Sílvia OR
Cuando era pequeña y me portaba mal, me amenazaban de mandarme a aprender a coser al único sitio de costura del pueblo, dónde iban todas las vecinas chafarderas. Yo era muy tímida, demasiada gente pra mi gusto.
Cuando me hice mayor, mi madre me regaló su máquina de coser eléctrica, apenas sin usar, a ella nunca le gustó coser, lo avorreció.
Des de entonces, he ido aprendiendo, un poco de forma autodidacta, y la verdad que me he vuelto adicta a todo lo que tenga que ver con coser, tejer, etc. Me relaja y me encanta, ahora ya no puedo concebir mi vida sin esto.