Más allá de los sueños

Alguna vez me he preguntado y imaginado: como me ayudaría “mi yo del futuro”, en aquellas situaciones de inseguridades y miedos que me han acechado mucho tiempo.
Este relato nace sobre esas reflexiones.

Más allá de los sueños

El fuerte oleaje del mar lo despertó. Confundido, abrió los ojos y la potente luz del día lo deslumbró, impidiéndole ver con claridad.

Se levantó rápidamente de la cama, y al ver aquella desconocida habitación, le provocó una pesada opresión en el pecho que le impidió respirar. Ese dolor parecía tan real, que algo dentro de él, le decía que no estaba soñando.

“Pero si esto es real… ¿Cómo coño he aparecido aquí?”. Le paso por la cabeza, que a lo mejor lo habían secuestrado… –¿Quién en su sano juicio haría tal estupidez, tanto riesgo para luego dejarme en este lujoso dormitorio, a primera línea de la playa? –dijo en voz alta.

Un sonido de sábanas removerse, le hizo saltar de un golpe, y bruscamente, giró hacia la gigante cama… y le dio un vuelco el corazón, al ver cómo un atractivo hombre de piel negra, descansaba su espalda desnuda en el respaldo de madera.

Sin pensarlo echó a correr a una de las tres puertas, la que más cerca tenía y tras cerciorarse que el extraño no podría entrar... Dio unos pasos hacia el lavabo de piedra, para lavarse la cara con agua bien fría, pero antes de que sus manos llegarán al grifo, se quedó con la boca abierta de par en par, cuando observó su reflejo en aquel espejo redondo.

¡Por dios! Esto era muy extraño. ¿Cómo podía sentirse, que estaba dentro de su cuerpo, pero al mismo tiempo no?...Sería debido a que, parecía más mayor de lo que en realidad era.

Joan, se quitó la camiseta del pijama que llevaba para inspeccionar su torso. Se sorprendió al ver que sus brazos delgados, ya no estaban flácidos, sino más bien, todo lo contrario, hasta tenía los abdominales marcados.

No entendía nada de lo que le estaba pasando, era tan insólito e inexplicable, que su mente se quedó literalmente sin palabras. Se dejó caer al suelo: acercó sus largas piernas a su cuerpo, con sus brazos se abrazó y así estuvo bastante tiempo hasta que oyó unos golpes en la puerta.

–¿Estás bien, cariño? –preguntó el hombre–. Me estás preocupando, si no contestas, lamentablemente tendré que echar la puerta abajo.

–No…–dijo el joven, asustado–. ¿Qué quieres de mí?

Se hizo un largo e incómodo silencio, hasta que el extraño habló.

–Soy Marcos, tu pareja en la vida real. Bueno…, ahora en el futuro. –Inspiró fuertemente–. Eres un viajero en el tiempo. Sueles viajar cuando duermes profundamente y solo cuando te encuentras en circunstancias muy críticas en tu vida.

Al otro lado de la puerta, Joan de repente empezó a llorar. Su mente le decía que era una locura ilógica lo que acababa de decir ese extraño; pero dentro de él sabía que era cierto. Sintió por primera vez, una cálida paz en su interior, y tal fue esa sensación, que se dejó confiar por aquella persona…