Arquicostura: bordando paredes
El lienzo de Raquel Rodrigo es la ciudad, sus herramientas: hilo y aguja. La valenciana le da una vuelta al concepto de arte urbano llenando las calles de punto de cruz a gran escala.
Su trabajo toma como punto de partida la costura, que eleva a la categoría de arte, concretamente arte urbano, por medio de su integración con los espacios arquitectónicos. No en vano se ha labrado una reputación bajo el nombre de ' Arquicostura', que sintetiza a la perfección su trabajo.
La española rebrota una disciplina que estaba cayendo en desuso, relegada a las manos de las abuelas aunque cada vez más en boga gracias a la tendencia creciente del craft.



La artista monta sus diseños sobre una malla metálica, que borda del mismo modo que lo haría con un diseño de punto de cruz convencional. Una vez terminado lo coloca sobre la fachada a intervenir creando un efecto mágico e inesperado.

Sus intervenciones se disfrutan mejor desde lejos, aunque resulta interesante acercarse y observar la técnica. Es la manera de darse cuenta de que, en definitiva, sus diseños no están tan alejados de los diseños digitales; solo que en el primero los puntos toman el lugar de los píxeles.



Raquel Rodrigo destapó esa lata de galletas danesas repleta de hilos y agujas y creo un nuevo concepto de arte urbano: arquicostura.
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