquierda. Discretamente se llevó los dedos al cuello y se tocó justo debajo de las orejas. Después, abrió el segundo perfume y se roció el pecho, los hombros; roció frente a ella y luego pasó por debajo de la brisa de aquel perfume dulce. La escencia de su alma, su piel tostada por el sol, el cuero de su cinto y de sus zapatos, se fundió con la de aquella colonia azul fresca, y el perfume de dama con notas de vainilla, nardo y violetas. No quisiera admitirlo, pero me cautivó.

2 commenti
Ciao Fausto!
Buon ritmo della narrazione. Il testo è molto inquietante. Può essere un buon inizio per un romanzo. Dove sta andando la storia? Molte domande sono aperte. Ora può essere anche un romanzo fantastico. Se vuoi strutturarlo, come ti propongo nel corso, ti aiuterà a prendere la decisione di come proseguire.
Prenditi cura della ripetizione delle parole quando passi alla fase di correzione, come gli avverbi che terminano in -mente.
Continua a scrivere :-))
Grazie mille insegnante @cristinalopezbarrio . Ho intenzione di portare la storia in una direzione più fantastica anche se non ho ancora deciso del tutto. Grazie per il tuo feedback e per il corso. Mi è servito molto!
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