Karen Pérez Beltrán

Cuando era una niña me acerqué a una tía que veía que con hilo y una aguja hacía cosas hermosas. Le pedí que me enseñara. y comencé a hacer mis cadenitas y mis primeros puntos. Luego abrieron un tallercito en la primaria y me inscribí de inmediato. No recuerdo que proyecto hice, pero si la emoción que me generaba tejer. Ya de adolescente buscaba recubrir botes con mis tejidos y de más grande me acerqué a una señora para que me enseñara a tejer un suéter, pero ese proyecto no me gusto y lo sentí un poco sin sentido. Ya de adulta, después de someterme a un tratamiento contra el cáncer de mama, me sentía deprimida y sin rumbo. Un día ví en las redes sociales un amigurumi y me enamore de él. Entonces busqué un patrón en internet y encontré el de un osito y lo hice con material que tenía en casa. Me encantó el resultado y me animó muchísimo. Y desde entonces sigo haciendo amigurumis que me encantan, me animan ante los momentos difíciles y me hacen sentirme orgullosa de mi habilidad.