Mi Proyecto del curso: Forjada de las Estrellas
by Ruth Elizabeth Fonseca @virnamatty
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En una mañana lúgubre y fría, nuestra querida protagonista Abby Carson Fox, se despierta con lágrimas en sus ojos carmesí, sentándose en el borde de la cama, empieza a ver a su alrededor, recordando los años que paso con sus padres, recordando lo que se sentía ser importante para la sociedad, pero ahora Abby era una amenaza para nuestro mundo. Antes de profundizarnos a este tal secreto, primero tenemos que ver el inicio para poder entender el final.
Abby Carson Fox era una joven bella, alta, respetuosa, amable y con un buen sentido del humor, la cual en ese momento tenía solo quince años, antes de que se encontrara con su propio infierno.
Abby fue una chica a la cual le gustaba tomar riesgos para su propio beneficio. Siempre decía que su cuerpo y su ser interior eran diferentes y que no se sentía ella misma con el cuerpo que poseía. Pero nunca le tomo tanta importancia.
La vida de Abby Carson Fox nunca fue fácil, ya que su padre murió por un infarto masivo el día du su cumpleaños y años después su madre se suicidó en su lugar favorito. En esos momentos el único familiar que le quedaba era su tío lejano, nunca lo había conocido ni tampoco lo había escuchado salir de los labios de su padre.
Aunque Abby nunca había oído de su tío, al tribunal no le importo lo que hizo hacerle ganar la custodia de Abby. Abby nunca estuvo tranquila en vivir con su tío ya que para ella era un completo extraño.
Después de que le dieran la custodia de Abby a su tío, ella tuvo que mudarse con el instantáneamente lo que la hizo sentirse vendida a un hombre extraño.
Cuando llegaron a lo más profundo del bosque la casa de su tío se veía oscura y maltratada como esas casas abandonadas, lo primero que Abby tuvo que soportar eran todas las miradas que su tío le hacía cada vez que ella estaba cerca de él. Se sentía tan sola y devastada que no sabía cómo controlar la situación. Todos los días iba acercándose más a ella y pasando los limites acordados por el jurado, pero, aunque Abby quería decirle a todo el mundo lo que pasaba, sabia de que si hablaba se quedaría sola en un orfanato.
Pasaron cuatro años de tortura, dolor, tristeza y depresión, pero Abby nunca se dio por vencida, sabia de que algún día ella iba a romper todas esas cadenas que poco a poco la hundían en lo más profundo del abismo y cada vez ese abismo se volvía más sombrío y pesado. Pasaron los años y Abby creció haciéndose más fuerte y cada vez más astuta. Un día su tío, llego a la casa ebrio tratando de abusar de su sobrina, mientras ella dormía en el sofá. Como ya saben el tío siempre trato de abusar de Abby y mientras pasaba el tiempo ella aprendió a controlar sus sentidos, aprendió a cómo responder a un ataque, saber dónde está su enemigo con los ojos cerrados y como matar a alguien. Volviendo al momento donde Abby estaba dormida, su tío empieza a pasar sus manos entre las piernas de su sobrina tratando de algún modo satisfacerse en ese acto. Como no lograba satisfacer sus necesidades enfermas apto por tratar de bajarle el pantalón, logrando bajar el pantalón de Abby procede a tocar suavemente sus partes íntimas. Abby con su mano izquierda agarra un jarrón y lo impacta contra la cabeza de su tío, dejándolo a este medio desorientado. Lo agarra de sus piernas y lo jala hacia la parte trasera de la casa, amarándolo a una mesa y poniendo su cabeza dentro de un microondas. Al día siguiente el tío despertó tratando de moverse y entender q rayos hacia su cabeza dentro de ese microondas, aparece Abby enfrente de él, con una cara seria, pero a la vez aliviada. Procede a hablar:
- He esperado tanto tiempo, para verte de esa forma.
- Se ríe sarcásticamente, ¡déjate de idiotez y desátame!
- Te ríes como si tuvieras opción, no tienes opción, se acabó… he sufrido bastante tiempo, es hora de que enfrentes las consecuencias.
- No te creo no tienes las agallas, nunca las has tenido.
- ¿Eso crees? Mírame a los ojos y dime si no tengo el valor.
- Entonces hazlo, mátame, pero llevaras siempre mi muerte en tu conciencia.
- Tal vez tengas razón, pero seré libre después de catorce años, además yo no te voy a matar, la maquina lo hará (señalando con sus ojos).
Abby se acerca al oído de su tío y le dice: Ahora de jugar. Prosigue a prender el microondas y se va. Escuchando los dulces gritos de su abusador.
Pasaron varios meses…
Para Abby no fue fácil adaptarse nuevamente a la sociedad ya que las únicas personas que le daban absoluto apoyo y amor se habían ido para siempre, ahora ella tendría que enfrentar sus propios miedos o como algunos dice enfrentar sus propios demonios. Abby se encontró con mucha gente buena como mala, cada noche miraba a las estrellas en aquel cuarto tan pequeño como una cárcel, el cual fue dado por una señora que tuvo la oportunidad de conocer a su madre, recordando su niñez tan buena que pudo tener, recordó cuando esperaba a su papá parada en frente de la puerta a las ocho en punto de la noche sin falta ni retraso, recordó la emoción que producía su cuerpo al ver la manija moverse, recordó la felicidad que expresaba su padre al verla, como la elevaba por los aires dándole un montón de besos como pudiera por todas partes, recordó como la posaba en su pierna a la hora de ver televisión, recordó como al quedarse dormida en el regazo de su padre sentía el cálido beso de el en su mejilla, recordó la melódica voz de su madre al cantarle la canción del Mago de Oz.
Abby se quedó dormida en su pequeña y fría cama pensando y recordando la magnífica niñez que tuvo con esos hermosos padres que la vida le pudo dar. A la mañana siguiente Abby fue al trabajo, ella era mesera de medio tiempo en una cafetería llamada KOKO, trabaja de seis de la maña hasta las tres de la tarde después de eso estudiaba en un instituto pequeño el cual no tenía buenos profesores, pero no le importaba mucho, lo único que le importaba era aprender al menos lo mínimo.
Le gustaba llegar a la cafetería e inhalar ese olor a café recién hecho, le encantaba conversar con sus colegas y comer fideos instantáneos con ellos, también le encantaba atender a sus clientes, aunque algunos de ellos se sobrepasaban con ella.
Así era la vida de Abby Carson Fox era una vida como cualquier chica que quiere emerger de la oscuridad. Una mañana como cualquiera Abby se levanta cerca de las cinco de la mañana, se sienta al borde de la cama poniéndose sus sandalias, luego se sirve un vaso con agua del grifo esta no era tan sabrosa aunque en realidad el agua no sabe a nada, esta agua sabia a cloro, ya habiendo tomado el agua tomo una ducha, algunas veces el agua salía tibia, otras veces caliente que eran muy pocas y otras veces frías pero tan frías como si se estuviera bañando con agua helada del refri, ya parada dentro de la ducha cruzaba los dedos para que saliera agua caliente o por lo menos tibia pero no, ese día no era un día de suerte el agua salió completamente fría ni si quiera fría si no helada, pero no podía hacer nada, se ducho rápidamente y salió diez minutos antes de su apartamento.
Al llegar a la cafetería saludo a todos sus compañeros y empezó a bajar las sillas de la mesa mientras su amiga Teresa trapeaba el suelo, aun cerrado el local entra un joven de belleza tremenda, era alto, con ojos azules, vestía una camisa color negro, jeans azules, zapatillas Nike blancas y unos anteojos de luna color negro oscuro, su rostro era refinado, su espalda era tan gruesa que parecía que en cualquier momento se rasgaría la camisa, sus labios eran rosados y carnosos que te daban ganas de besarlos.
Abby se había quedado literalmente petrificada en frente de el este la miro alzando la mano la sacudió mostrando un saludo amistoso, Teresa le grita a Abby diciéndole que lo atendiera, segundos después Abby regresa a sus cávales y dirige a aquel chico a un asiento al fondo, los asientos eran de color naranja y muy bien acolchonados, la mesa reluciente que hasta podías observarte en ella, el aroma delicioso y cálido como siempre, el clima era lluvioso lo que le encantaba a Abby ya que podía observar las gotas caer lentamente por la luna del local.
- ¿Qué desea tomar señor?
- Un frappuccino por favor
- En seguida. Dándose la vuelta para pedir la orden
- Ah y una rosilla de manjar también por favor. Le dice agarrando su muñeca suavemente con las yemas de sus dedos.
- Claro, ahorita se lo traigo. Le contesto enrojecida.
- Muchas gracias.
Después de que aquel chico tan atractivo termino de comer, se levantó y se marchó sin decir nada más. Abby estaba en la parte de atrás lavando los servicios de pronto escucho las campanillas de la puerta sonar y salió corriendo como una bala, Teresa la miro y le dio los diez soles que había dejado el chico para ella.
Después de ese encuentro con aquel chico Abby se sintió alegre todos los días, era como si le hubiera hechizado para sonreír siempre incluso en los días malos, pero como dicen hay que ponerle buena cara al mal tiempo.
CAPITULO 2:
Después de aquel encuentro, Abby no dejaba de pensar en el suave toque de los dedos de aquel muchacho en la cafetería. Días después, Abby llegó al trabajo unos minutos retrasada, entró al local, el cual ya no tenía aquel olor de café tan delicioso, lo único que observaba eran personas desalojando las máquinas, las mesas, las sillas y había un montón de papeles en el suelo. Ella no sabía lo que ocurría en ese momento hasta que detrás de ella apareció su querida amiga Teresa.
- Teresa, ?qué está ocurriendo? Dijo Abby con un rostro de confusión.
- Se trata del jefe.
- ¿Qué pasa con el jefe?
- Pues acabo de hablar con su esposa, dice que no está en condiciones de gastar su dinero en una cafetería y que lo cerrará.
- Pero… ¿porqué de la noche a la mañana?
- No lo sé, pero yo que tú, empiezo a buscar otro trabajo.
Es verdad que cuando uno tiene que empezar de nuevo es difícil y más por lo que cada uno experimenta, pero que tal si lo vemos como una victoria, pasamos por cosas que nos lastiman y creemos que nunca vamos a salir o que si salimos volveremos al mismo sitio de donde empezamos, pero les digo algo, aunque pensemos de que estamos derribados y de que ya no tenemos municiones, siempre habrá un sol que iluminará el camino, una pisca de luz que nos dará vida y esperanza.
Ahora Abby dependía de ella misma y eso le hacía sentirse viva una vez más. Se inscribió en una universidad para poder estudiar biología marina con todo el dinero que había ahorrado en los años de mala suerte, se compró un apartamento, conoció a mucha gente que la respetaba y la querían mucho, pero aun así con todas las cosas que logró obtener, nunca se olvidó de sus padres, siempre los mantendría en sus recuerdos.
En una mañana soleada, Abby Carson despertó con el sol deslumbrante acariciando su cuerpo, ésta abrió con gran lentitud sus ojos poniendo su mano derecha sobre su rostro para poder observar con más facilidad, ya que la luz que emanaba en las afueras de su apartamento no le permitía abrirlos, al despertar sintió el olor de las flores las cuales se encontraban en el borde de su ventana, se estiró lentamente en las suaves sábanas blancas, prosiguió a sentarse en medio de la cama y observar la hermosa vista que le otorgaba ese cálido día, ya que al frente de su cama había una gran mampara que se desplazaba de extremo a extremo.
Abby se levantó dirigiéndose un poco soñolienta a la cocina, cogió un vaso, luego una jarra con agua; ella en vez de servirse el agua en el vaso, lo que hizo fue beber de la misma jarra, casi un litro de agua.
Quiso poner un poco de música, puesto que le gustaba preparar sus alimentos con diversión.
- Oye Aurora ¿quisieras poner mi música favorita?
- Poniendo música.
Lo que había hablado unos segundos atrás fue su programador de voz, este objeto hacia cualquier cosa que ella deseara, hablar con sus amigos, hacer pedidos de comida o del supermercado o preguntar algo por internet. Ahora de seguro se estarán preguntando dónde estaban los celulares o si aun existían, pues sí, aun existían, pero mayormente Abby solo lo usaba cuando salía a su facultad.
De pronto todo el apartamento empezó a producir la canción Riccione de la banda Thegiornalisti y así como todo su repertorio. Abby empezó a preparar un jugo de naranja, giró la llave de la hornilla cogiendo un fósforo para encenderla, sacó una sartén de acero la cual deslumbraba como un espejo, luego tomó de su alacena una espátula color rosada colocándola en el borde de la sartén, después agarró el aceite de oliva la cual se encontraba en medio de la sal y la pimienta, su cocina era una cocina minimalista todo era plateado con blanco, luego de haber sacado todo lo que necesitaba, prosiguió en desenroscar la tapita del aceite echándolo lentamente en la sartén, este caía tan lento que se veía un delgado hilo, lo dejó reposar unos segundos, luego tomó un huevo de la cesta la cual se encontraba al lado de los condimentos, golpeó delicadamente el huevo contra el borde de la sartén y lo dividió haciéndolo caer para freírlo. Después de haber preparado su desayuno se sentó en la mesa para disfrutar su rico huevo revuelto, mientras Abby comía y la música sonaba, observó la hora en el reloj de la pared, este apuntaba las 7:30 de la mañana, quedando aun suficiente tiempo se dirigió a la bañera, mientras caminaba se quitaba la ropa al ritmo de la música y ya en la bañera prendió sus velas aromáticas relajándose profundamente.
Luego de haber disfrutado de un refrescante y agradable baño, se fijó en la hora de su celular y ya eran las 8:00 de la mañana, Abby se apresuró en secarse el cabello con la secadora, corrió hacia su habitación tirando todas las almohadas al suelo, arreglando velozmente su cama; se retoco un poco, se roció una buena cantidad de perfume y salió literalmente saltando de su departamento. – Aurora, nos vemos más tarde, activa las alarmas de seguridad, gracias, dijo Abby con la voz ahogada y agitada.
Abby estando ya en el sótano del edificio donde vivía, abrió su bolso repletó de libros y unos cuantos postres para las clases para cuando tuviera hambre, pero notó que las llaves de su coche no estaban en su bolso, volvió a fijarse en la hora y ya iba 15 minutos atrasada, no tuvo tiempo para subir de nuevo y buscar las llaves, ya que cada vez que disfrutaba de un buen baño se relajaba tanto que perdía la noción del tiempo y en dónde había dejado sus cosas el día anterior.
Abby corrió con todas sus fuerzas yendo hacia la estación del bus, aunque de todas maneras llegaría muy tarde, debido a que el único autobús que pasaba por donde vivía tomaba otra ruta más larga para llegar a la facultad. Ya estando Abby en la estación de autobús apareció de lejos un Ferrari color negro estacionándose en la tienda que había al frente de donde se encontraba ella. Del Ferrari apareció un chico con camisa celeste, unos pantalones de vestir color negro, lentes con lunas transparentes de color azul, unos zapatos de vestir color negro y un chaleco también negro encima de su hombro derecho, su caminada era lenta y con estilo, su estatura de lejos parecía de un metro setenta y cinco, el chico entró a la tienda sacándose los lentes. Abby se acercó al auto de aquel para comprobar si era un estudiante o si tan solo era una persona que podría llevarla a su facultad.
Acercándose al auto encontró una mochila roja de cuero con libros desordenados y amontonados, esta se alegró de haber tenido suerte en encontrar a un estudiante, se dirigió a la tienda abriendo la puerta mientras sonaba las campanillas, al pasar encontró al chico en la sección de golosinas. Abby lo miraba desde la sección de yogurts, era tan guapo y alto desde cerca, su perfil era tan refinado, pero a la vez tan, tan…, su espalda era ancha que se notaba completamente lisa su camisa. Abby no podía decir con perfección como se sentía ella misma al ver su rostro de aquel chico, sus labios eran jugosos y carnosos y desde donde estaba emanaba un olor tan varonil, era un aroma que hacía estremecer el cuerpo de cualquier chica. Él alzó la mirada y vio de reojo a Abby dirigiéndose a la caja de pago, Abby cogió un yogurt de lúcuma y se dirigió también a la caja colocándose a la derecha del chico pagando las cuatro gomitas que había agarrado con una gaseosa sabor lima limón, la cajera impresionada por la belleza de aquel, le entregó temblando una pajita para su gaseosa. El chico alzó la mirada viendo fijamente a los ojos de la cajera. – Gracias, linda, y se retiró de la tienda. Abby mirando todo lo que pasaba desde un costado, pensó – Wow, ese chico mata a cualquiera, Abby desesperada por preguntarle al muchacho si podría llevarla a su facultad, salió de la tienda sin haber pagado el yogurt y fue corriendo hacia él agarrándolo del brazo. – Dios, eres tan fuerte, se dirigió al extraño chico.
- ¿Qué deseas? ¡Suéltame!
- Ah sí, perdón, me podrías decir si… ¿estudias en la facultad de biología marina?
- ¿Por qué la pregunta? no deberías hablar con extraños, ¿sabes?
- Ya soy grande, sé con quién hablo.
- Podría ser un acosador.
- No lo creo, se ve que eres un chico que nació en cuna de oro y también por tu mochila y tus libros desordenados seguro no te llevas muy bien con papi.
- Oye…
- Ah y también por la manera en que te diriges a las personas y por tu forma de caminar.
- ¿Eres adivina o algo parecido?
- No, cualquiera se daría cuenta.
Él sonrió y acorraló a Abby contra su coche, acercándose a su cuello lentamente. Abby reacción rápidamente agarrando su brazo izquierdo dándole un giro a su muñeca y poniéndolo de rodillas.
- ¿Qué crees que haces? Dijo Abby girando aún más fuerte la muñeca.
- Dios, eres psíquica y luchadora, ¿segura que eres mujer?
- Te juro que te voy a romper cada vertebra de tu cuerpo ¡idiota!
- ¡AY! Duele, está bien, me llamo Jackson, ¿qué es lo que quieres, dinero? puedo dártelo.
- Por Dios, ustedes los niños ricos tienen el cerebro podrido, no importa ¡lárgate!
Abby soltó a Jackson, yendo nuevamente a la tienda ya que recordó que no había pagado su yogurt, así que entró a la tienda mientras que Jackson caminaba con sus manos dentro de sus bolsillos del pantalón lentamente detrás de ella. Abby sacó de su bolso su billetera blanca con diseños de rosas celestes, tomando dos monedas de cincuenta centavos cada una, se las entregó a la cajera pidiendo disculpas con una reverencia. Abby salió de la tienda molesta chocándose con el pecho de Jackson, ella se sobó su frente alzando la mirada, Jackson bajó la mirada con una sonrisa coqueta.
Abby retrocedió tres pasos alejándose de ese cuerpo fornido, ella empezó a caminar hacia la estación del autobús, mientras que Jackson sonreía sigilosamente detrás de ella. Abby se sentó en los asientos de espera, Jackson entró a su carro dirigiendo su mirada en Abby.
- Si quieres te puedo llevar a la facultad, ¿qué dices?
- No gracias, me las puedo arreglar sola.
- ¿Segura? Porque hace unos minutos cuando estabas pagando tu yogurt ya había pasado el autobús… y hasta que vuelva a pasar por acá creo te quedarías todo el día sentado.
Abby lo miró con esas miradas cuando quieres matar a esa persona…
- Tú decides. Le dice Jackson, ya no con una sonrisa coqueta si no con una sincera.
- Está bien, gracias.
Abby se subió al auto, entretanto Jackson lo encendía. Todo el viaje, Abby estuvo tensa mirando a cada minuto el rostro de Jackson y este sonreía cada vez que ella volteaba a verlo. De pronto a unas cuadras de la facultad el semáforo los detuvo unos cuantos segundos, Jackson giró su cabeza mirándola dulcemente, Abby lo miró también y luego de haberse mirado todo el tiempo que les otorgó el semáforo volvieron a ponerse en marcha, hasta que llegaron a las puertas de la facultad. Jackson se bajó del auto dirigiéndose hacia el lado de ella, le abrió la puerta y Abby salió quedando frente a él. - Gracias por haberme traído, otorgándole una sonrisa. Jackson la miró y asintió con la cabeza. Abby corrió hacia la puerta subiendo las escaleras y antes de entrar a la facultad giró un segundo para mirar a Jackson. Ya estando dentro, corrió con todas sus fuerzas hacia su primera clase la cual estaba en el sexto piso al final del pasillo, tenía un letrero grande en la puerta que decía ¨Aula de investigación marina¨, entró con su bolso cayendo de su hombro con la cara sudada y con el cabello hecho un desastre, el salón estaba oscuro, la única luz que yacía en ese lugar era la que emanaba del proyector que usaban para las exposiciones, Abby se desplazó de manera delicada y reservada a su asiento, sacando su laptop color blanco con retoques de mármol y un mouse color blanco con el mismo diseño.
CAPITULO 3:
Mientras que Abby estaba escuchando las exposiciones de sus compañeros de salón, Jackson se hallaba sentado en su coche con una bolsa de gomitas en su mano derecha y la gaseosa en la mano izquierda, empezó a introducir tres gomitas a la gaseosa, lo sacudía y procedía a beber, así hasta acabar. Ya acabado su pequeño refrigerio se estiro en su asiento dando un gran bostezo, salió de su caro asegurándolo con sus llaves, cogió su mochila con sus libros desordenados y se dirigió dentro a la facultad. Abby fue llamada a salir al frente para dar su punto de vista de las exposiciones dadas ese día, Abby se paró dirigiéndose al atril. Mientras ella daba su punto de vista Jackson se acercaba cada vez más a su salón. – Ya para finalizar, es muy importante saber todo lo que pasa en la tierra como en el mar, por esa razón elegimos esta carrera, para conocer los secretos del océano. Gracias por su tiempo. Abby culmino su pequeña exposición, bajándose del atril da una reverencia y empieza a subir las escaleras del salón para dirigirse a su asiento, de pronto mientras subía por el lado derecho, Jackson abre la puerta y entra al salón con su mochila en el hombro derecho sentándose en cualquier sitio que estuviera a su alcance, Abby noto que alguien había entrado, pero no le dio importancia o no al menos hasta que prendieran las luces. El profesor después de haber escuchado el punto de su alumna prosiguió a encender las luces del aula, el cuerpo de Abby empezó a contraerse, no sabía qué hacer, asique lo único que hizo fue quedarse petrificada en las escaleras hasta que el profesor comenzó a hablar.
- Vaya, bienvenido señor Jackson, ¿que lo trae por aquí?
- Pues… esta es mi primera clase.
- Claro, de eso no hay duda, se acordará que hoy le tocaba exponer ¿verdad? Ya que la semana pasada no se presentó ni la semana anterior de esa.
- La verdad, no me acuerdo, creo que tendrá que ponerme una nota desaprobatoria.
- ¿Se rinde tan fácil señor Jackson? Por favor pase al frente, al menos improvise.
- No creo que sea buena idea, no tengo nada.
- Por favor, pase usted.
Jackson bajo las escaleras mirando al profesor hasta llegar al centro del salón, ya estando al frente del profesor, dirigió una pequeña mirada a Abby otorgándole una cálida sonrisa. El profesor se dio cuenta inmediatamente de la situación y ordenó a Abby regresar a su asiento. El profesor volvió a dirigir su mirada a la de Jackson dejando todo el espacio del maestro para él.
- Muy bien, señor Jackson puede comenzar.
- Le he dicho que no tengo nada preparado.
- Y no se le ocurrió en esa mente estúpida que tiene que solo piensa en lujos, pasar por mi salón y pedirme salvarle este curso, porque si no está enterado va a repetir mi curso.
- La verdad… Si me paso esa idea por la cabeza, pero nunca le pediría un favor a una persona como usted.
- ¡Como yo! Como te atreves mocoso insolente, a hablarme de esa forma. Se dirigió a Jackson bajando las escaleras rápidamente.
Ya estando el profesor frente a Jackson, ambos no apartaban su mirada de ninguno de los dos, su mirada de ambos era desafiante.
- Escucha… mi querido Jackson (posando su mano sobre su hombro) no creas que solo porque tu tío sea mi amigo de la infancia y me haya ayudado con algunos problemas económicos, te salvaras de mí. Le dijo susurrándolo en su oído.
- Y usted no crea que por ser profesor necesita el respeto de todos, ¿o sí?
- No sé de lo que hablas. Lo mira con nerviosismo.
- ¡Ay! Por favor, mi querido profesor yo sé que le gusta mucho el juego de hacerse pasar por un casanova.
- ¡Como te atreves idiota!
- Bueno me atrevo porque tengo pruebas, si así es, grabe todas las veces que se cogió a cada profesora de esta facultad.
- Eso es mi vida personal.
- Por su puesto, pero según las reglas de ética y normas, hacerlo dentro de un lugar público es un delito ya sea menor o no.
- No te saldrás con la tuya niño.
- Creo… Que ya lo hice, que disfruté su tarde profesor. Ah y si me reprueba, mi celular ira directo a la sala del rector. Buenas tardes con todos. Se dirigió a sus compañeros con una reverencia.
Jackson empieza a subir las escaleras con un aire de héroe, cuando llega a la parte donde estaba la fila de Abby dirigió su mirada hacia donde estaba ella dándole su mano para que lo siguiera. Abby no sabía qué hacer, estuvo mirando los ojos de Jackson por varios segundos hasta que guardo sus cosas y poso su mano sobro la palma de Jackson. El sostuvo la mano de Abby con una sonrisa en su rostro. Ambos salen del salón corriendo, ella agarrada con rigidez de la mano de Jackson empieza a reír, los dos cruzan miradas y empiezan a reír mientras corrían por todos los pasillos. Mientras corrían algunos estudiantes los miraban con una gran confusión en sus rostros y otros con una gran sonrisa en sus caras, ya que muy pocos entendían el significado de… Algunas veces es mejor solo desconectarse de todo hasta de ti mismo, con el propósito de encontrar tu camino nuevamente.
Abby y Jackson salieron de la facultad bajando las escaleras con gran velocidad, los dos subieron al auto, el encendió el coche dirigiéndose a donde sus corazones lo dictaran, Jackson converso mucho esta vez con Abby, preguntándole como se sentía, su pasado, su presente y lo que decidiría en su futuro, Abby le conto todo sobre ella excepto que mato a su tío, cambio la historia solo un poco. - Mis padres murieron cuando era adolescente, la corte me dejo con mi tío lejano, el me acosaba cada noche, pasaron unos cuantos meses y junté el coraje suficiente, le conté a una de mis vecinas y esta me ayudo llamo a la policía y me crio. Después de haber contado toda su vida, ella prosiguió a preguntarle la de él, Jackson la miro con sus ojos impregnados a los de ella, de repente Jackson frena en seco, la inercia del paro impulso a ambos cuerpos salir para adelante, por suerte tenían el cinturón de seguridad puesto. Ambos levantan sus cabezas y se topan con un hermoso atardecer en la playa, la arena era blanca y suave pareciera si caminaras en un montón de algodón, el mar era celeste, se notaban sus pies cuando caminaban en ella, era fría, pero pasando algunos minutos se entibiaba. Abby salió del coche con tal velocidad que lo primero que hizo ya estando afuera fue ir al mar, Jackson se quedó en el auto esperando lo que aquella chica de cabello ondulado y largo haría.
Mientras tanto Abby corría hacia el mar, pero unos pasos antes de tocar el agua con sus pies se detuvieron, introduciéndose lentamente al mar, ya estando adentro del mar, el cual la alcanzaba hasta su cintura procede a sumergirse, Jackson miraba desde el auto con gran tranquilidad y serenidad. Luego de casi dos minutos Abby sale del agua con gran impulso respirando a gran velocidad empieza a reír de alegría, posteriormente sale del mar echándose en la blanca y suave arena, mirando el cielo color naranja con tonos rosados empieza a recordar el poco tiempo que tuvo con sus padres. Jackson salió del coche dirigiéndose a Abby se echa a su costado mirando también el cielo, Abby sollozando es interrumpida por Jackson.
- Bueno… ya que te has desahogado, creo que es mi turno de contar mi historia.
Abby calmando sus emociones gira su cabeza concentrando su mirada en Jackson, este comienza a contar su historia sin mirar una sola vez a Abby.
- Yo tendría… unos cuatro años desde donde puedo recordar, mis padres eran muy alegres entre ellos dos, viajaban mucho y cuando regresaban yo me alegraba, solo me traían juguetes pero nunca me trajeron un beso con ellos o un abrazo, nunca me tomaban atención solo me llevaban a sus estúpidas fiestas donde ni si quiera podría disfrutar de ellas, me dejaban solo en el hotel con mi ropa de gala puesta y yo miraba desde la ventana de la habitación a todos los niños jugar con los otros niños mientras que sus padres conversaban, por una parte era bueno quedarme en la habitación, siempre me quedaba con mi criada, se llamaba Rosell era un ser de color, era tan cálida cuando me abrazaba, su mirada tan conmovedora que te perdías en ella, sus caricias me reconfortaban, sus besos me daban paz, su voz a la hora de desearme buenas noches me quitaban el miedo. Rosell siempre me tranquilizaba cuando llegaban mis padres, me decía que me consideraba su propio hijo. Un día mi madre vino de un viaje con mi padre, arme todo el coraje para hablarle y abrazarla así que lo que hice fue ponerme frente a ella, me miro y luego me empujo para que pudiera caminar, ese día rogué a Dios matar a mis padres y… creo que me escucho. Esa misma noche mis padres hicieron una fiesta en la casa me enceraron como siempre, mi venta del cuarto daba al patio donde se daba la fiesta miraba como se divertían, era como si nunca hubiera nacido, mire al cielo la luna era hermosa estaba completa, reluciente y redonda a la perfección, de repente hubo un gran terremoto todo empezó a moverse no podía mantenerme de pie, vi como la fuente se rompía y el agua se rebalsaba, me escondí debajo de la cama ya que sabía que el cuarto estaba con llave. Después de varios minutos vinieron a buscarme unos sirvientes, pasaron varias horas y me dijeron que mis padres habían muerto, yo estaba feliz ya no tendría que vivir con aquellas personas solo con mi querida Rosell, pero como dice mi tío cuando pides algo siempre hay un precio que pagar. Busque varios días a mi querida Rosell mientras los sirvientes me cuidaban, aprendía muchas cosas de ellos una de ellas fue a sobrevivir.( Abby lo escuchaba atentamente sin hacer ningún mínimo ruido ni su respiración se escuchaba) estuve un año completo con ellos y una maña me dijeron de que habían encontrado el collar de perlas de Rosell, era uno de los regalos de su difunto esposo quien murió de una enfermedad extraña, sentí que mi vida se rompía en pedazos, la mujer a la cual una vez la considere mi madre se había ido con mis verdaderos padres, desde ese momento me arrepentía todas las noches de la petición que le hice a Dios, ella no debió morir( dijo llorando incontrolablemente) Después mi tío de parte de mi padre me acogió era rico y… me crio con las bases de esa categoría de personas, pero nunca olvide lo que aprendí con mis amigos de color. Y aquí estoy tratando de llevar una vida plena, con valores los cuales me enseño mi tío, pero a la vez con la vida dura y las decisiones que tome para hacerme más fuerte. Por eso te traje aquí, porque aquí es donde pasaba los más hermosos momentos con Rosell.
Después de haberle contado su historia a Abby, Jackson se metió lentamente al mar e hizo exactamente lo que Abby hizo al principio, se sumergió y al momento de salir grito con todas sus fuerzas – ¡Rosell, perdóname! Si tan solo pudriera regresar el tiempo…, salió del mar extendiendo su mano a Abby esta tomo su mano y regresaron al auto. Pasaron varios meses y Abby no vio a Jackson ni una sola vez en esos meses, se sentía sola, confundida y afligida, lo extraño era que no sabía porque, no sabía porque aquel chico alto y atractivo de ojos verdes como el olivo no aparecía nuevamente en su vida. Concurrieron tres semanas, Abby no se encontraba con buenas calificaciones debido a lo de Jackson, ya que había hecho una conexión con él, la vez que escucho atentamente su trágica historia. En un amanecer frio y lluvioso viendo por su ventana sentada en su escritorio color blanco con un café caliente en sus dos manos vio a Jackson, ahí estaba el, comprando lo mismo que compro en el momento que se conocieron, ella no lo podía creer, él estaba ahí a unos cuantos pasos de ella, lo único que tenía que hacer era bajar en el ascensor, salir del edificio y dirigirse a él. Ya estando fuera del edificio Abby vio por todas partes, pero no lo encuentro, solo observo a unas dos cuadras de ella un Ferrari color negro el mismo donde Jackson la llevo a la facultad. Y de esta forma Abby decidió olvidar todo sentimiento que había provocado Jackson en ella.
CAPITULO 4:
Abby había olvidado todo lo que ocurrió esa tarde junto a Jackson, pero sabía que dentro de ella aun pensaba en él. Ella tuvo que trabajar y estudiar con todas sus fuerzas puesto que los meses pasados sus calificaciones habían bajado. Trabajo de medio tiempo como pasante en una editorial todas las mañanas, luego regresaba a casa se tomaba una ducha y se dirigía a la facultad, tuvo que tomar los cursos de noche ya que era lo único que le quedaba hacer. Cada noche, no muy seguidas sentía que alguien la miraba, en sus momentos de ilusiones siempre espero que saliera la figura de Jackson entre las sombras, pero… eso nunca ocurrió. Unos meses después antes de graduarse como científica marina, su profesor le recomendó ingresar en un proyecto el cual sería dirigido por el mismo y financiado por la misma facultad, esto ayudaría mucho a Abby en su certificado como científica marina, ella acepto el proyecto sin dudas agradeciendo a su profesor por darle esta oportunidad.
El 13 de diciembre un día antes de ir a una isla lejana de la costa para investigar sus animales marinos y especias que otorgaba aquella isla. Abby sueña con Jackson, nunca había soñado con él y no sabía por qué ahora, ¿porque un día antes de aquel día tan especial? Soñó que bajaban de las lanchas para investigar la isla, todos se separaron y ella se fue por otro lado, ya que siempre le encanto trabajar sola sin compañeros ni interrupciones (podemos recordar de que Abby no era así, pero desde que desapareció Jackson se encerró en su mundo), caminando por la isla encontró una cueva con forma de rostro humano y a la entrada estaba Jackson quien le advirtió no entrar en aquella cueva, de pronto Jackson empezó a disolverse en pequeños trozos.
Abby se despertó ignorando aquel sueño que había tenido, preparo sus cosas y salió de su edificio dirigiéndose a la facultad, de ahí irían a la playa dentro de un autobús pagado por la facultad. Ya estando en la playa había una gran lancha, era blanca con bordes de color a amarrillo, todos empezaron a subir, ella subió al último, ya estando adentro vio al quien manejaba la lancha de espaldas, pero de igual forma no le dio importancia, lo único que deseaba era acabar con sus estudios y empezar con sus sueños e ideas. Paso una hora y media para llegar a la orilla de aquella isla desconocida, todos bajaron con entusiasmo menos Abby, nuevamente Abby espero que bajaran todos sus compañeros para que ella pudiera bajar ultima. Mientras se ponía de pie sintió como su cabeza le daba vueltas, pensó que tal vez era el viaje ya que nunca había viajado más de veinte minutos en el mar, no quiso pedir ayuda a nadie decidió bajarse de la lancha por su cuenta, ya estando al borde de la lancha para saltar, aparece Jackson cargándola y bajándola a tierra firme, no podía creer lo que estaba sucediendo, lo miro mientras este la bajaba, ella lo miro con el ceño fruncido – ¿Estas bien? pregunto Jackson con preocupación, ella no dijo ni una sola palabra lo único que hizo fue abrazarlo con todas sus fuerzas, el no reacciono a ningún movimiento solo dejo que lo abrazara, hasta que Abby lo soltó, Jackson la observo – Te explicare luego, primero vayamos con el grupo. Se reunieron con todo el grupo, el profesor procedió con la explicación, ya habiendo terminado de dar las instrucciones entrego a cada uno de ellos especias, algunos frascos y unos tipos de goteros, eran como veinte estudiantes se separaron en dos cada grupo. Mientras Abby y Jackson caminaban juntos, ya que antes de que algún compañero le pidiera a ella ser su compañera Jackson la tomo de la muñeca llevándola a explorar aquella isla con él, mientras tanto Jackson estaba mirando la textura de la tierra, rocas, plantas y algunas cosas más, Abby estaba encargada de anotar cada palabra que el pronunciaba. Ella lo miraba sin decir ninguna solo cosa quería que el que iniciara fuera el, pero como Jackson no dijo nada durante más de treinta minutos Abby hizo a un lado sus ideas.
- ¿Por qué desapareciste? Se dirigió Abby a él frenando sus pies contra la arena
- Mi tío murió una semana después de esa tarde
- ¿Y esa es una excusa para desaparecer más de seis meses?
- No… tienes razón. Lo encontré muerto sentado en su silla color rojizo, siempre se sentaba allí para pensar, aún no sabemos quién lo mato no dejaron ni huellas ni ninguna pista en especial. Se que debí contactarte, pero era la única familia que me quedaba puesto que mi tío nunca pudo tener un hijo.
- ¿Nunca tuvo una esposa?
- Si alguna vez la tuvo… hasta que se la rebataron de sus brazos, la encontró sentada en su lugar favorito, antes de morir ordeno en hacer un pequeño jardín solo para ella y es ahí donde la encontró sentada en la banca que estaba en medio del jardín, de igual forma que mi tío nadie supo quien la mato.
- Perdóname, no debí preguntarte nada, ni siquiera somos amigos
- ¿Quién dice que no lo somos? Le dijo Jackson con una sonrisa pícara a Abby. Desde esa tarde donde te conté mi historia fue el mejor momento que he pasado en toda mi vida, además… ¿Te acuerdas esa vez cuando trabajabas como mesera en una cafetería?
- Si, ¿por qué?
- Bueno… Yo era ese chico de camisa negra, cuando te vi en la tienda no te distinguí mucho, pero en el viaje a tu facultad no lo podía creer, la chica la cual había llamado mi atención estaba sentada frente a mí.
Jackson no pudo contenerse así que se acercó a ella como un rayo, la abrazo rodeándola con sus fuertes brazos, ella coloco sus brazos alrededor de su cuello, él no quería un beso ni sentir deseo lo único que deseaba en ese preciso momento era sentirse a salvo con ella, aquella chica de cabello ondulado, con piel morena suave como la lana de una oveja, de ojos color celestes como el agua y de cuerpo frágil y cálido. Jackson coloco su frente con la de ella acariciando sus manos y dirigiéndolas a sus labios para besarlas.
- ¿Qué vas a hacer ahora que tu tío murió?
- Pues… me paso toda su herencia, así que no me preocupo así que tú tampoco deberías hacerlo, ¿está bien?
Después de haber disfrutado aquel momento tan mágico, Abby se introdujo un poco más en la isla, ya que solo habían transcurrido la costa de aquella isla, depende mientras Abby se introducía más y más se topó con una cueva con forma de rostro humano, llamo a Jackson y este se quedó perplejo, no sabían lo que era y mucho menos lo que pudiera haber adentro, pero de todas maneras entraron ambos muchachos en aquella cueva.
Ya estando dentro de la cueva, Jackson miro hacia tras para ver si aún se notaba la luz del exterior, pero esta se notaba muy pobre.
Los ojos de Abby estaban iluminados como un árbol de navidad, se sentía diferente como si ese lugar místico fuera parte de ella, por otro lado, Jackson estaba preocupado e inquieto, no sabía con que podrían toparse.
- Hay que adentrarnos un poco más. Dijo Abby con sus ojos abiertos como si viera un fantasma.
- ¿No te parece que ya es hora de volver con los demás? No sabemos que hay más adentro. Le dijo Jackson agarrándola de la muñeca.
- Ay, vamos no me vas a decir que tienes miedo. ¿Además no te sientes un poco distinto con este ambiente?
- Si, por esa misma razón quiero irme de este lugar, tengo un mal presentimiento.
- Vamos no te preocupes estás conmigo, además eres un biólogo deberías tener un poco de curiosidad al menos. Se dirigió a él con un guiño.
- En realidad, deberíamos estar en el mar. ¿Digo no? Porque eso es lo que hacen los biólogos.
- Si, pero estamos en una isla estamos rodeados de agua así qué cuenta. Si no quieres venir está bien, pero me dejas las herramientas.
Abby se adelantó rápidamente hacia lo desconocido. Jackson la siguió con temor.
Cuando llegaron al núcleo de lo desconocido se toparon con una gran decepción. No había nada, solo gotas cayendo en sus cuerpos.
Era muy decepcionante para Abby no encontrar nada, pero por otra parte Jackson estaba aliviado. De pronto un destello cegó por un instante a ambos biólogos.
Al momento de volver abrir sus ojos había una hermosa piedra de color carmesí, flotando enfrente de Abby y se movía con cada moviente de su cuerpo. Abby no le quitaba los ojos de encima a la piedra, hasta que en aquel momento la piedra se acercó a ella,
Abby se alejaba cada vez que se acercaba, su corazón empezó a acelerarse y su piel empezó a tomar un color pálido, sus ojos se volvieron profundos y rojizos. Sin darse cuenta la piedra se había incrustado en la parte izquierda de su pecho, de pronto Abby se desplomo en el pavimento frio y brillante.
Al ver Jackson la piedra incrustada en el pecho de su amiga decide esconderla de sus compañeros, ya que sería muy extraño para todos ver lo ocurrido. La cargo y la llevo a la lancha donde habían llegado a la isla, dejando a sus amigos desamparados, cuando llegaron a la ciudad Jackson trato de sacarle la piedra del pecho de su amiga, pero ya era demasiado tarde, no se había dado cuenta de que la piedra se estaba introduciendo más y más, la piedra ya estaba cubierta con la piel de Abby. La llevo al departamento donde él vivía y la cuido, poniéndole alimentos por sus venas ya q esta estaba dormida y no respondía a sus llamados. Pasaron muchos días, cuando en una noche donde Jackson estaba acostado al lado de Abby tratando de darle calor ya que minutos atrás su cuerpo de su amiga estaba helado como un tempano .Entraron unos hombres vestidos con ternos negros que traían computadoras y esas cosas tecnológicas, agarrando a Jackson de los brazos y golpeándolo para que sus fuerzas se vayan de su cuerpo, después de haberle golpeado las piernas y la espalda entro al cuarto un señor alto, un poco mayor , sus ojos eran azules como el agua del océano transmitían ambición y poder como a la vez miedo. Luego de que Jackson lo viera directamente a los ojos el hombre se presentó correctamente. Soy unos de los jefes más importantes de la Agencia secreta Black.
- Tengo entendido de que tu amiga porta una gema poderosa la cual acabara con la raza humana.
Jackson se queda callado y mantiene la mirada fija.
- Tu deber es acabar con este problema, no me importa si estas enamorado de ella o es alguien importante para ti, la quiero muerta.
Jackson seguía sin soltar una sola palabra.
- Supongo que lo entenderás, ya que tu tío sirvió al ejército y supongo que no querrás decepcionar a tu tío difunto, sé qué harás lo correcto, si en algún momento piensas escaparte con ella los dos terminaran muertos. Tienes 48 horas.
Aquel señor mayor de ojos azules que transmitían poder y terror al mismo tiempo se marchó, los demás salieron detrás de él dejando a Jackson tirado y golpeado en el suelo helado. Jackson pensó en casi toda la noche como ese hombre sabio lo de la muerte de su tío, ya que él había ordenado no publicar nada de lo sucedido.
CAPITULO 5:
Concurrieron dos semanas y Abby seguía profundamente dormida, Jackson la cuido todo ese tiempo, el único memento en donde se separaba de ella era cuando se veía obligado a salir para conseguir lo que necesitaba, se estarán preguntando porque no mandaba a una criada pues no quería que nadie se enterara de que Abby llevaba dentro de ella algo nunca visto, por ese mismo motivo fue a un apartamento de su tío y no a la casa donde fue criado para no ser encontrado al menos por un poco tiempo y planear su siguiente paso. Al día siguiente.
Abby se despierta y abraza con fuerza a Jackson, este tratando de respirar le dice que lo suelte.
- Ha lo lamento, ¿qué paso?
- Pues pasaron muchas cosas, estuviste dormida mucho tiempo te cuide por dos semanas, creo que me tienes que recompensarme.
- Lo único que recuerdo es esa cueva, la de la isla.
- ¿Si, recuerdas la piedra, la de color rojo?
- Si, que pasó con ella, sentí una conexión muy fuerte con aquella piedra
Jackson mirando su pecho de Abby le dice - Pues, es parte de ti ahora.
Abby se para y se ve al espejo, ahí encuentra la piedra incrustada en su pecho izquierdo. Jackson la sujeta de los hombros y le susurra al oído.
- Ahora eres una persona distinta.
Abby lo mira con angustia y le dice. - Eso no cambia nada entre los dos ¿verdad? seguiremos juntos.
Ambos se miran, pero lo que no sabía Abby es que el amor de su vida tenía la orden de aniquilar a lo desconocido. Jackson la tomó de la mano con una sonrisa radiante, ambos bajaron las escaleras corriendo y riéndose, salen del edificio con el sol intenso cayéndoles en sus rostros, toman el autobús, ya estando se dirigen a los asientos de atrás. Jackson toma su celular con sus auriculares se pone uno él y luego el otro en la oreja derecha de Abby, él procede a abrazarla, esta se sentía feliz y protegida sabía que… con él todo iba a salir bien. Después de tantas risas y acaricias por fin llegaron a un lugar hermoso, era como un tipo de campo había tiendas estilo de los 90 y juegos de esa época también. Esa noche iban a producir una película llamada Pretty Woman, Jackson la llevo a comer a un restaurante cerca de la estación de autobús, pidieron hamburguesa con dos Coco colas heladas y una porción de papas fritas, después de haber terminado Jackson se acercó a aquellas máquinas antiguas que cuando introducías una moneda podrías elegir la canción que deseaba, luego de haber elegido It Must Have Been Love, se acercó a Abby tomándola de la mano, la acercó con delicadeza a su cuerpo pegando su pecho contra el de ella y empezaron a bailar, quito el cabello ondulado de su cuello y soplo sobre el con un beso, Abby se estremeció en los brazos de Jackson sentía que en cualquier momento se desmayaría, Jackson la mira con una dulzura en sus ojos y se acerca a los labios de Abby besándolos con tanta ternura y pasión . Luego de haber comido y bailado fueron a pasear un rato por el pasto verde, se sentaron en ese suelo verde y empezaron a hablar de cómo iba hacer la vida de ambos. Empezaron a notar el ocaso del día y recordaron la película que iban a estrenar ese mismo día, se levantaron rápidamente y comenzaron a correr, Jackson tomaba con gran fuerza la mano de Abby mientras corrían. Llegaron justo cuando se apagaron las luces de la sala se sentaron y empezaron a ver la película después de casi unos 15 minutos, Jackson toma la mano de Abby mientras todas las parejas de su alrededor se besaban, ella se sonrió y procedió a darle un beso en la mejilla, él voltea a mirarla dándole una sonrisa, la besa acariciando suavemente el rostro de Abby. Cuando termino la película Jackson paga un cuarto por una noche en un hostal llamado “Placer”, sí ese nombre era muy raro, pero era el único que había en ese lugar. Jackson se acerca al mostrador les dan las llaves y hace pasar a Abby. Esta va a bañarse, mientras se quitaba la ropa Jackson entra a la ducha junto a ella y le pregunta si estaba dispuesta a estar con él una noche ya que no sabían lo que podría pasar, Abby acepta y este procede a besarla bajo las gotas de la ducha, empieza a recorrer todo su cuerpo con sus manos gruesas y cálidas , luego la carga y la posa en la cama mientras él se ponía encima de ella; era la primera vez que Abby había experimentado esta emoción, empezó a acariciarla y besarle todo su cuerpo, a la mañana siguiente Abby se despertó con una felicidad grande, Jackson estaba dormido a lado de ella así que para no despertarlo se volvió a dormir. Pasaron dos horas y Jackson se despertó viendo a aquella chica dormida entre sus brazos este le acaricia su rostro mientras solloza, ya que sabía lo que tenía que hacer al llegar a su casa. Abby se despertó y no encontraba a Jackson a su lado, había pasado una hora desde que se despertó hasta que Jackson entra por la puerta con dos cafés en la mano Abby desesperada corre y se lanza en sus brazos, este la abraza con mucha fuerza y cariño haciendo más difícil su misión. Ya terminado sus dos cafés ambos se van al paradero del autobús. Subieron al autobús, pero esta vez Jackson se sienta en los asientos de adelante, a Abby le pareció extraño como a la vez normal. Al llegar al departamento de Jackson, Abby se tira en el sofá color plomo y algunos cojines del mismo color agotada mientras que Jackson entra al baño tirando la puerta haciendo que su novia se sobresalte. Jackson sale del baño con todo su cuerpo mojado y su cabello goteando, para Abby esta imagen era perfecta, lo veía como un dios, este la mira y la ignora, Abby se molesta y entra al cuarto tirando la puerta y antes de que la puerta se cerrara este la jala y la tira sobre su cama sujetando firmemente sus muñecas.
- ¿Qué pasó, se molestó la niña? Dándole besos en el rostro
- No me gusta que me llames niña… ¿qué paso? ¿Acaso era una broma todo lo que paso anoche?
- No, como crees me vuelves loco, le dice mientras besa su cuello, no abras creído que en serio me había molestado.
- Que gracioso eres, no lo vuelvas hacer, le dice con una cara triste.
- Te amo, no sabes cuánto te amo. Siempre te miraba cuando ibas a tus clases nocturnas, cuando te dormías encima de tu escritorio, estoy locamente enamorado de ti.
- Así que eras tú, pícaro, le dice a él queriendo alcanzar sus labios
Luego de decir esas palabras, Abby jala con fuerza el cuello de Jackson hacia ella para besarlo, se pone encima de él y empieza a besar cada parte de su cuerpo tocando su fuerte cuerpo. Se quedaron dormidos. Jackson se para a la mitad de la noche y va por un cuchillo, se pone encima de ella delicadamente con el arma en la mano.
Al mirar su hermosa piel y sentir los latidos fuertes de su corazón tira el cuchillo y procede a llorar ya que este estaba empezando a sentir muchas cosas por ella, Abby se despierta preguntándose porqué estaba llorando, pero al ver el cuchillo unos metros de ella se levanta sobresaltada.
- Abby tranquila, tranquila, no te voy a hacer daño, no puedo.
- ¡Y si pudieras lo harías, aléjate de mí!
- Está bien, estuve mal, perdóname, desde que estas dormida las autoridades quieren matarte por la gema que posees.
- Y por qué rayos me ibas a matar.
- ¿Sabes lo que te harían si te entregaba? no iba a permitir que te hicieran daño.
Jackson la abraza, pero Abby en su desesperación lo toca en su pecho generando una luz color carmesí intenso hiriendo gravemente a Jackson.
Jackson cae al suelo, mirándola con lágrimas en los ojos le dice sus últimas palabras.
- No dejes que te lastimen, ni que te manipulen, eres más fuerte que ellos, nunca quise hacerte daño, nunca. Te amo mi chica de ojos carmesí.
Abby no sabía lo que había pasado, se desploma sobre el cadáver de Jackson y comienza a llorar provocando que se abran varios portales en frente de ella. En uno de esos portales ve a su madre con su padre abrazados y saludándola, esta prosigue a entrar aquel tiempo, momento o como quieran llamarlo. Abby corre y abraza a sus padres llorando, se desploman en el verde pasto. Después de eso se quedó varios años con ellos. Una mañana su madre la llama…
CAPITULO 6:
- Mi niña ven siéntate junto a mi
- Que pasa madre, ¿quieres que vaya a comprar ingredientes para el guiso? Le dice con una sonrisa de oreja a oreja
- Abby, ¿no crees que ya es hora de regresar?, sabemos que no eres de este tiempo. Acariciando su cabello
- ¿lo sabes?, pensé que estando con ustedes estaría bien, segura.
- Y lo estas, siempre estaremos contigo guiándote.
- No me espera nada haya solo muerte y tristeza. No es mi deseo irme. Frunciendo su ceño
- En eso te equivocas, puede ser que en este momento te odien, pero aprenderán a quererte y valorarte.
- Madre es una ciudad entera, no tengo a nadie que me guie o me cuidé.
- Todo es posible si te lo propones, además los portales no funcionan como tú crees. Los años que te has quedado son diferentes a los de tu tiempo.
- No entiendo, ¿ósea me dices que ha pasado más de veinte años en el momento que me quede? Con mirada sorprendida
- Eso mismo, ahora tu ciudad ha cambiado, te necesitan, necesitan personas como tú para controlar el balance y la vida que aún les queda.
- Pero… no quiero dejarlos.
Su madre la abrazo con gran tristeza, llamando a su esposo, los tres se abrazaron con gran afecto y amor. Abby prosiguió en abrir el portal para volver a su hogar. Logra encontrar el momento donde se ve ella misma llorando en el cuerpo de Jackson, entra y se da la vuelta para despedirse de sus padres cerrando de esa manera el portal.
Y de esa manera volvemos al inicio. En una mañana lúgubre y fría, nuestra querida protagonista Abby Carson Fox, se despierta con lágrimas en sus ojos carmesí, sentándose en el borde de la cama, empieza a ver a su alrededor, recordando los años que paso con sus padres, recordando lo que se sentía ser importante para la sociedad, pero ahora Abby era una amenaza para nuestro mundo, o eso es lo creía.
Abby se levanta de la cama y ve el cuerpo de su amigo descompuesto, con un poco de nauseas sale del edificio en el que estaba, aquel edificio estaba abandonado.
Al salir, su cuerpo se estremece y crea un gran impacto en sus ojos, pereciera que el color de sus ojos se mueve alrededor de su iris.
Empieza a caminar por las calles de luces, la superficie era de vidrio, el cielo parecía como un campo de protección, el ambiente se sentía pesado, la gente con las cabezas agachadas como si su vida fuera una miseria y la verdad se veía de tal manera, hologramas que salían de los grandes edificios, la ciudad que conocía Abby había desaparecido.
Eran tantas luces, tantas imágenes robóticas que Abby se le hacía imposible mantener los parpados abiertos, busco un lugar donde posar su cuerpo, se sentó en la acera de algún lugar, de pronto recordó lo que su querida madre le dijo: “Tienes que regresar, te necesitan, necesitan personas como tú”. Abby se levanta de la acerca y se pone en camino.
Lo primero que pensó Abby era que tenía que planear sus movimientos, quién sabía de ella y de lo que podía hacer, lo segundo era buscar un lugar alejado de la ciudad y de máxima seguridad, Abby estaba tan sumergida en sus pensamientos que no se daba cuenta a donde se estaba dirigiendo, de pronto Abby choca con un sujeto robusto y alto, el choque fue de tal manera que el sujeto cayó al piso sin derrumbar a nuestra protagonista.
El sujeto se levanta rápidamente y la garra de la chompa. Abby estaba vestida con una camisa a cuadros introducida dentro su jean acampanado, una chomba de cuero naranja la cual le quedaba extremadamente grande y unas botas color negro.
- Carajo, que demonios te sucede.
- Lo siento señor, no fue mi intención. Haciendo una reverencia
- ¡Crees que con una simple disculpa solucionaras esto! Agarrando más fuerte su el brazo de ella.
- Ya le pedí disculpas, no veo otra forma de arreglarlo. Se aparta del sujeto
- Cielos en verdad eres una chica tan descarada. El sujeto se mofa
- Por favor, señor no quiero problemas ¿está bien?
- Vamos a ver… El hombre la mira de arriba abajo con una sonrisa de deseo en la cara.
Abby se estaba preparando para su siguiente movimiento, no estaba segura de usar sus poderes, salir corriendo o pedir ayuda. Aunque en realidad en ese momento no confiaba en nadie que no sea ella misma.
En los movimientos de las personas aparece un sujeto de cara dulce, pero de sus ojos emanaba impetuosidad, se pone enfrente de Abby empujando a tal sujeto.
- Dios esta ciudad está llena de chicos malcriados. Sal de mi camino, no es tu problema. Haciéndolo a un lado
- Tener pensamientos indebidos de una menor es un problema para mí, aborrezco a hombres como tú.
- ¡Que mierda, eso es pura mierda!
El sujeto alza la mano para golpear al defensor de Abby, pero este lo esquiva rápidamente, lo agarra del brazo izquierdo y procede a hacer una llave la cual lo pone de rodillas ante Abby.
- Muy bien ahora, discúlpate con la señorita.
- No voy a hacer caso a un mocoso de mierda.
El chico presiona con más fuerza el brazo del agresor y este se queja gritando.
- Está bien, está bien. Discúlpame por favor, no he tenido un gran día.
- Un verdadero hombre no se mete con una menor solo por tener un mal día, imbécil.
El chico lo suelta y este se va aterrorizado, Abby lo queda mirando, dándole las gracias. Este la agarra fuerte de la muñeca y la jala hacia un callejón.
Abby saca su muñeca de la mano del muchacho, liberándose.
- Oye, está bien que me hayas salvado y te lo agradezco, pero no deberías tratar de esa manera a tus damiselas en peligro.
El chico se acerca a ella acorralándola contra la pared, la mira directamente a los ojos.
- La verdad esperaba a alguien más atrevida que tú.
- ¿Mas atrevida que yo? Pero de que rayos hablas, ni siquiera me conoces.
- Claro que te conozco Abby Carson.
Abby se queda impactada, pero luego recuerda lo que Jackson le había dicho, «muchas personas la querían viva o muerta».
- No se dé que me hablas.
- Oh vamos no estoy de humor para que te hagas la loca ¿sí?, por favor quiero terminar esto rápido.
- Es que en realidad no se de lo que hablas.
- Okey, no quería llegar a esto, pero no me dejas opción. Se que fuiste de viaje a una isla con unos compañeros para averiguar lo que contenían sus sales y el mineral del suelo, encontraste una piedra color carmesí, luego mataste a tu compañero y aquí estamos tratando de terminar mi misión y tú quedando como una estúpida.
El chico se aleja de ella, después de un rato aparece una camioneta negra con las lunas blindadas.
- Entra, es por tu propia protección.
Abby entra a la camioneta y esta arranca.

1 comment
albertochimal
Teacher PlusHello Ruth. Thank you very much for entering the course and congratulations on completing it. I hope that what we saw has served you and continues to serve you.
I have just read your final project and I am going to leave you some comments. As I always say in these cases, even if some of the comments are not positive or do not focus on what interests you most in your own text, please do not take them the wrong way. Consider that they are made with the intention of helping you continue to improve your work, and that in any case they are optional. You decide what you find useful, and what not, how much is recommended.
Once again I thank you and wish you luck and success in your future endeavors.
@virnamatty
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