Eludiendo el método: las reflexivas cubiertas de Daniel Gil

Repasamos la figura de uno de los pioneros del diseño de cubiertas en España

Daniel Gil (Santander, 1930 - Madrid, 2004) fue una de las figuras del diseño de cubiertas más destacadas y singulares en España. Su trabajo consiguió romper los moldes de una disciplina tradicional y enquistada en la posguerra española que se antojaba reticente al cambio. Su mirada renovó la cultura visual y gráfica con sus diseños de discos y cubiertas, situándose a la altura de las vanguardias europeas.

El trabajo de Gil estuvo fuertemente influenciado por su paso en la institución de estudios de diseño Ulm, en Alemania, que imprimió en sus primeros trabajos para la discográfica Hispavox. En sus diseños de cajetillas de discos ya despuntaba su uso especial de la tipografía, las formas geométricas y los colores llamativos.

Los libros de bolsillo: la obra cumbre de Daniel Gil

Con el trabajo que desempeñó durante 25 años en Los libros de bolsillo de Alianza Editorial, Gil consiguió penetrar en una sociedad que abrazó grandes nombres de la literatura gracias a sus cubiertas. Gil quiso reflejar con sus diseños la sensación que quedaba en el lector tras leer el libro, rehuyendo de la información inmediata para convertir las cubiertas en ventanas a la imaginación.

La incorporación del formato de bolsillo en 1966 supuso un fenómeno muy novedoso en España, tanto por el formato compacto como por la libertad creativa que se respiraba en cada una de sus cubiertas - y que Alianza le cedió - e incluso llevó a Gil a dirigir un departamento de arte editorial inexistente hasta la fecha.

Anarquía visual: un diseño revolucionario y sin precedentes

Todas las cubiertas se crearon ad hoc, pues no se seguía ningún patrón en la elaboración de estos diseños y cada uno de los títulos tenía el suyo propio. Daniel Gil confeccionó unos mundos, a veces ácidos, siniestros y en otras ocasiones elegantes y singulares, con todos los recursos que tenía a su alcance: fotografía, collage, tipografía, iconos de las vanguardias - con especial peso del dadaísmo y las referencias freudianas-.

Su obra estuvo orientada a crear significados y poesías visuales. Gil no quiso dejar huella con una marca personal intrínseca, pero consiguió que todas sus cubiertas, pese a ser diferentes, mantuvieran una relación de parentesco. Todas ellas huían de la obviedad, persiguiendo trascender la mera ilustración informativa.

Unas cubiertas que todavía invitan a la reflexión

El magnetismo de las cubiertas de Gil y la conceptualización abstracta que supo dirimir en cada uno de los libros continúa latente. Su figura no fue del todo reconocida en España, más allá de recibir la Medalla de Oro de Bellas Artes (1984) y dos premios Laus, pues los Premios Nacionales de Diseño no tuvieron en cuenta su obra, hasta que en 2001 le concedieron una mención honorífica que Gil rechazó.

Su trabajo ha estado recogido en varias exposiciones y libros, de los que destacan su dos exposiciones en la Biblioteca Nacional (1984 y 1990), y la del centro social de la Fundación Caja Cantabria, en la que consiguieron recopilar alrededor de 800 cubiertas originales. Asimismo, en “Los mil rostros de un libro” (Manuel Ruiz Martínez, Creando Estudio Gráfico, 2012) se recoge un análisis de mil cubiertas de Gil, sus materiales y procedimientos para realizar sus diseños.