Julia Mora

Cuando Julia era pequeña no se preocupaba por qué sería de mayor. Fantaseaba con profesiones que le apasionaban como la de pintora, maestra, escritora o poetisa. Jugar con el doble sentido de las palabras, de las imágenes y de las situaciones era uno de sus pasatiempos favoritos, y tratar de convertir los problemas en soluciones, su filosofía de vida.

Lo suyo no era la monotonía, por eso, se propuso encontrar una profesión que convirtiera el trabajo en afición y cada día en un nuevo reto. Como su talento musical brillaba por su ausencia y el puesto de estrella del pop ya estaba ocupado por su grupo favorito - “The Beatles” - se decantó por el diseño gráfico.

Ser diseñadora le gustaba porque convergía su parte más artística con la racional. Su mente inquieta quiso ampliar horizontes y se adentró en el mundo de la publicidad. Gracias a ella recordó aquello que le hacía divertirse como una niña - idear - y se dio cuenta de lo que de verdad le gustaría ser: creativa publicitaria. ¡Cómo no! Aspirar a hacer algún día los anuncios de “la Coca-Cola”. Pero pronto advirtió que la creatividad no solo se encontraba en los breves e ingeniosos mensajes de los spots. La creatividad estaba en cualquier parte.

Esta reflexión le hizo interesarse por la interactividad y por formas publicitarias menos convencionales. Aquellas que emocionan, que sorprenden o hacen reír con un relato en el que la marca no ocupa el primer plano porque el protagonista es el receptor. Estas formas que tanto le interesan son el story telling y branded content e incluso se han convertido en el tema central de su trabajo final de máster, pero ¿Cuál será su nuevo reto?