Al ver la tarea “¡Preséntate!” no sabía por donde empezar. Se me ha venido la imagen del Papa Francisco en su primera aparición como papa diciéndole al pueblo: Buonasera. Toda una revolución cuando todos hablaban en latín, pero la mayoría de las veces se llega a los demás desde la sencillez, así que empiezo:
¡Hola! Me llamo Irene y no tengo ninguna experiencia sobre escritura, si como lectora, pues desde pequeña me ha encantado leer y era la oveja negra de mis amigas, ya que era la única que pedía libros por los Reyes.
Al decir que no tengo ninguna experiencia me refiero a que no sé si lo que escribo está bien o mal, si entra dentro de los cánones, si es gramaticalmente correcto, etc., pero si he escrito a lo largo de los años.
La pasión por leer y escribir me encontró en medio de una neumonía en la que no podía salir de casa, no podía ir al cole o salir a jugar, así que mi forma de divertirme en casa era viendo dibujos en televisión que después intentaba recrear (también me gusta el dibujo), leer y escribir. Así que por las tardes escribía en mi pequeño cuaderno cuentos que antes de irme a dormir les leía a mis padres para que me dieran su opinión. Teniendo en cuenta que por aquel entonces mi madre no había leído un libro en su vida y no había terminado los estudios de primaria todo eran felicitaciones como si eso fuera el principio de mi carrera como escritora, pero la vuelta a la normalidad después de mi convalecencia y acercarme a la pubertad me alejaron de la escritura por vergüenza.
A pesar de esa vergüenza, que hoy en día conservo, siempre que me encuentro mal acabo cogiendo lápiz y papel para expresar mis sentimientos y ponerles orden. La escritura me libera y quiero aprender todo lo que esté en mi mano para poder acercarme un poquito más a mi sueño de niña de escribir un libro.
También tengo el de plantar un árbol y tener un hijo, pero he probado con lo primero y no consigo ni que una planta me sobreviva a un trasplante, así que hasta no superar ese nivel no vamos por el siguiente.