Óscar Benítez Hernández

El primer hecho valioso de mi formación fue estudiar pintura y dibujo de figura humana durante diez años porque me proporcionó una sólida educación visual que aproveché en la producción gráfica y audiovisual. Luego comunicación, literatura mexicana y latinoamericana, y coordinar estudios de opinión en el periódico Reforma me sensibilizaron frente a la diversidad de nuestro país, me fortalecieron como editor y guionista y me llevaron a querer contribuir al desarrollo social. Así, me dediqué a la docencia y me integré al Ceneval. Durante más de ocho años logré legislar, coordinar y publicar dos ediciones de su primer y único manual de estilo, vigente en su portal electrónico. Además fui miembro del comité técnico que establecía los procesos de la empresa, coautor y editor de toda su normativa. Este esfuerzo retribuyó en una disminución de tiempos de operación, de costos y en un aumento de la calidad de los instrumentos de evaluación educativa. En ese tiempo, me invitaron como director de Comunicación Social al Ineval, en Quito, Ecuador, un organismo del Estado. Ahí estuve a cargo de la política de comunicación y del plan de comunicación interna; de las estrategias comunicacionales de proyectos; de las campañas comunicacionales; de la planificación, cobertura y difusión de eventos institucionales; de los manuales de políticas y procedimientos; de la sistematización de productos comunicacionales; de la coordinación de textos periodísticos, la gestión y monitoreo de medios y la organización de ruedas de prensa; el desarrollo de audiovisuales y gráficos referidos a proyectos de evaluación educativa (ítems de audio y de video en lenguaje de señas para pruebas inclusivas, cuñas radiales, cápsulas de video, streamings, infografías, contenidos para redes y micrositios web); y de un call center. Entre mis logros, destaco que les ahorré más de 18 000 USD anuales y, a veces, por semestre, que pagaban a empresas para producir videos que nosotros mismos pudimos hacer. Al cambio del gobierno, terminó la experiencia en Ecuador. Ahora, en México de nuevo, colaboro con las principales editoriales. Entre 2017 y 2019 se publicaron aquí y en Iberoamérica más de veinte libros, sobre todo de texto, con mi crédito como editor, asistente editorial, revisor técnico y corrector de estilo. A esto se suma mi labor como guionista que cree que un audiovisual que redunda en el tratamiento de un tema, que pasa inadvertido por descuidar su fotografía, su ritmo... pierde oportunidades de empoderar una marca, de que un argumento se convierta en la promoción de una política pública.