Los murales de Camille Walala son un chute de optimismo

Las oportunidades están donde menos te lo esperas y cualquier anécdota cotidiana puede darle un vuelco a tu vida en el momento más inesperado.
Eso fue precisamente lo que le pasó a Camille Walala. Una mujer mayor le pidió a su, ahora ex-novio y artista urbano, Jumboist, que pintase la fachada de su casa; él no podía hacerlo, así que ella se ofreció y aceptó el trabajo. La mujer quería homenajear a su difunto marido con un retrato suyo sobre los muros exteriores de su casa, pero ofreció total libertad a la artista plástica. Camille dejó su impronta en aquella calle británica con sus, ya características y coloridas, figuras geométricas. Fue su primer muro, pero desde entonces no ha dejado de viajar por el mundo en busca de paredes sobre las que poder dibujar.

Como una especie de mensaje en clave, llena las calles de símbolos y figuras jeroglíficas. Sus diseños transmiten una carga infinita de energía y optimismo que arreglarían un día gris al más triste y amargado. Quizás por eso su primer encargo fue todo un éxito a pesar de alejarse tanto de lo que su cliente le había solicitado.


La inspiración de sus diseños se basa en tres grandes pilares: el primero es obvio e indiscutible, el grupo Memphis, del que ha adquirido patterns y el uso del color; otro de ellos es la iconografía y arte decorativo de la tribu Ndebele, originaria de Sudáfrica y Zimbabue; y por último Victor Vasarely, considerado el padre del pop art y del que toma prestados los efectos ópticos.









Los diseños de Camille Walala no tiene límites, su estilo colorido y optimista tiene aplicación en murales, interiorismo, mobiliario, textil...
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