Punto Morado

Punto Morado

Un punto Morado, ese fue el nombre que le coloque en aquel momento al sitio al que estaba aspirando entrar, esa primera experiencia que muy dentro de mi corazón quería vivir por mucho miedo que sentía al tener que enfrentarme a lo desconocido, como era el empezar a trabajar en el mundo corporativo por primera vez. Durante mi niñez soñaba con querer trabajar porque sentía que era la solución para poder ayudar a mi madre en la explotación laboral que vivía y a la vez lograr ser libre de poder hacer lo que quisiera. Sin embargo, con el pasar del tiempo poco a poco todo lo que estaba relacionado con el trabajo se fue volviendo algo oscuro, como un monstruo que se escondía en lo más profundo de la mente y que cada vez que pensaba en tener que hacer lo que todos los seres humanos hacen, mi cuerpo comenzaba a temblar, la presión en el pecho empezaba aumentar y mi mente no paraba de hacer miles de historias de todo lo que podía pasar con solo pensar en la palabra trabajar.

Esto era un acontecimiento muy irónico, porque de niña aspiraba a crecer y trabajar, pero con el pasar de los años solo quería evitar a toda costa lo que era ese proceso de adentrarme al mundo laboral. Todo esto tenía una explicación, el haber vivido de pequeña, escuchar y en parte sentir lo que mi madre vivía en sus días laborales, verla derramar lágrimas de tristeza, rabia que explotaba al llegar a casa y cada injusticia que vivía, fueron los eventos que crearon a ese monstruo en lo más profundo de mi mente, que se llamaba Trabajo o a su vez jefe. No obstante, en un momento de mi vida me vi en la necesidad de tener que adentrarme en ese mundo, para poder cumplir con una meta que estaba a punto de llegar a su fin, logrando que tuviera que saltar la barrera del miedo, encerrar al monstruo de mi mente en una jaula y callar esos miles de pensamientos que se generaban en segundos, para poder lanzarme al vacío de lo desconocido.

Es ahí donde aparece el punto Morado, un lugar que con solo imaginar en que podías ser parte de la historia de todo lo que sucedía allí dentro, te emocionaba como una niña pequeña cuando estaba a punto de recibir un juguete nuevo, te generaba motivación, ganas de aprender y ganas de ser parte de todo lo que se generaba ahí, fue así como saltar esa barrera del miedo no fue tan difícil para mí a como lo había imaginado en los miles de escenarios que pasaron por mi cabeza, porque al ser un lugar que con solo escuchar su nombre generaba un gran entusiasmo, no había monstruo o pensamiento que pudiera interferir con esas ganas de vivir la experiencia de trabajar ahí. De esta manera, fue como luego de haber pasado por los procesos de selección, llegue al punto Morado, creyendo que con solo haber saltado esa barrera y tener un trabajo, el resto de los miedos iban a desaparecer, pero no fue así porque luego de un tiempo, ese lugar tan soñado, comenzó a ser odiado, creándose una relación de amor y odio.

Y la pregunta es: ¿Por qué comenzó a ser odiado? Con el pasar del tiempo a medida que iba compartiendo con las personas tan maravillosas, que la vida me había puesto para enfrentar todos aquellos miedos que vivían en mí, por los estragos de las experiencias laborales de mi madre, muy dentro de mis deseos, estaba sufriendo, porque saltar la barrera no fue suficiente para mantener al monstruo enjaulado, sino que más bien apareció una mutación de algo más complejo, lo cual era que a pesar de disfrutar cada momento que iba generando con cada experiencia, no era del todo feliz, por el simple hecho de que me estaba alejando de mí lado creativo y que el camino recto que había optado por seguir para cumplir con mis tareas, le estaban apareciendo desvíos que me dejaban ver como realmente era el mundo laboral.

Es por ello, que dejar ir al punto Morado se volvió en un toma y dame, un amor y odio, porque el solo pensar en dejarlo ir, el corazón se arrugaba por cada risa, por todos los momentos, aprendizajes, personas e historias que se habían vivido, siendo complicado abandonar esa primera experiencia laboral que la vida había colocado en mi camino, para poder afrontar el temor al trabajo, pero quedarse era perderse en los miedos que aún se tenían que resolver y alejarse de ese lado creativo por el cual entrar en el punto Morado, había sido el inicio de todo.