Alicia Aradilla, la ilustradora que viaja pintando el mundo en acuarela

Hablamos con Alicia Aradilla, la ilustradora viajera que ha dado a conocer el travel sketch a través de Instagram

Más de 11 cuadernos y cerca de 1000 ilustraciones: así podría resumirse el viaje de Alicia Aradilla (@a_aradilla) por Asia. La ilustradora española ha conseguido cumplir el sueño de muchos: dejarlo todo y lanzarse a dar una particular vuelta al mundo dibujando con acuarela. Hablamos con ella para que nos explique las claves de sus ilustraciones, los materiales que siempre la acompañan y de dónde saca la inspiración.

Quién es Alicia Aradilla, ¿cómo te definirías?

Es una ilustradora extremeña que aunque empezó la carrera de Medicina, pronto se dio cuenta de lo importante que era seguir su vocación y convertir aquello que todos llamaban 'hobby' en su profesión. Poco aventurera, pero apasionada de los viajes, lo cual la lleva a arriesgarse y seguir el camino menos fácil pero más directo para cumplir sus sueños.

¿Cómo surgió la idea de realizar estas postales de acuarela mientras viajabas?

Los cuadernos de viaje siempre me han acompañado, lo único que al principio tenían una forma diferente, eran muy pequeños y en blanco y negro, escribía más que pintaba y los usaba como diario. Poco a poco fueron evolucionando hasta que un día decidí empezar a viajar con las acuarelas; los comienzos fueron duros, pero poco a poco aquellos dibujos cobraban vida. Me di cuenta de que, además de ser el mejor souvenir que me podía llevar de cualquier destino, el cuaderno era el medio perfecto para romper el hielo con la gente del lugar, una excusa que me permitía pasar tiempo en cada sitio y llegar a conocerlo verdaderamente.

¿Cómo definirías el urban sketch?

El urban sketch ha democratizado la técnica del 'plein air' que usaban (y usan) los pintores de campo. Ya no es necesario un caballete y una gran caja de óleos para practicarla, basta con coger un pequeño cuaderno, un lápiz y plasmar lo que nos rodea de manera espontánea en el papel, ya sea en el metro, tomando un café o visitando un museo.

¿Qué materiales son imprescindibles en tu mochila de viaje para dibujar?

No puede faltar la caja de acuarelas, un par de pinceles de viaje, una pluma cargada de tinta, un cuaderno que resista cualquier aventura, un pequeño bote de agua y el soporte/atril totalmente handmade que me permite dibujar tanto de pie como sentada.

¿Qué momentos son los mejores para dibujar cuando viajas y es difícil mantener una rutina?

No existe un momento perfecto (esto lo aprendí rápidamente viajando), a veces tienes una luz que te gusta, otras la comodidad de un buen asiento, en otros casos el encuadre o el color, pero en el dibujo al aire libre no se suele dar todo a la vez. Cuando encuentras la perspectiva que te interesa empieza a llover repentinamente, o por ejemplo esos colores mágicos del atardecer apenas duran unos minutos y tienes que dibujar muy rápido si quieres captarlos. La rutina no consiste en dibujar siempre a la misma hora o de la misma manera sino en ser constante. Cuando viajo intento hacerlo al menos un par de veces al día, da igual si es en un tren, en medio del desierto o en una tetería, lo importante es sacar el cuaderno de la mochila.

¿Qué te llama la atención de un lugar que visitas para dibujarlo?

Hay lugares que inspiran más que otros, pero la luz es algo que me interesa muchísimo y hace que todo cobre vida en el papel. También dibujo aquello que quiero recordar, la comida, las costumbres, una conversación... El cuaderno es el resultado de todos esos pequeños detalles y experiencias que forman el viaje.

¿Cómo lo haces para viajar con tantos cuadernos a cuestas?

Es complicado, más que por la carga física, por la carga emocional, empiezas a preocuparte por ellos, que se pierdan, se estropeen... Durante mi viaje ha habido momentos en los que coincidía con algún amigo que justo pasaba sus vacaciones en el mismo destino y se los daba para que los llevara de vuelta a Madrid, ¡creo que ellos tenían más miedo que yo de perderlos! Cuando acumulaba unos 5 ó 6 en la mochila optaba por enviarlos por mensajería y hasta que no llegaban a España no respiraba tranquila...

Hemos visto que además de dibujar monumentos o impresionantes entornos naturales también te lanzas a dibujar comida ¿qué es lo más complicado de hacerlo?

¡Lo más complicado es no comérsela! Jajajaja... Lo mejor es pedir el café o el té muy caliente y dibujarlo mientras se enfría. La opción más segura es hacerle una foto antes por si acaso no te puedes resistir a darle un bocado...

¿Cómo es tu proceso creativo? ¿Bocetas antes de empezar el dibujo?

Mi proceso ha ido cambiando desde que empecé con los cuadernos, al principio tardaba mucho más y hacía mucho menos, así que empezaba directamente con la pluma para no perder tiempo. Ahora que tengo más práctica puedo bocetar con lápiz para asegurar el encaje que busco, luego empiezo con la acuarela y al mismo tiempo voy incluyendo la tinta, he dejado de dibujar con la pluma y ahora pinto con ella, la verdad que el resultado es muy diferente.

Si estás poco tiempo en un lugar, ¿tomas una foto para realizar el dibujo a posteriori o siempre lo haces in situ?

Siempre lo acabo in situ. Hay veces que no he llegado a terminar un dibujo, por ejemplo en Japón, cuando me echaron de un sitio donde estaba prohibido pintar o en China cuando se puso a llover de repente y tuve que dar las últimas pinceladas rápidamente paraguas en mano. El dibujo se detiene en ese instante y se queda tal y como está, no me interesa el acabado perfecto, me interesa la experiencia y el recuerdo de haber dibujado en ese sitio, así que acabarlo después no tendría mucho sentido. En el único caso que puedo hacer una excepción es con la comida, como he contado antes...

¿Qué consejo darías a alguien que quiere empezar con los cuadernos de viaje?

La primera vez que saqué el cuaderno y las acuarelas fue totalmente un desastre, dibujar en la calle no es algo fácil y menos si estás acostumbrado a pintar en el estudio. Pero el dibujo in situ tiene un encanto especial porque en él se refleja todo lo que ocurre durante esa hora que estás pintando, el clima, la gente que te habla o te sonríe, los olores... Y con los años se convierte en una máquina del tiempo que te transporta a ese preciso instante. Así que mi consejo sería decirle que lo importante del cuaderno de viaje no es que el acabado técnico sea perfecto ni que todas las pinceladas estén donde deban estar, sino esas historias que quedan impregnadas entre sus páginas y que vivirán para siempre.

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