DETÉN EL VUELO
von diossalu @diossalu
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Finaliza el mes de mayo, con ello el semestre de primavera, su escritorio daba muestra de ello, exámenes por calificar, el proyecto que también requería su atención, sus clases, las reuniones de gestión que no podían faltar en su lista y muchos correos por contestar ¿en qué momento se saturó tanto? Una pregunta que siempre se hacía cuando las horas del día no le alcanzaban. De repente unos toques en la puerta la sacan de sus pensamientos.
—¿Puedo pasar? —La voz de su tesista acompaña esa intromisión.
—Adelante Mariana, ¿en qué te puedo ayudar? — Mariana no se hace esperar con esa lista de inquietudes que trae que le absorbe casi una hora de su preciado tiempo, sin embargo, disfruta mucho poder aportar sus conocimientos y adentrarse en su mundo en el que aún hay mucha energía y sueños por cumplir. De alguna manera ella le recordaba sus inicios, sus ganas de comerse al mundo y que fue complicando su vida poco a poco.
Mira el reloj ya se le hizo tarde, debe salir corriendo a su salón y dejar por un tiempo ese remolino de pendientes que parecen detenerse al compás del cerrojo. La última clase del día, la faceta que le dibuja la sonrisa en el rostro. Avanza por los pasillos, sin faltar los que la detienen en el camino y no puede atender por la prisa que ya lleva.
El pase de lista le da el pretexto para reposar un rato en lo que su aliento regresa para arrancar y verbalizar el tema del día. Algo no anda bien, culpa al cansancio e intenta levantarse. Hace mucho calor.
—Maestra ¿está usted bien? —Esas palabras suenan muy lejos.
Los murmullos a su lado cada vez se van haciendo más fuertes, intenta sentarse y todo le da vueltas, no tiene ganas de luchar, se siente sin energías, la dureza que la detiene le inquieta, ¿Cómo llegó hasta ahí?
—Tranquila maestra, tuvo usted un desmayo — Sin mucha fuerza responde.
—Tengo que iniciar la clase…—no termina la oración cuando una voz fuerte se hace notar.
—Por favor jóvenes ya se pueden retirar, la clase de hoy se suspende.
—Le ayudo maestra, con calma, es mejor se siente un momento primero — Rodrigo la detiene.
—¿Cómo te sientes? —Pregunta que recibe ya en el aire, unos brazos la levantan del piso y le pide se sujete a su cuello.
—No es necesario, ya me siento mejor.
—Eso tendrá que confirmarlo el doctor, y ahora sí no hay excusa, yo mismo te acompañaré, ya le avisé a tu hija —ha sido un día cansado y sabe que esto es parte de su culpa por el exceso de trabajo.
No tiene caso discutir, el estacionamiento está a unos pasos de esa aula y él ya la acomoda en el asiento.
—Por favor Gustavo, no quiero causarte molestias, tú tienes muchas cosas por hacer —Él da la vuelta al auto y se sube, ya en el volante y a punto de meter reversa le contesta.
—No quiero perder a una amiga, que por más señales que recibe no se da cuenta del daño que se hace, ¿me quieres decir cuál fue tu última comida? —Silencio
—Me tomé tres cafés y … —titubea, ¡por Dios! Se le había olvidado comer, sí, antes de que entrará Mariana estaba a punto de comer ese bocadillo que fue posponiendo desde las nueve de la mañana, el cielo naranja se estaba convirtiendo en penumbra, y una vez más…
—¡Otra vez terminando el día sin comer y haciendo que tu cerebro trabaje a mil por horas! —intenta calmarse —Mujer, en algún momento tienes que entender que el café no es alimento, que no sustituye a eso que tu cuerpo requiere. Qué, aunque no quieras ya el cuerpo te está pasando factura, que hoy al desmayarte si Rodrigo no hubiese actuado rápido el golpe que te pudiste dar pudo ser mayor al que seguramente tu orgullo está recibiendo.
Fernanda baja la cabeza, sabe que Gustavo tiene razón.
Ha pasado una semana desde aquella tarde, de nuevo está en esa sala de espera. Siguió las indicaciones del doctor, aunque eso implicó sacrificar su agenda. Era triste pensar que fue la única manera de tener un respiro, unas vacaciones forzadas. Sentía que ahora ya estaba lista para reintegrarse a sus labores al día siguiente. Repasaba sin querer todo lo que había pospuesto y sus días por venir no se veían fáciles.
—Señora Fernanda, puede pasar — La recepcionista la hace regresar a su realidad.
—Buenas tardes doctor —El doctor sin levantar la vista le indica que se siente. Después de unos segundos se dirige a ella.
—Hola Fernanda, tengo aquí ya todos tus análisis y estudios completos —su semblante es muy serio
—¿Y cómo estoy? — El doctor mueve sus dedos sobre el escritorio, ¿busca las palabras correctas?
—Bien, tengo que ser sincero, con estos estudios y con todo lo que hemos platicado en las otras consultas sobre tu rutina diaria, no te va a gustar lo que tengo que decirte.
— No me asuste doctor—la preocupación se asoma. El timbre del teléfono interrumpe, el doctor da indicaciones de que alguien pase.
—Llegue, disculpe, pero el tráfico me detuvo —Gustavo estaba de nuevo ahí, y al ver la cara de su amiga no dudó en tomarle la mano —Espero haber llegado a tiempo.
—Estaba a punto de iniciar. Fernanda no cualquiera tiene un amigo que se preocupa tanto por ti —le guiño el ojo. A ella le pareció un juego para romper esa tensión que había creado su primera explicación.
—Tu corazón está bien, tu densitometría salió muy bien —hace una pausa, el golpeteo de sus dedos regresa — Pero tus niveles de azúcar están muy altos, y la prueba Glucosilada indican que tienes diabetes. Tu herencia genética, tu falta de ejercicio, mala alimentación, exceso de estrés no ha ayudado mucho.
La palabra diabetes hace eco en la mente de Fernanda, y desfilan todas las complicaciones que están viviendo ahora con su madre debido a ese padecimiento. Pocas veces se dio el tiempo para reflexionar sobre esta dolencia que la tenía cerca y que implicaba una llamada de atención.
—Tenemos que iniciar con un tratamiento —el doctor continuó —pero la base principal de esta enfermedad es el autocuidado y eso implica aceptar la necesidad de cambiar tu estilo de vida. Tener una alimentación saludable, eso incluye alimentos bajos en azúcares y calorías, además de comer a tus horas —hace énfasis en lo último.
—Nunca pensé que me tocaría esta enfermedad —dijo en su defensa.
El doctor asintió con la cabeza y luego se explaya con todo lo implicaba y consideraba era importante que Fernanda supiera. Concluyó dándole unos folletos con más información y animándola a que si seguía al pie las recomendaciones hechas las cosas serían más fáciles y sin complicaciones.
Al salir del consultorio, Gustavo la abraza, puede percibir su debilidad y preocupación.
—No estás sola, y puedes contar conmigo en lo que te pueda ayudar — Tenía ya diez años desde el divorcio de Fernanda, y él había intervenido cada vez más en su historia, la quería y le dolía verla en esta situación.
—¿Pero por dónde empiezo Gustavo? Dime.
—Es necesario una pausa para acomodar muchas cosas, te toca pensar en ti y solo en ti. Así que si quieres llegar volando alto hasta el final…
Detén el vuelo amiga, solo por un momento…
+3 Kommentare
gustavoescribe
Lehrkraft PlusVielen Dank für diese Lieferung.
Ein paar Kleinigkeiten.
Vielleicht geben Sie viele anfängliche Informationen, denken Sie daran, dass es besser ist, den Leser mit Geheimnissen und Lücken zu fesseln.
Vielleicht könnte Ihre Geschichte zum Beispiel später mit diesem Satz beginnen:
Schau auf die Uhr: Es ist schon spät. Sie müssen in Ihr Wohnzimmer rennen und diesen Wirbel aus Ohrringen für eine Weile stehen lassen.
Wenn Sie sich andererseits daran erinnern, dass das, was ungesagt bleibt, beunruhigender sein kann als das, was gesagt wird, wie wäre es, wenn Sie versuchen, das Wort „Diabetes“ nicht auszusprechen? Lassen Sie den Leser die Hinweise vor dem Dialog binden.
Sag mir!
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diossalu
@gustavoescribe Vielen Dank für Ihre Kommentare, ich werde die Anpassungen am Text vornehmen und vor allem Ihre Vorschläge für zukünftige Schriften berücksichtigen.
Grüße und danke für deine Lehren.
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diossalu
Schau auf die Uhr, es ist schon spät, du musst in dein Wohnzimmer rennen und diesen Wirbel von Ohrringen, die im Takt des Blitzes zu stoppen scheinen, für eine Weile stehen lassen. Die letzte Klasse des Tages, die Facette, die ihm ein Lächeln ins Gesicht zaubert. Sie geht durch die Korridore, ohne diejenigen zu verpassen, die sie auf dem Weg aufhalten und aufgrund der Eile, in der sie sich bereits befindet, nicht teilnehmen können.
Der Appell gibt ihm den Vorwand, sich eine Weile auszuruhen, während sein Atem zurückkehrt, um das Thema des Tages zu beginnen und zu verbalisieren. Irgendetwas stimmt nicht, er gibt der Müdigkeit die Schuld und versucht aufzustehen. Es ist sehr heiss.
"Lehrer, geht es dir gut?" Diese Worte klingen weit weg.
Das Gemurmel an ihrer Seite wird stärker, sie versucht sich aufzurichten und alles dreht sich, sie hat keine Lust zu kämpfen, sie fühlt sich kraftlos, die Härte, die sie stoppt, macht ihr Sorgen, wie ist sie dahin gekommen?
– Beruhige dich, Lehrer, du bist in Ohnmacht gefallen – Ohne viel Kraft, antwortet er.
„Ich muss mit dem Unterricht beginnen…“, er beendet den Satz nicht, als sich eine laute Stimme bemerkbar macht.
– Bitte, junge Leute, ihr könnt euch jetzt zurückziehen, der heutige Unterricht fällt aus.
– Ich helfe dir, Lehrerin, ruhig, es ist besser, wenn du dich erst einen Augenblick hinsetzt – Rodrigo hält sie auf.
-Wie fühlst du dich? —Sie fragt, dass sie schon in der Luft empfängt, Arme heben sie vom Boden und bittet sie, sich an ihrem Hals festzuhalten.
"Nicht nötig, ich fühle mich schon besser."
- Das wird der Arzt bestätigen müssen, und jetzt gibt es keine Entschuldigung, ich komme selbst mit, ich habe es Ihrer Tochter schon gesagt - es war ein anstrengender Tag, und er weiß, daß er an der Überarbeitung auch mitschuld ist.
Es hat keinen Sinn zu streiten, der Parkplatz ist nur ein paar Schritte von diesem Klassenzimmer entfernt und er bringt sie bereits auf den Sitz.
„Bitte, Gustavo, ich will dich nicht stören, du hast viel zu tun.“ Er dreht den Wagen um und steigt ein, schon hinter dem Lenkrad und gerade dabei, rückwärts zu fahren, antwortet er.
– Ich möchte keine Freundin verlieren, die nicht merkt, welchen Schaden sie anrichtet, egal wie viele Signale sie erhält, willst du mir sagen, was deine letzte Mahlzeit war? -Schweigen
– Ich habe drei Kaffee getrunken und… – er zögert, um Himmels willen! Er hatte vergessen zu essen, ja, bevor Mariana hereinkam, wollte er gerade das Sandwich essen, das er seit neun Uhr morgens aufgeschoben hatte, der orangefarbene Himmel verwandelte sich in Dunkelheit, und noch einmal …
– Den Tag wieder ohne Essen beenden und das Gehirn tausend Stunden arbeiten lassen! - versuche dich zu beruhigen - Frau, irgendwann musst du verstehen, dass Kaffee kein Essen ist, dass er nicht ersetzt, was dein Körper braucht. Was, auch wenn Sie es nicht wollen, Ihr Körper fordert bereits seinen Tribut von Ihnen, dass Sie sich heute, wenn Sie in Ohnmacht fallen, wenn Rodrigo nicht schnell gehandelt hätte, einen Schlag versetzen könnten, der größer gewesen wäre als Ihr Stolz sicherlich erhalten.
Fernanda senkt den Kopf, sie weiß, dass Gustavo Recht hat.
Eine Woche ist seit jenem Nachmittag vergangen, wieder ist er in diesem Wartezimmer. Er folgte den Anweisungen des Arztes, obwohl das bedeutete, seinen Zeitplan zu opfern. Es war traurig, daran zu denken, dass dies die einzige Möglichkeit war, eine Pause zu machen, einen Zwangsurlaub. Sie fühlte, dass sie nun bereit war, am nächsten Tag wieder zur Arbeit zu gehen. Er überprüfte versehentlich alles, was er verschoben hatte, und seine kommenden Tage sahen nicht einfach aus.
– Frau Fernanda, Sie können hereinkommen – Die Rezeptionistin lässt sie in ihre Realität zurückkehren.
– Guten Tag, Herr Doktor – Der Doktor, ohne aufzusehen, sagt ihm, er solle sich setzen. Nach ein paar Sekunden spricht er sie an.
– Hallo Fernanda, ich habe hier alle Ihre vollständigen Analysen und Studien – sein Gesicht ist sehr ernst
"Und wie geht es mir?" — Der Arzt bewegt seine Finger auf dem Schreibtisch und sucht nach den richtigen Worten?
– Nun, ich muss ehrlich sein, bei diesen Studien und bei allem, was wir in den anderen Konsultationen über Ihren Tagesablauf besprochen haben, wird Ihnen nicht gefallen, was ich Ihnen zu sagen habe.
„Erschrecken Sie mich nicht, Doktor.“ Sorge macht sich breit. Das Klingeln des Telefons unterbricht, der Arzt weist jemanden an, vorbeizukommen.
– Tut mir leid, aber der Verkehr hat mich aufgehalten – Gustavo war wieder da, und als er das Gesicht seiner Freundin sah, zögerte er nicht, ihre Hand zu nehmen – ich hoffe, ich bin rechtzeitig angekommen.
„Ich wollte gerade anfangen. Fernanda, nicht jeder hat eine Freundin, die sich so sehr um dich sorgt – ich zwinkere ihr zu. Es kam ihr wie ein Spiel vor, um die Spannung zu brechen, die ihre erste Erklärung erzeugt hatte.
– Ihr Herz ist in Ordnung, Ihre Densitometrie war sehr gut – er hält inne, das Klopfen seiner Finger kehrt zurück – Aber die Ergebnisse Ihrer Analyse zeigen einen Indikator außerhalb des Bereichs – Zeigt auf ihn
das Blatt vor ihr – Ihre Genetik, Bewegungsmangel, schlechte Ernährung, übermäßiger Stress haben nicht viel geholfen.
Fernanda kannte die Bedeutung dieser Zahl; all die Komplikationen, die sie jetzt mit ihrer Mutter erleben, gehen ihnen durch den Kopf. Er nahm sich selten die Zeit, über dieses Leiden nachzudenken, das ihm nahe stand und das einen Ruf nach Aufmerksamkeit implizierte.
„Wir müssen mit einer Behandlung beginnen“, fuhr der Arzt fort, „aber die Hauptgrundlage dieser Krankheit ist die Selbstfürsorge, und das bedeutet, dass man die Notwendigkeit akzeptiert, seinen Lebensstil zu ändern. Eine gesunde Ernährung, die zucker- und kalorienarme Lebensmittel umfasst, zusätzlich zum Essen zu Ihrer Zeit – betont Letzteres.
„Ich hätte nie gedacht, dass ich diese Krankheit bekommen würde“, sagte er zu seiner Verteidigung.
Der Arzt nickte zustimmend und ging dann ausführlich auf alles ein, was Fernanda angedeutet und als wichtig erachtet hatte. Abschließend gab er ihr einige Broschüren mit weiteren Informationen und ermutigte sie, dass die Dinge einfacher und ohne Komplikationen sein würden, wenn sie die gegebenen Empfehlungen befolgen würde.
Beim Verlassen des Büros umarmt Gustavo sie, er kann ihre Schwäche und Sorge wahrnehmen.
– Du bist nicht allein, und du kannst auf mich zählen, wo immer ich dir helfen kann – Fernandas Scheidung war schon zehn Jahre her, und er hatte sich immer mehr in ihre Geschichte eingemischt, er liebte sie, und es tat ihm weh, sie dabei zu sehen diese Situation.
– Aber wo fange ich an, Gustavo? Sag mir.
— Eine Pause ist nötig, um vieles unterzubringen, du bist an der Reihe, an dich und nur an dich zu denken. Wer also bis zum Schluss hoch hinaus will…
Stoppen Sie den Flug, Freund, nur für einen Moment ...
@gustavoescribe neue Version, danke!
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