Florencia Cornejo

Lo primero en lo que pienso cuando debo hablar sobre mi es de los libros y sus historias. De pequeña me refugiaba del mundo, escondida entre lomos gigantes al resguardo de hojas amarillentas y de signos que no lograba descifrar. Mi abuelo y mi madre me narraban historias maravillosas, sembrando en mi el amor por universos imposibles con reglas disparatadas repletas de hadas, duendes y diablillos malignos. Soy hija de un hombre que por oficio tiene el de ser brujo y de una mujer lúdica con la cual, tengo la fortuna, de compartir la carcajada fácil. Me crio un abuelo amante de los libros y los juguetes que me enseño que crecer es la gran mentira de los niños que se disfrazan con pantalones largos. De pequeña era directora y escritora de obras teatrales para mi familia, de mayor me dedique a trabajar en bibliotecas y en librerías. De profesión tengo la de Cuentacuentos, también imparto talleres del arte de contar historias por el método de improvisación. Me gusta mucho estudiar y soy de esas personas intensas que se la pasan pensando e imaginando, por ello aprendí el oficio de encuadernación para poder gestar mis propios espacios donde desarrollar todos mis universos. De forma autodidacta investigo el estudio de los símbolos (simbología) en la literatura, mediante comparar las historias, mitos, leyendas, fabulas, etc. Por una materia no soy profesora de filosofía oriental, pero aun así sigo investigando por mi cuenta el estudio de las religiones comparadas y su fascinante universo de relatos. Soy promotora de lectura por vocación y casi todas mis actividades (también tejo amigurumis y hago origami), tienen una relación directa con los libros. Vivo rodeada de libros y cuando me piden que cuente algo sobre mi, solo puedo decir: que soy una mujer hecha de historias.