Ella
di leonor_cantera @leonor_cantera
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Ella
Ella era discreta, silenciosa, solo le gustaba jugar con el viento y dejarse acariciar por el sol. Era tímida, exclusivamente y de manera singular se dejaba ver en primavera y sonreía en verano mostrando el color de su piel y el aroma de su ser.
Vivía en un entorno lleno de incertidumbres a merced del ánimo de los dioses. Ramón, quien se creía dueño de ella, gozaba de su belleza y presumía de ella. Tenía ordenado alimentarla en la justa medida con la pretensión de cuidar de su salud. Su madre, Ramona, le decía que la malcriaba mucho y que un día le daría un disgusto; pero él no hacía caso. Para sus adentros decía que bien valía la pena por el disfrute de un instante de su belleza vivir una vida sin ella.
Ramón la exhibía orgulloso, la apuntaba en concursos convencido de que ganaría. Ella era un alma libre y llegó lo esperado y no deseado, el dolor de la despedida. Llegaba el otoño y ella, ella moría. Todos fueron testigos del sufrimiento de Ramón. Todos lo consolaban. Todos les decían que seguro tendría otra e incluso más bella. Nada era consuelo para Ramón que solo vivía por ella y para ella. Pero quién era ella, que tanto poder parecía tener. Ella era Mandevilla, mejor conocida por Dipladenia, perteneciente a la familia Apocynaceae, la Flor.
Por: L. M. Cantera


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