Joshua Nayeli Germán.
by Lalo Verdín @zootresss
- 212
- 2
- 2
PRIMERA PARTE
Después de los gritos, después de las lágrimas, después de escuchar la puerta cerrarse, Joshua se desviste ante la desconcertada mirada de Nayeli y se mete al jacuzzi. Hace una mueca al sentir el agua tibia, pero agradece que no esté totalmente fría. Nayeli se limpia las lágrimas, se suena la nariz y se despoja de su ropa. Mete con cuidado su pie derecho en la tina, pues, para su gusto, el agua aún está hirviendo. Josua, sentado frente a ella, mira a la derecha meditabundo. Nayeli, de cara frente a él, mira a la izquierda melancólica.
Germán, novio de Nayeli por más de 15 años, había salido de la habitación desesperado. Germán, amante de Joshua por más de 9 meses y novio de Nayeli por más de 15 años, antes de salir de la habitación desesperado, contó la verdad.
—Nunca antes había estado en un motel —su voz era un débil susurro—. Me divertía imaginar cómo sería estar en un lugar clandestino y sucio. Muchas veces mientras... ¡ja! iba a decir: “hacía el amor con Germán”, pero ahora no sé cómo definir lo que hacíamos. Claramente yo entregaba el amor y él… él solo cumplía con su papel. Bueno, mientras hacíamos lo que hacíamos, me imaginaba que estaba en un motel. Podrás reírte si quieres, ya lo has hecho por 9 meses, pero fantaseaba con vestirme de prostituta y ser tomada a la fuerza.
—No te pierdes de nada. Te lo juro. Has vivido bien. Quédate con eso.
—¿Quedarme con eso? ¿Cómo? ¿Cómo puedo quedarme con el recuerdo de un hombre que, realmente, nunca fue mío?
Joshua no responde. Sumerge su cabeza en el agua y, al hacerlo, roza con su muslo izquierdo el brazo derecho de Nayeli. A ella no parece importarle.
—Sé que es una tontería ahora, pero, quiero saber ¿cómo fue? ¿Cómo lo conociste?
—No pienso decírtelo.
Nayeli voltea a verlo incrédula, herida. Él corresponde a su mirada sin parpadear. Los ojos de Nayeli están hinchados.
—Me lo debes —dice de manera ausente.
—Ese recuerdo es mío, me pertenece a mí —responde con un hilo de voz—. No te debo nada.
Ambos desvían la mirada. El agua está enfriándose rápido. El agua sigue demasiado caliente.
—¿Por qué te metiste al jacuzzi? imaginé que irías tras él buscando respuestas. Incluso pensé que huirías al ver que me desnudaba.
—¿Esa era tu intención? ¿Correrme?
—No realmente. No pensé demasiado cuando lo hice. Solo quería sentir el agua abrazando mi cuerpo. Me sorprendió ver tus enormes tetas rebotando hacia mí.
—A mi me sorprendió el tamaño de tu cosa. Aún estando flácida.
—¿Cosa?
—Ya sabes, no pienso explicártelo. No había visto otra en vivo; fue extraño. Tal vez por eso estoy aquí, a unos centímetros de tus piernas para ver tu cosa más de cerca. Tampoco es que me lo estuviera pensando mucho.
—¿Nunca has estado con otro hombre?
Nayeli voltea a verlo inquisitiva. Su expresión muestra una sorpresa genuina, no parece intentar burlarse de ella. Inhala profundamente y decide responder. Al fin, están en cueros compartiendo una bañera, ¡qué más da enseñar un poco más!
—Una vez estuve a punto de hacerlo, o eso pensé. Curiosamente también resultó ser gay.
—¿Qué? Es broma ¿verdad? Eres un imán de jotas o ¿qué? —Joshua ve el inicio de una pequeña sonrisa en sus labios.
—¡Calla! —dice divertida; pero el recuerdo la traiciona y la hace ensombrecer—. Germán no es jota.
—No. No lo es.
—Bueno. El hermano de una amiga me buscaba mucho. Cuando llegaba con ella a su casa él se pegaba a nosotras. Era un año mayor que yo. Por alguna razón nos quedamos solos en su casa y comenzamos a platicar. Él me llevó a su habitación y me pidió que me desvistiera; quería verme desnuda. Yo me quité la blusa, luego el brasier y posé semi desnuda como las chicas de revistas. Me sentí tonta. Eso fue todo. Ni siquiera me tocó, solo se quedó observando. Pensé que mi cuerpo lo había sorprendido demasiado como para hacer nada y me sentí orgullosa, hasta que, meses más tarde, salió del closet.
—¿Cuántos años tenías?
—Quince, catorce. Él tenía entre quince o dieciséis. Ya era todo un hombre y ni así pudo decirme la verdad. “Salir del closet” ¡Ja! No me imagino porqué les cuesta tanto sincerarse. Si el hermano de mi amiga tenía dudas ¿por qué no lo expresó? Por qué en vez de ilusionarme pidiendo que me desnudara no me dijo: ¡hey! quiero verte las bubis para saber si me gustan las mujeres ¿Por qué ocultan lo que sienten? ¿Por qué Germán no me lo confesó? Lo hubiera entendido. Pero ya lo oíste, ni siquiera es bisexual. Me toleraba. To-le-ra-ba. Como si fuera un producto cualquiera que te ponen en el plato y debes comértelo por compromiso. Como el tofu, o la lechuga romana, o el betabel. Fui solo un mugroso betabel en su triste vida.
—Primero “cosa” y ahora ¿bubis?
—Callate.
—Tienes que nombrar las cosas como son, no es malo. No te vas a ir al infierno por decir pene o tetas.
—¡Eres el amante de mi novio! Eso es nombrar las cosas como son.
—¡Germán es gay! Eso sí es nombrar las cosas como son.
Joshua hace una mueca y voltea a su derecha. El agua ya se ha enfriado. Nayeli cierra los ojos intentando no llorar y voltea a su izquierda. El agua apenas se está entibiando.
—¿Cuándo saliste del closet? —ataca Joshua.
—¿Qué?
—Que ¿cuándo temiste decirle al mundo que te gustaban los chicos? ¿Cuándo pensaste que eras una mierda por soñar con hombres y no con mujeres como tus padres deseaban? ¿Cuándo escuchaste decir a tu abuela que te irás al infierno por amar a una persona? ¿Cuándo lloraste de rabia por no poder salir a la calle tomada de la mano de tu novio? ¿Cuándo te negaste a ser feliz porque eso era lo correcto?
Nayeli lo observa perpleja, está enojado. No sabe en qué momento Joshua pasó a ser la víctima.
—¿Cuándo saliste tú?
Joshua se acomoda de forma brusca provocando que los pechos de Nayeli se agiten con el suave oleaje del agua. Ella voltea irritada.
—No soy como Germán —su voz suena lejana—. El día que me conociste supiste que era gay. Así soy yo, con un letrero de colores en la frente. De niño mis padres lo omitían, de niño mi abuelo me toleraba, de niño mis primos se burlaban. Era diferente, toda la familia lo sabía y al mismo tiempo temían decirlo en voz alta. Como una especie de hechizo que podría romperse si alguien pronunciaba la palabra gay. En cambio: afeminado, era aceptable. “Hombrecito afeminado” me decían. Ya crecerá, ya dejará los colores chillones, ya madurará su voz. No fue así. Mis tías preguntaban por la novia, mi mamá, más discreta, preguntaba por las amigas, y mi papá levantaba los ojos esperando respuesta. En la escuela fue completamente diferente, ahí nadie temía gritarlo; a excepción de mí. La mayor parte del del tiempo odié ser afeminado; fantaseaba con ser normal. No entendía por qué veía las piernas de mis compañeros cuando hacíamos deporte, no sabía porque el idiota más idiota de mi salón me gustaba tanto, no comprendía por qué cuando un profesor lindo se acercaba me ponía nervioso. Después pasé a la preparatoria, no fue tan malo; había personas más comprensivas. Ese año conocí el ambiente gay, bares clandestinos disfrazados de cafés y pervertidos acosando a menores en rincones oscuros. Fui a marchas, besé a muchos chicos y compré una bandera que guardé bajo la cama. Me definí, me defendí y me armé de valor para decirle a mis padres quién era realmente. No fue ninguna sorpresa para ellos, sino una declaración de hechos. Mi mamá fue a la cocina a hacer la cena y mi papá encendió el televisor; nunca más se volvió a hablar del tema. No hizo falta que le informara a la familia, la noticia se expandió con un “cuanto lo lamento” como respuesta. Mis tías dejaron de preguntar por la novia, mi abuelo dejó de tolerarme y mis primos pasaron de burlarse a ignorarme por completo. Como si tuviera una enfermedad contagiosa. Quisiera mentirte diciendo que fui fuerte, pero la idea de haberle fallado a tu familia es un sentimiento de culpa muy poderoso. Te hace creer que no hiciste lo suficiente para cambiar, para ser lo que ellos esperaban de ti.
Nayeli baja la vista avergonzada.
—¿Te cuento un secreto? Creo… no lo sé. Creo que sabía que a Germán no le gustaban tanto las chicas.
—No seas autocomplaciente conmigo.
—Sí, o sea, tienes razón. Callamos lo que nos da miedo reconocer. Me gustaba que fuera la única mujer a la que Germán veía, pero, en algún punto eso empezó a trastornarme. Nunca lo descubrí viendo a otra mujer de forma cuestionable, pero, se quedaba viendo a los hombres más de lo normal. Muchas veces lograba disimularlo, pero en otras no. Sobre todo cuando se parecían a ti. Con esa aura de misterio que te cargas. Podrás ser afeminado, sin embargo, eres guapo.
—Si sospechabas algo, ¿por qué no lo encaraste?
—Era una idea bastante absurda, una idea ridícula. ¿Germán gay?¡Por favor! Cualquiera que tenga ojos diría que es heterosexual. A menos que vivieras con él por unos años. Entonces encontrarías cosas pequeñas, cosas minúsculas, bastante insignificantes pero que ahí están para quien sabe observar. Y que, poco a poco, comienzan a materializarse en una verdad palpable. Una verdad difícil de digerir.
—¿Puedo preguntarte algo?
—Es gracioso que hagas esa pregunta después de todo esto —Nayeli señala sus cuerpos desnudos.
—Tienes razón. Es que, no entiendo qué hacemos aquí. El trío. Tú, Germán, yo ¿Por qué? ¿Por qué conmigo? ¿Por qué le pediste a Germán tal cosa?
Nayeli lo observa detenidamente. Era la misma pregunta que se había hecho por semanas. No encontraba respuesta. Solo un día le propuso a Germán que se acostaran con su nuevo mejor amigo ¿Una fantasía? ¿Un arrebato de locura? ¿Adrenalina?
—Tal vez… tal vez porque quería saber la verdad. Puede que ya estuviera cansada de mi vida. Tan perfecta y aburrida al mismo tiempo. Sospechaba que algo raro pasaba entre ustedes, pero no sabía cómo preguntar. Germán es dulce, tierno, bastante complaciente, así que le mentí diciendo que tenía una fantasía con dos hombres a la vez . Pero… pero… quería ver cómo Germán te miraba en la intimidad. Quería confirmar lo que había sospechado todo este tiempo. No sé si te lo ha dicho o no, no sé si él lo sabe siquiera, pero él te ama. Él te ama, Joshua… Él te ama…
A Nayeli se le hunden los ojos en tristeza. Una tristeza cálida que, gota a gota, va fundiéndose con la fría agua de la bañera.
SEGUNDA PARTE
—¡Hey!
—Ah… Hola.
—¿Puedo sentarme?
—Sí, supongo.
—Él es Park. Es bastante sociable, no muerde.
—Hola, Park.
—…
—…
—Es un buen día.
—Hum… que gracioso, no había visto el cielo.
— …
—…
—¿Esperas a alguien?
—¿Qué?, no. No espero a nadie.
—Está bien.
—Sí.
—Soy Germán.
—¡Okeeey! je, je, je.
—Me alegra que te divierta mi nombre.
—No, no es tu nombre. Para nada. Es que nunca había conocido a alguien que presentara primero a su perro que a sí mismo. Es gracioso.
—Creí que podría desagradarte la idea de sentarte al lado de un extraño con un perro tan grande como Park.
—Estamos en un parque. No tendría porque molestarme.
—Sí, eso es verdad. Soy un tonto.
—No, no pareces tonto.
—…
—Por cierto, soy Joshua.
—Joshua es un nombre único. Te queda.
—¿Te parece?
—Sí, un poco.
—Ok.
—¡Vaya! Soy torpe conociendo a la gente, tal vez por eso te presenté primero a mi perro y es que ya te había visto corriendo por ahí, normalmente huyo de situaciones como esta, pero ahora no sé qué me pasó, quise acercarme y ahora que estoy tan cerca ya no sé si te estoy molestando porque pones una cara muy seria, como esa y… ¡Ay!… mejor me callo. Soy un lío.
—¿Me has visto correr?
—Sí, siempre, das como cinco o seis vueltas… ¡Espera! eso sonó muy mal. No te estoy siguiendo, solo vengo a pasear a Park y pues, te he visto correr varias veces.
—¿Varias veces?
—¡Ajá! No me mires así, por favor. No soy un acosador.
—¿Qué te hizo acercarte a mí hoy?
—Vaya, Pues… Siempre te veo lleno de energía. Me sorprende que corras tan rápido y sin disminuir el ritmo. Ya sabes, es raro que alguien no pierda el paso siendo tan veloz… Y hoy… es que, es la primera vez que te veo así.
—¿Cómo?
—Ido. Y no solo ido, sino preocupado. Quiero saber si… si estas bien. Si te encuentras bien. Solo es eso.
Joshua examina a Germán por primera vez. Hace una mueca con la boca y mantiene las cejas caídas. Parece un niño suplicando por una paleta.
—Mi madre está en el hospital.
—¡Oh, rayos! Y yo aquí molestando. Cuánto lo siento…
—¡No! No es tan malo. Bueno, sí. Tiene cáncer.
—Eso suena bastante grave.
—Mi padre me dijo que me apresure si quiero despedirme de ella.
—¡Oh! Mierda.
—No he visto a mis padres desde que salí de la preparatoria, ¿puedes creerlo? No es que fuéramos bastante allegados, así que cuando fui mayor busqué universidad más lejana y ellos aceptaron. Fue lo mejor para todos. Mi madre suele hablarme por teléfono. Muy esporádicamente, no creas que a diario, sino en cumpleaños, navidad, y en una ocasión para buscar unos anillos para la boda de mi prima, pensó que aquí los encontraría más baratos, pero nunca me confesó que tenía cáncer. Cuando mi padre colgó esta mañana, no supe qué hacer. Caminé sin rumbo hasta aquí y me senté en esta banca. Lo más extraño es que no logro concentrarme. Quisiera recordar un momento lindo con ella, pero, antes de que llegaras, estaba pensando en lo incómodo que es sentarse en estas cosas metálicas. No sé si lo notas, pero las grecas se te encajan en las costillas.
—Sí, son incómodas.
—…
— Amm… supongo que saldrás a la casa de tus papás esta tarde, ¿no?
—¿Debería hacerlo? Claro que sí, ¿qué pregunta es esa? Soy su hijo, pero no sé cómo enfrentar esta situación solo. Ok, ok, ya sé que ahí estará mi padre, y las tías, y la familia, sin embargo…
—Yo puedo acompañarte.
—¿Qué? No… Espera, ¿no tienes cosas que hacer?
—¡Ah! Sí, ¿verdad? Lo decía por cortesía. No sé ni lo que estoy haciendo. Además tampoco me conoces Ja, ja ja. Soy bastante torpe…
—Oye, para. ¿Lo dijiste en serio?
—Olvídalo, no dije nada. Es una tontería, ¿verdad? Aunque… sí. Ahora que lo pienso, lo dije muy en serio. Ni siquiera lo pensé.
—Gracias.
—Lamento ser tan torpe.
—No eres torpe, eres una buena persona.
—¿Te lo parezco?
—Demasiado.
—¡Vaya!
—Sí, ¡vaya!
—…
—…
—Nunca me agradó mi tío Armando.
—¿Qué?
—Me jalaba las orejas cuando era niño y siempre olía a tabaco. Una vez me dijo que todos los perros tenían rabia y que la contagiaban con el más mínimo lengüetazo. Me dijo también que tendrían que picarme varias veces en la panza para curarme. No abracé a ningún perro por años. Cuando mi mamá se enteró, me llevó a la veterinaria para que me explicaran realmente cómo se contagia la rabia y me ayudó a elegir a mi primera mascota. La amé demasiado ese día. Así que, cuando mi tío Armando se rompió la pierna, tuve que ir a su casa a cuidarlo. Fueron las vacaciones más largas de mi vida, pero acepté porque era un favor que le hacía a mi mamá. Haría todo por ella y desearía nunca desepcionarla. Aunque creo, ya lo estoy haciendo.
—¿Cómo?
—Nada, nada. Olvidalo. Mira, sé que me estoy entrometiendo, sin embargo creo que una mamá es una mamá. Por mucho que estés distanciado de ella, hay algo, como un vínculo, algo inquebrantable que hace que no puedas escapar de su cariño. Tu mamá seguía llamándote por teléfono. Y por mucho que pienses que no te afecta, caminaste hasta aquí sin rumbo alguno. Eso es… eso es algo, y tienes que decírselo. Tienes que decirle por qué las grecas de esta banca te molestan mucho.
—Empiezo a creer que sí eres torpe conociendo gente. ¿Siempre las haces llorar al primer contacto?
—¡Rayos!Pretendía darte ánimos. Lo lamento.
—¡No! Perdón. Era un chiste, pero, creo que así como estoy no sonó como quería. Más bien, lo que quice decir es, gracias.
—¿En serio?
—Sí. Muchas gracias.
Joshua le regala la mejor sonrisa que puede. Germán abre los ojos asombrado; no imaginó que podía verse aún más guapo.
—Entonces, creo que me despido. Tengo que hacer una maleta.
—Vaya, que tengas un buen viaje, Joshua.
—Y para la próxima no me espíes, corre junto a mí. Park puede acompañarnos.
—¡Que no te espío!
TERCERA PARTE
La ciudad se mantiene oculta bajo la penumbra cuando Joshua apea del Taxi. Está tan ensimismado que no se percata que una sombra se acerca. La ciudad despierta bajo la luz mortecina del día cuando Germán ve a Joshua apear del Taxi. Está tan ansioso que olvida al conductor y toma la mano de Joshua. Éste, pasmado y con la boca abierta, se le pone la piel de gallina. Aquel, de pie y con una sonrisa cansada, se lanza a sus brazos hundiendo el rostro en su cuello.
—¡Hey!
—¡Hey!
Dicen mientras sus corazones palpitan agitados.
—¿Me esperaste en mi casa todo este tiempo?
—Fui a mi departamento a tomar unas cosas, luego di como cien vueltas antes de llegar aquí. Toqué varias veces a tu puerta, pero nadie abrió. Comencé a creer que estabas enojado conmigo por lo que hice. Pensé que no me querías ver.
—Me quedé con Nayeli, no supe qué hacer. Yo pensé que habías terminado con nosotros cuando saliste de la habitación. Nunca te había visto así, tan enojado.
—¿Cómo puedes creer que terminaría contigo?
Joshua separa su cuerpo de Germán y lo toma de hombros.
—¿Por qué lo hiciste?
—Creí que podría seguir fingiendo —dijo tomando la mano de Joshua—. Pero cuando ella te llevó a la cama y te quitó la chamarra, exploté. No pensé que podría sentir tantos celos por una persona. Nunca me pasó con Naye. Sin embargo, contigo fue como… como si me arrebataran un pedazo de mi corazón. No pude controlarme.
—Tonto.
—Solías prohibirme que me llamara así, y ahora tú lo haces.
Joshua lleva su mano a la mejilla de Germán y toca su piel con extrema dulzura.
—¿Estás bien?
—Estoy cansado. Pero no dejo de pensar que todos lo sabrán muy pronto. Los padres de Naye, mi hermano, mi papá, mi mamá…
—Ey, veme —suavemente levanta el rostro de Germán y limpia las lágrimas que brotan calladas—. No puedo prometerte que estaré el resto de mi vida a tu lado. Dios sabe que quiero hacerlo, pero está fuera de mi alcance. Lo que sí puedo prometerte es que estarás bien. Éste es el primer paso para una nueva vida. Una vida sin ataduras, donde tú elijas qué es lo que quieres y a quién quieres. Te aseguro que hoy dolerá ¡Vaya que dolerá! Pero mañana ya no tanto y, poco a poco, desaparecerá. Sí, sí, de pronto volverá a doler, pero tendrás la certeza de que hiciste lo correcto porque habrás obtenido el valor de gritar a los cuatro vientos que te gustan los chicos. Estarás bien, porque, por primera vez desde que eras un niño, serás libre. Eso sí será para siempre, Germán, y nadie podrá arrebatartelo.
La cálida luz del sol se cuela lentamente por la ciudad. Joshua, tomado de la mano de Germán, camina lentamente a su casa. Germán, tomado de la mano de Joshua, se deja llevar por la persona que ama.
2 comments
jimenaemeuve
Teacher PlusHi @zootresss .
Thank you and congratulations on getting here.
In matters of structure I think you did very well: your flashback is very clear, and then you return perfectly to the temporality of the first part. That sequence is very good. Perfect also the economy of characters, you created an effective system.
On more microscopic matters, I have some notes on word choice.
-The first: if "fool" is going to be an important word between Germán and Joshua, I suggest that Nayeli not use it. Perhaps you can argue that the three of them are blended in, but due to the length of this project, I think it is better to leave the floor to the two of them.
-Second: "That memory is mine, it belongs to me" is saying the same idea twice. This happens to me a lot, it happens in almost all my texts (see? I just did it right here for you). These repetitions seem very intuitive to me, it is your head trying to find the best way to formulate an intention. I suggest you stay with one, it gives more assertiveness to the dialogue.
-Third: In the first part Joshua says "I'm not going to tell you" and a few speeches later Nayeli says "I'm not going to explain it to you". I think you could differentiate their expressions. It is true that it is not the most particular expression and could be used by two people in a real situation, but in the dialogue you lose an opportunity to differentiate your characters.
One more thing that I want to applaud you is that it follows very well who says what. Bravo that you didn't abuse the "said so-and-so", you didn't need them at all.
About ideas I have one thing to say. I feel like your characters agreed to think the same thing about life. Although their circumstances are not the same, they do seem to be looking in the same direction. There are never contradictions or discrepancies because their emotions do not dominate their ideologies. The bad thing about this is that there is no living reflection, which is built from dialogue. They already agree, they have the same opinion about the situation they are experiencing, they assume it without protesting and continue with their lives. I do not think it is bad that you have decided this for this occasion, but I do invite you not to make life so easy for them from now on. They don't have to agree on everything.
Finally, there are two moments that confused me and I want to tell you about them.
1. Telling him "tub" and "jacuzzi", with the added bonus of temperature differences, had me believing for a long time that they were not submerged in the same place and that that motel had a bathtub next to a jacuzzi. Perhaps this was not the best time to use synonyms.
2. In the third part it dawns very quickly. And I know that in reality the sky can lighten from one moment to the next, but in the reading it was strange that the taxi arrived in the dark, some things were said and it was already dawn.
That is all.
I hope these notes help you. I insist that to be the cash cut of this course you were able to integrate many tools and I congratulate you for it. Keep thinking and trying. I am sure that you will be able to build more and more powerful voices.
Luck.
See original
Hide original
zootresss
@jimenaemeuve Thank you. I will use the resources I learned in this course for my future projects. Also thanks for your comments, they helped me a lot.
See original
Hide original
Log in or join for Free to comment