Gabriel Dawe crea arcoíris con hilo y sin agua
Esa emoción que recorre nuestro cuerpo al descubrir un arcoíris en medio del gris oscuro de las nubes de un día lluvioso.
A través de infinidad de hilos de colores entremezclados, el artista mexicano Gabriel Dawe es capaz de imitar un fenómeno de la naturaleza tan especial por lo impredecible de su aparición. Su fascinación por el cielo y los procesos que tienen lugar ahí arriba comenzó cuando era niño. Vivir en Ciudad de México le hizo acostumbrarse a la polución y su madre, con cada excursión a Oaxaca o Querétaro, se quedaba maravillada con el azul del cielo. Aunque no fue hasta unos años más tarde, viviendo ya en Texas, durante los largos trayectos en tren a la universidad, cuando aprendió a apreciar la belleza de la bóveda celeste.


En realidad la relación con los procesos celestiales no fue evidente para el artista de manera tan natural y la reflexión sobre su fascinación por el cielo es posterior al inicio de su serie Plexo, de la que ya ha hecho una treintena de instalaciones en diversos espacios. Esta nace del diálogo entre la arquitectura y la moda. Los tejidos son, para Gabriel Dawe, el equivalente textil al refugio que el hombre, siguiendo su instinto de supervivencia, busca cuando tiene frío o percibe un peligro.


La elección de los colores y el material no son casuales. De niño se le impidió conocer el mundo del bordado de cerca por tratarse de una actividad reservada a las mujeres; fue años más tarde cuando comenzó a experimentar con este tipo de materiales. La elección de los colores, por su parte, es la manera que tiene Gabriel Dawe de luchar contra los prejuicios de género.
















Gabriel Dawe crea arcoíris de interior con hilos de colores y sin una gota de agua.
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