Mi Proyecto del curso: Introducción a la escritura - Intriga en el Paraíso
von Ciro Benítez Quiroz @cbenitezquiroz
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INTRIGA EN EL PARAISO
“Cuanto será lo que debo pagar de impuestos? para ver que todo se lo roban en este jodido país; uff no presenté el reporte con las estadísticas…bueno lo presento el Lunes temprano, estoy cansado; será buena idea viajar a esta hora? si, si es buena idea, salir del caos de la ciudad y descansar de todo en tu conjunto campestre, apartarme de toda esa mierda, claro que hubiera podido esperar hasta mañana Sábado como siempre…ya me está dando hambre y obligué a todos a salir de apuro!”, la mente de Ernesto divagaba y no podía parar, su concentración en la vía que conduce de la gran ciudad a su sitio de descanso era cada vez menor. La llovizna que los acompañaba desde su partida se fue convirtiendo en una fuerte lluvia, pero Ernesto ni siquiera por esto cesaba en sus auto disertaciones.
-Ernesto!!!!, le gritó su esposa Amanda vehementemente, -Te estás saliendo de la carretera!!! Que te pasa, ¿no nos hiciste salir un viernes en la noche corriendo para accidentarnos en la vía no?
El grito de su esposa y las caras de susto de sus hijos hicieron que Ernesto se sacudiera de su lapsus. – Lo siento, es que la lluvia no me deja ver bien, dijo en un tono conciliador sabiendo que tenía responsabilidad en los hechos. “Debo estar concentrado, tengo lo más importante de mi vida aquí”, mientras pensaba esto veía por el espejo retrovisor a Mariana y a Arturo sus hijos de 13 y 8 años.
Amanda no estaba muy de acuerdo con el viaje que finalmente era de sólo una hora, pero tenía dudas de lo que pasaba en su casa, en el condominio al que visitaban al menos una vez al mes. Dudaba de si las cosas estaban en el lugar que las había dejado anteriormente, veía lugares sucios donde supuestamente ella había limpiado, la llave de paso aparecía abierta cuando ella estaba segura de que la había cerrado. Una vez le preguntó a la vigilancia, pero le dijeron que todo estaba bien, que por ahí no se aparecía nadie. Finalmente se resignaba pensando que también podía ser sugestión o hasta culpa por dejar la casa tanto tiempo abandonada. “Yo tengo un seguro por si alguien se aparece”, se decía internamente.
La lluvia arreciaba en la carretera, los flujos de agua corrían a lado y lado de la vía con gran velocidad pues estaban en la parte más montañosa del trayecto, la noche cada vez más oscura hacia que no hubiera visión a más de 5 metros hacia adelante; la luz de los rayos y el sonido del trueno inmediato les indicaba que estaban justo debajo de la tormenta. Ernesto sabía que debía ir muy despacio y con mucho cuidado y ahora más pues hizo el cruce hacia la vía destapada que conducía a su condominio campestre. Faltando 500m para llegar a la portada del condominio la camioneta empezó a ladearse y se pudo percibir un olor a caucho quemado, Ernesto supo al instante con impotencia y amargura que seguramente se había pinchado una llanta. “Cambiar una llanta en estas condiciones es imposible”.
En un principio Ernesto pensó en irse sólo en medio de la tormenta hasta la entrada vehicular del condominio para pedir ayuda, pero Amanda y los niños lo convencieron de irse juntos con los impermeables que trajeron y entrar por un costado del condominio en donde se accesaba peatonalmente por un cerramiento con alambre de púas que estaba a sólo 50m. Mariana y Arturo conocían un sendero desde la alambrada hasta el patio trasero de su casa; de las pocas cosas que disfrutaban al salir de la gran ciudad, era comer moras en los matorrales alrededor del condominio y conocían cada recoveco del mismo.
Se dispusieron a caminar en medio de la fuerte lluvia, el terreno húmedo en varias partes se convertía en lodo y los zapatos se enterraban, Ernesto miraba hacia el cielo, veía los rayos haciendo figuras centellantes, las gotas de lluvia cubrían su rostro inmediatamente y sentía como “se le venía la noche”. El implacable aguacero los estaba disminuyendo y asustando con la posibilidad de alguna caída de rayo, Amanda y Ernesto se miraron y sabían que ya no había vuelta atrás, tomaron fuertemente de la mano a Arturo y continuaron su camino. Pasaron la alambrada y se dirigieron al sendero indicado por Mariana.
-Veo luces en nuestro patio, dijo Mariana asustada. Toda la familia volteó a mirar hacia el sitio y vieron como la luz del patio trasero de la casa se apagaba de sopetón.
Amanda recordaba como el patio le parecía algo diferente cada vez que llegaban, “esto ya no es sugestión, acá pasa algo”.
Ernesto con resolución y valentía, tomó un palo grande y se dispuso a llegar a la reja trasera de su casa. -Amanda, niños me esperan acá que yo les doy una señal.
-Ernesto tengo un seguro de vida, yo te acompaño, yo sé cómo, le replicó Amanda.
-¿Tú crees que un Rosario o una oración nos va a servir ahora? Le contesta Ernesto, -Quédate con los niños y me esperan. Resignada Amanda y los niños se apartaron de la escena.
Rápidamente Ernesto abrió la reja del patio trasero la cual desafortunadamente tenía un chillido muy particular. Amanda, Mariana y Arturo, quienes se escondieron detrás de un matorral a unos 10m vieron como Ernesto se perdía de vista al pasar la reja, después de unos pocos segundos escucharon un golpe seco y un gemido desgarrador; finalmente oyeron de nuevo el chillido de la reja de su patio como si la abrieran de nuevo.
Amanda y los niños por puro instinto de conservación corrieron despavoridos hacia un costado de la casa hacia el sendero peatonal que separa su vivienda de la casa vecina para tratar de entrar por el frente después de advertir a algún vigilante. ”Debimos hacer esto desde el principio, pero mi marido es demasiado terco y orgulloso”, pensaba Amanda.
-¿Qué es esto?, ¿qué pasa? ¿Por qué me golpean?, grita con desesperación Ernesto quien está arrodillado al frente de un grupo de personas que lo miran con asombro; se rasca los ojos para tratar de ver a esas personas y los reconoce -Dios mío, Cerafín, Jerónimo, Rafael? ustedes no son los vigilantes del conjunto? porque me hacen esto? es que acaso no me reconocen? Les dijo Ernesto en un tono desafiante.
-No lo esperábamos por acá señor Ernesto y menos con esta lluvia, sosegadamente le contesta Cerafín quien al parecer es el vocero del grupo.
-Ajá y es que acaso te tengo que pedir permiso cabrón?, le contesta con rabia Ernesto.
-Pues fíjese que descubrimos una Guaca en su patio trasero. Unas luces azules en la base del árbol central de su jardín nos advirtieron, en su ausencia revisamos y nos dimos cuenta de un hundimiento del terreno, siempre es así, llevamos meses trabajando en esto, cavando alrededor, sacando y metiendo tierra para disimular, ya estamos cerca lo sé, le dijo de nuevo Cerafín. -Nos está poniendo en una situación difícil, no nos va a poder detener; ahora díganos, ¿qué hacemos con usted?
Ernesto quien tenia un golpe en la cabeza, sentía como las gotas de lluvia impactaban su herida, veía como se mezclaba el agua con la sangre y como esta mezcla teñía de rojo el impermeable amarillo, sentía también como se infiltraba el agua-sangre en su camisa ese frío le estaba llegando hasta sus entrañas. Empezó a pensar que no iba poder salir de esta, empezó a pensar de nuevo en los más importante, en sus hijos y en cuanto tiempo de calidad no les había dado por sus ocupaciones y estrés.
-Dígame señor Ernesto, ¿QUE PUTAS HACEMOS CON USTED?, le gritó Cerafín con un tono de desafiante maldad. Su cara ya no era la del trabajador sumiso, estaba mostrando una faceta distinta, quizás su verdadera personalidad.
-PUES NADA, ¡¡más bien nosotros los vamos a joder!!, los sorprendió Amanda con un grito. Los vigilantes y Ernesto veían con asombro la determinación y furia con la que hablaba la mujer, quien portaba un revolver firmemente. En seguido hizo un tiro al aire para que se dieran cuenta de que estaba hablando en serio.
-La próxima vez me escuchas y no te vienes como un loco Ernesto, te dije que tenía un seguro, le dijo Amanda a su marido. Los tres vigilantes alzaron las manos y se pegaron a la pared ante la amenaza; pensaron que hasta allí llegó su tan anhelada búsqueda y que estaban metidos en un tremendo lío si no podían controlar a la mujer.
Ernesto corrió hacia Amanda quien le pasó un teléfono celular -Alejandro? ¿Estás ahí?, llamaba Ernesto al Administrador del Condominio, -Necesito que te vengas para mi casa ahora mismo, ¡¡tus vigilantes me están robando!! Esta vez Ernesto tuvo un lapsus que lo llevó pensar sólo en el presente, su mente por algunos instantes pudo descansar de los pensamientos divagantes del pasado y del futuro. “Tenía que pasar por toda esta miércoles para poder centrarme?, estoy jodido”.
Arturo, quien siempre estuvo acompañado por Mariana, recorrió la misma ruta que su madre, caminó desde la portería del condominio , donde no encontraron a nadie, hasta su casa, entró por la puerta principal, se dirigió hacia la sala donde se veía un estante recién abierto en la parte superior del mueble principal y posteriormente se fue hasta el fondo de la casa para llegar al patio, allí se encontró con una escena sacada de una película de Hollywood, una lluvia torrencial, su papá herido en la frente y con sangre abundante llamando desesperadamente a alguien, su mamá con un revólver apuntándole a tres tipos y en el medio del patio un hueco en donde pudo divisar unos objetos cuando un rayo que seguramente cayó muy cerca los centelleo a todos. Caminó hacia uno de los vigilantes, se acomodó las gafas recetadas que llevaba y pudo leer claramente en el uniforme del tipo, “Condominio Campestre El Paraíso”.
Los vigilantes se miraron entre sí y esbozaron una pequeña sonrisa después de que Ernesto colgó la llamada en busca de ayuda…
FIN
+3 Kommentare
mercitour
Es mag eine gute Geschichte sein, aber die schlechten Worte haben mich gestört
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cbenitezquiroz
in Ordnung. Danke für die Beobachtung.
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albertochimal
Lehrkraft PlusHallo Ciro. Vielen Dank für die Teilnahme am Kurs und herzlichen Glückwunsch zum Abschluss. Ich hoffe, was wir gesehen haben, hat Ihnen gedient und dient Ihnen weiterhin.
Ich habe gerade "Intrige im Paradies" gelesen und werde Ihnen einige Kommentare hinterlassen. Wie ich in diesen Fällen immer sage, auch wenn einige der Kommentare nicht positiv sind oder sich nicht auf das konzentrieren, was Sie an Ihrem eigenen Text am meisten interessiert, verstehen Sie sie bitte nicht falsch. Bedenken Sie, dass sie mit der Absicht erstellt wurden, Ihnen zu helfen, Ihre Arbeit weiter zu verbessern, und dass sie auf jeden Fall optional sind.
neue Intrige an einer Stelle im Text, an der es sich nicht mehr entwickeln kann.
Ich empfehle Ihnen, nach polizeilichen Berichten verschiedener Art zu suchen (insbesondere nach Autoren und Autoren, die Sie nicht kennen), um Beispiele für die Konstruktion von Intrigen in verschiedenen Stilen zu sehen, bei denen Sie helfen können. Fred Vargas, Elmer Mendoza, Henning Mankell ...
Ich hoffe, Sie sind erfolgreich in Ihren nächsten Projekten und haben eine schöne Weihnachtszeit.
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