Santiago Blengio

Soy de la época en que partíamos de una hoja en blanco, cuando los "bocetos" se hacían con acuarelas y lápices de color, y los artes finales se delineaban con lápiz azul y se terminaban con rapidograph en cartulina couché, con las máscaras de separación de color para que la fotomecánica supiera dónde poner las reticulas y las ilustraciones y fotografías que se entregaban aparte.
Soy de los que aprendimos photoshop, freehand y corel draw por nuestra cuenta junto a un fotógrafo amigo, y luego salimos a enseñar, y nuestros alumnos recibían el título de "máster en diseño gráfico", y nosotros... seguimos aprendiendo.
Durante 20 años en mi estudio desarrollé diseños y proyectos para grandes empresas, importantes bodegas y fábricas de chacinados, y productos lácteos, y de calzado deportivo... toda la imagen pasaba por mi lápiz, desde el logotipo a todo el packaging, catálogos y folletos. Manteniendo la línea en todos los sistemas de impresión, sea offset o serigrafía o flexografia, diseñando específicamente para cada caso.
Luego vino la etapa de los plotters, de corte y de impresión, del calibrado de las curvas de color hasta que las marcas de insumos se tomaron el trabajo de hacerlas, tiempos de especializarse en máquinas, de ser técnico en "gran gran formato" imprimiendo en equipos de 3.20 y 5 metros de ancho. Crear, diseñar, imprimir, poder hacer literalmente ésa imagen gigante que sólo estaba en un papel en blanco.
Y luego la rotulación en todas sus formas y con todos sus componentes, y el desarrollo de stands para ferias de toda Europa, además de todo lo anterior.
Éste soy yo, alguien que "llena de color una hoja en blanco" y luego deja sólo lo esencial, quien transita del lápiz azul a los leds y las pantallas gigantes.
Muchas gracias por leerlo, saludos.