Hojas Al Viento
Hojas Al Viento
by Jose Luis MoDi @joseluis_modi
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Era mí segundo día de vacaciones y decidí salir de casa. El cielo estaba nublado y aunque era invierno no hacía mucho frio, lo que es normal en este lugar. Mañanas y noches frías, mediodías cálidos.
Salí de mi casa y los gatos se abalanzaron sobre mí maullando. Un día de estos tropezaré con ellos pensé mientras los esquivaba intentando no pisarlos. Crucé el patio para poder llegar a la calle. A pesar de que no es un lugar con mucho tráfico se sentía más tranquilo de lo habitual.
Caminé por aquellas calles que tantas veces caminé cuando era pequeño. Solía salir con mi primo simplemente a caminar, mirar las casas y platicar. Cuando él se fue mantuve esa costumbre, aunque ya no tenía compañía; aun así, me ayudaba a calmar mi mente. Dejaba de ver y comenzaba a sentir el viento, escuchar las hojas, y simplemente caminar.
Después de un rato llegué a la plaza del poblado donde solía jugar futbol con mis amigos todas las noches. Me senté en aquella banca en la que esperaba a que todos llegaran y me quedé en silencio mirando unos columpios. Todo era total soledad.
El viento seguía soplando, las hojas seguían sonando y yo estaba solo, intentando respirar.
En ese momento lo vi llegar. Era un hombre alto y fuerte, con su rostro lleno de vida. Se sentó a mi lado y me miró con una gran sonrisa.
―Eres tal cual te imaginé. Tienes mis ojos y la nariz de tu madre.
—Te amé desde el primer momento que supe que podías existir, aunque no sabía si serías niño o niña, o si pudiéramos lograr tenerte a nuestro lado.
—Eres simplemente hermoso.
—Esta es la plaza donde hubiera querido traerte a aprender a andar en bicicleta. Donde me hubiera gustado enseñarte como patear la pelota. Empujarte en esos columpios. Cargarte en mis hombros y oler las flores color melón que tienen ese aroma tan dulce. Sé que te hubieran encantado.
—Me hubiera encantado que fueras mi nuevo compañero de caminata y que sintieras este fresco viento conmigo escuchando el revoloteo de las hojas. Pero debo aceptar que ya no estas, y eso me parte el alma.
—Tu mamá se siente tan culpable y no sé cómo hacerle entender que no es su culpa. Llora cada vez que está sola y mientras duerme te sueña. La abrazo todo el tiempo e intento ser fuerte porque me necesita, pero por dentro estoy roto. Me hace tantas preguntas que no puedo responder, y yo solamente intento calmarla.
—No sabes lo que habría dado por tenerte al menos una vez en mis brazos.
—Sé que ya no estas, pero aun así te amo.
Abrí mis ojos, y asi como llegué volví caminando, por esas calles en las que un día fui feliz.
2 comments
Alberto, it's a fantastic course, I'll see what I can achieve. You motivate me to them. thank you
it*
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