Proyectos Domestika: Fotografía que rebasa el sentido de la vista

Descubre los detalles detrás del trabajo de fotografía experimental de Naroa Pérez, que envuelve al tacto en su experiencia de percepción
Naroa Pérez (@naroa) es una fotógrafa barcelonesa que ha compuesto y expuesto su obra en distintas galerías internacionales. Hoy te cuenta sobre su proyecto "Trail of Touch", (o “Rastro del Tacto”), realizado con emulsiones fotográficas reveladas sobre tela, papel de arroz y otras superficies que ella considera “sensibles al tacto”.
¡Hola! Soy Naroa, y a continuación les compartiré algo de mi experiencia y reflexiones surgidas durante la realización de este proyecto que creé bajo la premisa de que necesitamos confirmar con las manos lo que vemos con los ojos, y que consiste en impresos que recopilan imágenes que estimulan más que el sentido de la vista.
Rastro del Tacto es un proyecto fotográfico que inició en 2017. Consiste en una investigación fotográfica tanto académica como práctica entorno a la nostalgia táctil en donde el error, el azar y la repetición son conceptos relacionados con procesos. La intención detrás de este proyecto es reclamar y legitimar el sentido del tacto como el más importante de los sentidos, pues es el primero que se desarrolla y también el más primitivo.
Reflexión sobre el lenguaje del tacto
El tacto es el lenguaje de la piel. No requiere de aprendizaje, pero sí de entrenamiento. El sentido del tacto es un lenguaje mudo de apoyo mutuo. Crea redes de solidaridad emocional. Nos hace sentir parte de algo más grande. Crea comunidad y a individuos sensibles y empáticos. La nostalgia táctil es la continua necesidad de tacto/contacto.
Reflexión sobre la fotografía y la piel
La fotografía confía y se sustenta en el sentido de la vista. El sentido del tacto tiene la función de confirmar lo que vemos. La fotografía ha heredado reglas y procedimientos estrictos. Buscando la perfección de una sola manera posible. Yo he decidido incluir el error como un aspecto positivo al proceso, forzándolo con el azar y la repetición.
La piel tiene memoria, casi siempre relacionada con el dolor, o al menos normalmente, con experiencias desagradables. Recuerda el dolor pero es olvidadiza con el placer. Por eso piel busca piel.
El proceso
Decidí usar la técnica de emulsión fotográfica porque me permite utilizar un abanico amplio de materiales, creando piezas fotográficas táctiles. La forma en la que trabajo es emulsionando sobre piedra, corcho, madera, escayola, cemento, porcelana, papeles semitransparentes japoneses, etcétera, y usando materiales de fibra natural y porosos, simulé la superficie de la piel.

Para este proyecto era importante que los materiales fueran lo suficientemente resistentes para soportar los líquidos químicos del proceso fotográfico. En ese sentido, fragilidad y resistencia son conceptos que equilibran y enfrentan el sentido del tacto y el sentido de la vista. Los materiales parecen frágiles a la vista pero los resistentes en estructura.


Una vez emulsionado, el material se tiene que secar, y una vez seco ya se puede usar como material fotosensible. Este proceso se realiza con luz roja y el secado debe ser en oscuridad total. Después ya podemos poner la pieza debajo de la ampliadora, y hacer la primera prueba para saber el tiempo de exposición.

Finalmente se pasan por los químicos, revelador, paro y fijador, y lavado. El proceso varía dependiendo de cómo se aplica la emulsión, de cómo se seca, del tipo de material. Los tonos pueden salir diferentes si se aplica dos veces, o si excedemos el tiempo de revelador o de fijador. Cada vez el resultado es diferente e impredecible, lo cual hace que juguemos con la incertidumbre.

De objetos intocables a un libro multisensorial
Tras realizar todas las pruebas, conseguí crear un cuerpo de trabajo, y lo presenté en algunas exposiciones. Yo quería que la gente tocase las piezas, pero nadie lo hacía. Parecía imposible convencerles, así que busqué una solución alternativa: un libro en el cual podría reunir todas las texturas que había conseguido y que invitara a la gente a combinar la experiencia visual con la tácil.

El resultado
El libro está en formato A5 y reúne materiales como tela organdí, corcho, papeles japoneses e indio, madera, y añadí bioplástico para crear dos texturas en la tela. Es una edición limitada de 22 libros, hechos uno a uno a mano. Ha tenido muy buena acogida entre coleccionistas privados y colecciones públicas. Si quieren más información, pueden encontrarla aquí.
Este artículo fue redactado por Naroa Pérez. Si quieres conocer más del trabajo de Naroa, visita su sitio web.
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