Daniel Domínguez Meriel

Mi madre siempre decía que: "dale al niño papel y lápiz, y no habrá niño." Eran los 80/90 y el Pequeño Dan se pasaba las horas dibujando a sus personajes favoritos de la tele. En su mesa podías encontrar a He-Man, Félix el Gato, los Power Rangers y las Tortugas Ninja peleándose con Batman y Robin, la Patrulla X, y Snoopy. Antes de los Croosover, podías ver a los Picapiedra con los Cazafantasmas corriendo aventuras con Goku de la mano de este pequeño aprendiz de brujo... digo, dibujo. Del pan con chocolate, al acné y pelusilla del bigote, la adolescencia llegó, y amores y corazones rotos se llenaron cuadernos de dibujo y lienzos blancos con grandes reflexiones y frases de rebeldía, mientras leía a Bukowski, Cortázar y Sartre a ritmo de Rock&Roll y Heavy Metal. En la Facultad de Bellas Artes, con Picasso, Dalí, Van Gogh, Cezane, Monet, Manet, Khalo, Bourgeois, Bacon, Pollock, Christo y Jeane-Claude y Anish Kapoor descubrí nuevas técnicas y expresiones que marcaron una pasión, y profesión, de por vida. Versatilidad, entusiasmo, inquietud y ganas de enseñar y encontrar a pequeños y grandes artistas que aún no saben que lo son.