SEIS

Hasta hace no tanto, nos echábamos terrones (¡terrones!) de azúcar en el café.
Teníamos donetes en casa.
La palabra quinoa nos sonaba a quechua. Hoy, se habla de ella en 75 millones de páginas en Internet.
La spirulina tenía que ser una droga. El aceite de oliva era el rey. Hoy, comparte trono.
La dieta Mediterránea estaba en nuestro ADN. Hoy, empezamos a cuestionarla.
Había libros de recetas en cada casa. Hoy, en cada casa hay internet.

En la alimentación, todo cambia a una velocidad vertiginosa. Algo que siempre ha sido sencillo (comer para vivir), se vuelve complejo. Se sofistica. Se convierte en negocio. Y en moda. Y resulta muy complicado discernir si estamos comiendo lo que debemos. Es decir, lo esencial.

Porque en realidad para que una dieta sea sana, rica y equilibrada basta con que contenga los nutrientes esenciales. O lo que es lo mismo: agua, grasa, vitaminas, carbohidratos, proteínas y minerales. Por eso SEIS es el nombre de este espacio de "fast good" que conceptualizamos para una zona universitaria de Madrid y dirigido al público millennial desarrollando la auditoria, naming, branding y el proyecto de interiorismo.

SEIS era un espacio sin complejos, divertido y nada solemne, donde parte de la experiencia consistía en dejar el postureo y reírse de uno mismo y de sus contradicciones.

#HORADEQUEOSCONFESEIS
Lo más parecido que hago a cocinar es ver Máster Chef.
La última vez que estuve en un mercado… fue en uno medieval.
Los huevos camperos me saben igual que los ecológicos.
Cuando me estreso engullo como un triceratops poseído.
Comer con cubiertos está sobrevalorado.