Richard Rogers: el arquitecto que dio la vuelta a los edificios
Desde Pompidou hasta el Millennium Dome, repaso al trabajo de un pionero que redefinió el skyline de las ciudades
Una vez que has identificado el sello de Richard Rogers en sus proyectos no puedes dejar de notarlo. Al caminar por las calles de grandes centros financieros del mundo, como Londres o París, es habitual toparse con torres de cristal y concreto, diseñadas con limpieza y sencillez. Sin embargo, al doblar la esquina, es probable que te encuentres con un edificio “volteado de adentro hacia afuera”, con altísimos elevadores e intrincadas tuberías trepando por el exterior.
Esta es la misión de Richard Rogers y sus colaboradores: atraer la atención hacia la estructura del edificio a través del color y la forma o incluso exponiendo la infraestructura de servicios, como la tubería. En este artículo celebramos el impacto de Rogers en la arquitectura tras la noticia de su muerte a los 88 años, con una retrospectiva de su vida y sus proyectos más icónicos, como el Millennium Dome y el Centro Pompidou.
Rogers fue pionero de un estilo llamado high-tech architecture o arquitectura de alta tecnología, también conocido como expresionismo estructural. Los edificios de esta corriente suelen mostrar sus funciones internas como parte de su diseño con orgullo y de forma audaz. Surgida en la década de 1970, la tecnología de los materiales también es uno de sus rasgos característicos, pues no hubiera sido posible su nacimiento sin la evolución del concreto y el acero. Sin embargo, el camino que tuvo que seguir Rogers para alcanzar el éxito fue más intrincado que las tuberías que diseñó para el Centre Pompidou…
Sus inicios
Nacido en 1933 en Florencia, Italia, Richard Rogers creció bajo la dictadura de Benito Mussolini, aunque su familia huyó del país cuando tenía seis años de edad. Después de asentarse en el Reino Unido, su vida cambió de forma drástica, pues su nuevo hogar estaba compuesto por una sola habitación. Rogers también tuvo dificultades en el colegio, y solo después supo que se debía a que padecía una dislexia no diagnosticada.
Sin embargo, la vida de Rogers sufrió un giro cuando se aseguró un lugar en la Architectural Association School de Londres. A pesar de que solía recibir numerosas críticas por su trabajo, fue allí donde conoció a Norman Foster, quien a la postre se convertiría en uno de los arquitectos más influyentes del mundo.
Rogers y Foster, junto con Su Brumweel y Wendy Cheesman, fundaron un despacho de arquitectos llamado Team 4, donde pudieron desarrollar su propio estilo. Rogers se casó con Brumwell, mientras que Foster lo hizo con Cheesman; los cuatro no habían terminado sus estudios para entonces, de modo que convencieron a la hermana de Cheesman —una arquitecta bien calificada— de unírseles. Uno de sus primeros proyectos involucró el diseño de una nueva casa para los padres de Brumwell, el cual ganó un premio RIBA otorgado por el Royal Institute of British Architects.
La arquitectura “high-tech”
Durante su tiempo trabajando en Team 4, así como con otros proyectos, Rogers desarrolló una “voz” única que resonaba en todos sus diseños. En ellos, la transparencia contrastaba con materiales sólidos, a la vez que desplegaba un equilibrio entre la producción en masa y su estilo personal.
En colaboración con Renzo Piano ganó el concurso para el diseño del Centre Pompidou de París, convirtiéndose en la primera construcción “de adentro hacia afuera” o inside-out de grandes dimensiones en ser inaugurada, esto en 1977. Este hito, junto con otros muchos proyectos, formaron parte de un legado de emocionantes proyectos transformados en edificios públicos, funcionales y bellos que la gente local podía disfrutar.
Volteando la opinión pública
Muchos de los edificios de Rogers enfrentaron numerosas controversias y reacciones durante sus fases de construcción. Al momento de la comisión del Centre Pompidou, Rogers todavía era un desconocido, de modo que esta estructura de aspecto alienígena chocó de frente contra un gran escepticismo.
De forma similar, el Millenium Dome recibió muchas críticas negativas por parte de la prensa, así como una baja afluencia de público; sin embargo, aquellos que lo visitaban lo calificaban de forma positiva. Desde entonces, ambos edificios han pasado a alojar importantes museos y exhibiciones, así como cafés, restaurantes, salas de cine y escenarios musicales. Además, son considerados miembros imprescindibles del skyline de sus respectivas ciudades.
En ocasiones, los diseños de Rogers fueron tan radicales que llegaron a ser rechazados o cancelados desde el inicio, siempre con argumentos respecto a la planificación. Así, hoy resulta fundamental preservar las increíbles y bizarras estructuras que sí lograron concretarse.
Estructuras sorprendentes alrededor del mundo
Con el paso de los años, comenzaron a brotar diferentes obras diseñadas por Rogers en varias ciudades del planeta. En 2005, el Aeropuerto de Madrid-Barajas fue expandido, contando ahora con una cuarta terminal decorada con pilares de colores, vanos de luz que iluminan el espacio y un techumbre de bambú ondulante. También diseñó el edificio Three World Trade Center, el noveno más alto de Nueva York, así como las International Towers de Sydney, reconocibles por su verticalidad y por el hecho de que en su interior coinciden oficinas, sitios de esparcimiento y servicios de salud. Todas estas construcciones son de escala gigantesca pero se perciben juguetonas y accesibles gracias al uso del color y de los materiales.
Su legado
Fundada en 1977, la firma The Richard Rogers Partnership se convirtió en la Rogers Stirk Harbour and Partners en 2007. En 2022, la compañía dejará de ostentar su nombre, de acuerdo con lo estipulado en su constitución, y adquirirá una nueva imagen.
A lo largo de su vida, Rogers recibió múltiples reconocimientos, incluyendo la RIBA Gold Medal, el Pritzker Prize y el RIBA Sterling Prize. Hacia el final de su carrera se volvió un apasionado de la sostenibilidad, convirtiéndose en consejero de diversos alcaldes del mundo sobre la mejora de los espacios urbanos. Rogers tenía ambiciosos sueños para Londres, pues deseaba asegurar que los espacios se usaran de forma eficiente y que la calidad de vida de sus ocupantes mejorase.
Rogers rara vez retrocedía en sus decisiones, y se aseguraba de que sus construcciones siguieran sorprendiendo y deleitando, incluso hacia el final de su carrera. Edificios como el Three World Trade Center, visible abajo, ostentan fachadas más sencillas pero conservan los rasgos audaces que nos recuerdan a sus estructuras internas.
Richard Rogers fue un engranaje esencial para la maquinaria del modernismo tardío que cambió la arquitectura urbana para siempre. Al mostrar de forma radical cómo podrían lucir los edificios, logró inspirar a muchas generaciones futuras de arquitectos.
¿Cuál es tu edificio favorito de Rogers? Háznoslo saber en los comentarios.
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Imagen de portada tomada de @rogerssitrkharbour a través de Instagram; diseño de Maja Dabek.
Versión en español de @arturo_torres_landa
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