Luis Buñuel: 5 películas inolvidables
En el 120 aniversario de su nacimiento, recordamos algunos de los mejores filmes del cineasta español
Probablemente sea el director y guionista de cine español más universal de la historia. Y no solo por su particular pero fascinante estilo, sino también porque los avatares de su vida le llevaron a recalar en Francia o México para poder seguir rodando sus películas. Hoy hace 120 años que nació Luis Buñuel, representante esencial del surrealismo cinematográfico y una de las figuras más importantes de la historia del séptimo arte.
Para celebrarle como se lo merece, hemos escogido cinco películas de su extensa y extraordinaria filmografía. Se trata de cinco acercamientos muy distintos a su forma de entender el cine, desde los inicios hasta su asentamiento como cineasta reconocido, pasando por sus aproximaciones al documental.
Un perro andaluz (1929)
Buñuel rodó el cortometraje más significativo del cine surrealista en 1929, con la ayuda al guion del pintor Salvador Dalí, amigo del cineasta desde los tiempos de estudiante, y sobre todo una significativa porción de inspiración onírica. El filme propuso ideas absolutamente rompedoras que afectaron para siempre a la incipiente gramática del cine fuera de los circuitos comerciales: ruptura de las unidades dramáticas clásicas, imaginería pesadillesca e inexplicable... la famosa escena del ojo y la navaja es una de las más emblemáticas de la historia del séptimo arte.
Las Hurdes, tierra sin pan (1932)
Buñuel dio un giro importante en su incipiente carrera de cineasta surrealista con este crudísimo documental, rodado en la comarca española de Las Hurdes, una de las más empobrecidas del país a principios del siglo XX. Con la intención de concienciar sobre los graves problemas de salud pública y falta de recursos a los que se enfrentaban los poblados de la zona, Buñuel llegó a inventarse y rodar diversas situaciones exageradas para añadirle más dramatismo al asunto, pero no hay duda de que la crudeza de sus imágenes todavía tiene vigencia casi cien años después.
Los Olvidados (1950)
La guerra civil española convirtió a Buñuel en un exiliado, que acabó recalando en México, donde rodaría algunas de sus películas más emblemáticas. Los Olvidados, siguiendo la estela del popular neorrealismo italiano de finales de los cuarenta y principios de los cincuenta, contaba también con una poderosa corriente onírica y surrealista que la convirtió en una de las películas más experimentales del cine comercial mundial del momento. Por ella, Buñuel ganó en Cannes el galardón al Mejor Director.
Viridiana (1961)
Ganadora de la Palma de Oro en Cannes (la única vez que lo ha logrado un director español en toda la historia del festival), Viridiana es una de las grandes obras maestras de la cinematografía del siglo XX. Repudiada por una censura franquista completamente horrorizada por su crítica a la falsa caridad y las religiones organizadas, la película volvió a permitir a Buñuel profundizar en sus obsesiones sin dejar de trabajar dentro de los márgenes del cine comercial.
El ángel exterminador (1962)
Rodada de forma inmediatamente posterior a Viridiana, es una de las películas más fascinantes y abiertamente divertidas de Buñuel. Su premisa (un grupo de personas se quedan atrapadas en un lugar de forma inexplicable y empieza la locura) se ha imitado hasta la saciedad pero nunca con el equilibrio entre surrealismo y drama humano que conseguía el cineasta español.
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