Patricia Paloma Jiménez

Nací con signo acuario, tres años antes de la revolución cubana. Cuando era niña en el patio de mi casa invadido de hierbabuena y rosales la pasaba soñando que era una princesa en busca de su príncipe encantado. Mamá murió cuando tenía cuatro años y papá que era médico y quedó con 7 hijos, nos mandaban en vacaciones a la finca de los primos para suavizar la carga. Entre montañas y vacas empecé a escribir mi primer poema a las luciérnagas ue me parecían como estrellaras en la noche. Fue la época más feliz de mi vida. A los 17 ingrese en la Universidad, allí conocí mi príncipe encantado, un mechudo que hablaba de transformar la sociedad. Un día llegó a mi puerta con un ramo de rosas y supe que iba a tener problemas. Me fui a vivir con él y tuvimos tres hijas. Era un defensor de los derechos humanos por su accionaren el año de 1992 lo asesinaron, denuncie al estado y como consecuencia tuve que irme de Bogotá, en la carrera perdí mi cuaderno de poemas, años de memoria poética. Me salvé gracias a los libros, a la literatura, sus letras me decían que no estaba sola, ni era la única, que otros también sufrían y volví colectiva mi causa, volví a leer y a escribir. Leer, es como una luz que nos acompaña y escribir un parto que nos mantiene alerta y vivos.