Vol.1 Pequeño sr. del Trueno

Vol.1 Pequeño sr. del Trueno

Creo que es la tercera vez que reescribo la misma historia. Espero que esta sea buena:

Pequeño sr.del Trueno: El camino

Ma está triste. Ma tiene un hueco en su corazón que no la deja ser feliz.
¿Qué te pasa, Ma? ¿Por qué estás tan triste? - Le preguntan sus amigos.
Tengo un vacío en mi corazón por el amor más puro que te pueda llegar.
¿El de la familia? - le preguntan y Ma niega con la cabeza. - ¿El de la persona amada? - Y vuelve a negar - ¿El de la mascota? - Nada. - ¿El de la amistad?
Todo eso es maravilloso, pero el que yo busco es el de ser mamá.
Para ser mamá, Ma tuvo que caminar mucho, así que empacó sus miedos, sus deseos y su coraje en la mochila, y salió a la aventura.
Primero hizo frente a la soledad, para ser mamá no necesitaba besar más sapos que se convirtieran en príncipes; lo que necesitaba era estar bien consigo misma y rodearse de buenos amigos.
Luego, vino el trabajo. Se fue lejos, allá donde pudo trabajar, construir un hogar y ahorrar para saldar los problemas futuros.
Después, investigó.
¿Cómo puedo ser mamá?
Así fue de una clínica a otra donde le hacían preguntas y le daban opciones. Hasta que llegó a la ideal. Allí, Ma tuvo que pasar análisis de sangre, de peso y una entrevista con una psicóloga.
Por fin, tras todo lo recorrido llegó el primer intento de inseminación artificial. Ma había escogido su donante, ella estaba relajada y preparada. No funcionó.
Un intento de tres, todavía es posible.
Llegó el segundo intento, con el mismo método. No funcionó. Ma sentía que una piedra la aplastaba.
¿Qué me pasa? - Le preguntaba a su cuerpo - ¿Por qué no funciona?
Ma no paraba de darle vueltas y vueltas. No iba a rendirse. Llamó al doctor.
¿Qué otras posibilidades tengo?
El doctor le explicó que había otra posibilidad, más cara tanto para su cuerpo como para su dinero.
Vale, - confirmó Ma con determinación, - lo haremos así.
Ahora tenía que seguir un tratamiento con el que su cuerpo sería más fuerte y poderoso. El tratamiento consistía en dos pinchazos diarios durante diez días. Ma pensó <<sin problemas, eso lo aguanto yo>> lo que no sabía Ma era que los pinchazos tenía que ponérselos ella. La primera vez, con la jeringa en la mano y su mano pellizcando su barriga; se quedó congelada. Cinco, diez, hasta quince minutos pasaron en los que Ma no se movió. Miró hacia arriba, cogió aire, y se dijo:
¡Yo puedo con esto y con más! <<¡Plaff!>> <<¡Plaff!>>
Pasó un día, luego dos hasta llegar hasta diez.
En la clínica la esperaban.
Ya ha pasado lo peor, esto es un camino de rosas.
Las rosas tienen espinas.
No te preocupes, que nosotros se las hemos quitado.
Un día para sacar, cinco de esperar para estudiar y el último para introducir.
<<Pim, pam, pum.>>
¿Ya? - Preguntó Ma.
Sí, ahora solo toca esperar.
Del 25 de junio al 7 de julio fueron los días más lentos de la historia de Ma. A veces sentía hasta que el tiempo iba hacia atrás.
Cuanto más se acercaba el día, más nerviosa se encontraba y más miedo le daba ir a hacer pipí.
No estés manchado, no estés manchado, no estés manchado.
Por fin, llegó el día del test de embarazo.
Un palito… y, y, otro ¡otro! - Es positivo, chillaba su interior. - Me voy a hacer otro por si acaso. Positivo otra vez.- ¡Ah! ¡Voy a ser MAMÁ! ¡Abuela!
Ma corrió hacia su abuela.
¡Ains! Hija, ¿ves? Tanto esfuerzo, tanto camino, por fin llegaste a tu recompensa.