Josep Maria Balagué Spínola

Empecé mi encuentro con el olor del hierro y la tinta, seguí encontrando y disfruto este camino que me lleva de la mano del papel, los sensibilizantes y las luces rojas, las del laboratorio fotoquímico claro. El fotograbado es un encuentro más... hasta llegar al libro. Trabajo con técnicas mal llamadas alternativas a las que a mi, personalmente, me gusta llamarles madres. Estoy enamorado del laboratorio porque es un santuario donde muy pocos entran y menos aún se encuentran a gusto. La soledad y el silencio en la liturgia de tirar una copia no tiene precio. Tengo un pequeño espacio web y estoy en un par de sitios más, donde de vez en cuando dejo dormidas unas letras para el que quiera despertarlas. Poco más, ni soy joven ni artista, así, del montón.