La entrada sin puerta...

Calculo son las 8:30pm de la noche. Hoy fue un día terrible y alucinante. Abrí el correo muy temprano y me encuentro con una noticia que me tiró al piso de la depresión.
Caminé, y caminé por horas intentando disiparme y tranquilizarme.
Las caminatas largas me ayudan mucho y esta historia postergada o estas varias historias postergadas se empiezan a juntar y a tomar cierta forma. Es curioso porque es justo ahora cuando entiendo o creo entender que esta historia se empieza a narrar no se por quien de una manera muy extraña.
Es una historia sobre suicidios, casas embrujadas, casos curiosos, y paranormales, que suceden y tal vez algún otro tema que vaya apareciendo.
Esta vez el lapicero empieza a fluír y quien sabe donde llegará, esto es lo que más me anima y motiva en la presente historia.
La historia tiene una trama, un halo de misterio y es justamente la búsqueda, las piezas por descubrir y delucidar lo que siento que me lleva por aquel juego que amaba cuando niño, las aventuras del detective, aunque un detective no necesariamente para descubrir un crimen sino para descubrir las piezas, los móviles, los discursos vedados de las personas y sus andanzas.

Ella lo tiene todo, belleza, fama, reconocimiento, prestigio, puede lograr lo que le de la gana en la vida y se suicida.
Y lo increíble es que sale a declarar a la prensa pocos días antes de la tragedia que ha protagonizado, que la vida ha sido generosa con ella y que ahora valora y disfruta mucho más cada momento. ¿Pero qué diablos pudo pasar entonces con una persona como ella?. Es inexplicable, inentendible.
De jóvenes les gustaba fantasear con casas embrujadas. Fueron a algunas, pero luego con los años esto quedó como un juego de niños, sin embargo para Marcos el juego de invadir casas embrujadas marcó el rumbo de su vida.
Quizo seguir indagando a través de cementerios, casonas raras y libros. No indagó demasiado por las típicas responsabilidades de adulto, pero el interés cada vez va más en aumento.
Fue aquel inicio de vacaciones de hace unos diez años que lo celebré escribiendo, leyendo y escuchando música hasta el amanecer, ese fue el propósito.
Y en esa danza pasaban las horas, el sueño empezó como a las cuatro de la madrugada, pero minutos antes en la casa vecina, empezaron ciertos gritos de mujeres ebrias que se habían juntado.
Gritos que se confundían con la realidad y las ráfagas de sueño que vienen como relámpagos de una mente agotada que ya no distingue en el sueño y la realidad.
Y este es el gran tema de la historia. La línea tan delgada que divide el sueño con la realidad.
¿Habrá alguna línea divisoria?, ¿será realidad?, o será tal vez todo será un sueño?
¿Es acaso la entrada de la gran puerta sin puerta, como señaló aquel gran maestro zen?