La eterna disección del olvido

Cuerpos rendidos ante la sumisa aparición de los sentimientos. La entrega del uno con el otro, el todo y la nada en uno solo. La pasión y el amor volando desde las entrañas. El corazón permanece quieto para no permitir más latidos. Sólo el más fuerte late con vigor, mientras el otro se apaga lentamente. Olvidamos lo capaces que somos para seguir latiendo, dejamos olvidados a nuestros cuerpos, a nuestro interior.
Nos acabamos, nos rendimos y disecamos nuestras almas para quedarnos en el olvido.