Harydharam Kaur

Cuando abrí los ojos vieron que los tenía azules, azules como el mar de mis recuerdos y el cielo de mis sueños... Mis padres me dieron dos besos, me pusieron en un barco de papel y me soltaron al mar...
Empezaba aquí mi aventura, fluyendo junto a los sonidos de las aguas y los olores marinos, donde los colores azules, verdes y blancos empezaron a formar parte de mí.

Una mañana me desperté y vi que mi barco de papel estaba lleno de dibujos, pues no recuerdo el día que empecé a llenar las hojas en blanco de formas y colores… Era el momento de parar y conocer más a fondo aquello que florecía en mí. La Escuela de Arte fue mi primera parada para conocer las diferentes formas de expresión artística, quedándome entonces con el Diseño Gráfico.

Continué navegando y mi sensibilidad se empezó a agudizar por todos los poros de mi piel y a los 23 años me encontré con una gran tormenta llena de nubes grises y relámpagos en mi cielo azul. Decidí atracar de nuevo a puerto y fue entonces cuando me encontré con el yoga y empecé a meditar… Con los años de práctica se despertaron en mí energías que me llevaron a conocer el Reiki y la Cristaloterapia. Guardo un buen recuerdo de aquellos años tan intensos…

Más tarde las formas de mis mandalas empezarían a flotar en mi mente y fue aquí y sin apenas darme cuenta, donde había unido el arte con el yoga.
Cuando volví a soltar amarras, noté que mi barriga se hinchaba. Pasados unos meses tenia en mis brazos una niña con la cabeza llena de rizos… Ya no navegaba sola. Empezamos las dos a practicar yoga y decidí pararme otra vez y atracar en el puerto del Yoga para Niños, complementándolo con el Mindfulness, la Programación Neurolingüística y las Pausas de Yoga…

Sigo navegando y mis ojos continúan siendo azules, pero mi mirada ha cambiado...