Breve historia de los libros 'pop-up'
Con casi 800 años de tradición, las publicaciones con páginas plegables nacieron como una "máquina filosófica", evolucionaron a manuales científicos y sobreviven a día de hoy con mucho éxito entre los niños
En realidad, los libros pop-up más antiguos no tienen ilustraciones deslumbrantes de castillos, bosques, reyes, reinas, dragones y hadas, sino que se hicieron en la Edad Media para facilitar la comprensión de los fenómenos naturales y religiosos. Uno de ellos es un Volvelle (un tipo de libro que contiene círculos giratorios unidos a ejes, unidos a las páginas), realizado a mano en 1250 por el monje benedictino inglés Matthew Paris, para relacionar las estaciones y las fases de la luna con las fiestas religiosas.
Aún más famoso, es el creado por el ocultista, escritor, filósofo y poeta de habla catalana Ramon Llull, nacido en 1230 en Palma (capital del entonces Reino de Mallorca) cuyo Ars Magna Generalis, a diferencia del pergamino parisino, ni siquiera fue considerado libro en su momento.
Más bien fue concebido como una máquina de lógica: el volumen estaba compuesto por círculos rotativos que permitían hacer "preguntas" filosóficas sobre diversos temas, relacionados con la virtud, el bien y el mal y Dios. Mientras un número finito de combinaciones hacía posible inferir las respuestas "correctas" o "incorrectas" a las preguntas propuestas.
Las respuestas "correctas" estaban basadas en dogmas de la Iglesia Católica. Como teórico de las cruzadas y de la conversión forzosa de judíos y musulmanes al cristianismo, Ramon Llull fue beatificado algunos años después de su muerte, que se cree que tuvo lugar en 1315.
Manuales de Astrología y Medicina
La evolución natural de los libros pop-up estuvo a cargo de científicos de finales de la Edad Media y principios del Renacimiento. Los manuales de astronomía y medicina utilizaron las prácticas características de los pliegues y texturas para describir cosas como las fases de la luna y los cuerpos abiertos en disección.
Dos ejemplos de tales libros fueron escritos a mano e impresos en la imprenta de tipos móviles inventada por el alemán Johannes Gutenberg a mediados del siglo XV: el Calendarium, de Johannes Regiomontanus (publicado en 1476, en Venecia); y el manual de anatomía Catoptrum microcosmicum, de Johan Remmelin (publicado en latín en 1619).
Maravillosos colores e historias
La prensa móvil de Gutenberg permitió una mayor difusión de libros a partir del siglo XVI, contribuyendo enormemente a la consolidación de las ideas del Renacimiento y al surgimiento de la Ilustración.
En el siglo XVIII, el editor inglés John Newbery comenzó a publicar fábulas para niños en formato pop-up. Sus libros móviles se hicieron populares rápidamente, convirtiéndose en objetos de culto entre las clases altas de Inglaterra y Francia. Se desconocen los nombres de los autores de la mayoría de las publicaciones, ya que todos los derechos de autor, en ese momento, todavía pertenecían a los libreros o propietarios de prensa.
Los libros pop-up en los siglos XIX, XX y posteriores
Las imprentas más modernas, las nuevas técnicas de plegado y la explosión del hábito de la lectura en los países ricos a partir del siglo XIX, supusieron una notable mejora de los libros pop-up, convirtiéndose en sofisticados objetos de información, entretenimiento e incluso decoración.
Casi sin palabras, y con imágenes multicolores y deslumbrantes, estos objetos podrían exportarse más fácilmente entre países, viajando desde los principales centros productores del norte de Europa, como Alemania, Bélgica, Holanda e Inglaterra.
Le Grand Cirque International, perteneciente a la Biblioteca Nacional de España, es una obra notable en su género producida por el famoso ilustrador y cuento alemán Lottar Meggendofer y publicada en 1887, en París.
En 1932, la editorial estadounidense Blue Ribbon Books registró el término pop-up y, durante décadas, fue la única que comercializó libros móviles (basados en pergaminos medievales) con este nombre. Enfocado en el universo de los cuentos para niños y con las famosas alianzas de Blue Ribbon —como la celebrada con Walt Disney— ayudaron a las historias famosas de Mickey, Minnie y compañía a hacerse famosas en todo el mundo.
Hoy en día, a pesar del avance de las tecnologías digitales, los libros plegables siguen siendo populares entre niños y adultos. "Abrir un libro emergente es adentrarse en un mundo de detalles donde las historias cobran vida", define la española Silvia Hijano Coullaut, diseñadora editorial y fundadora de una famosa librería madrileña, Libracos, dedicada a este arte.
Imparte el curso de Domestika Creación de libros pop-up, en el que enseña paso a paso cómo crear una versión artesanal de un libro plegable desde cero, y predice: los pop-ups seguirán teniendo una larga vida, deleitarán a los lectores y pondrán en práctica las habilidades y dotes artísticas de quienes los elaboran: "Son auténticas obras de ingeniería en papel, llenas de creatividad".
Versión en español de @lucialonso
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