Álvaro Hernández

Me defino como una persona creativa, de esas que se van a la cama con la cabeza a 2000rpm, les llegan ideas y se levantan para desarrollarlas y volver a dormir. De ahí que mi madre me echase la bronca por llegar del colegio con las manos pintadas y ahora los camareros me odien por cómo dejo los manteles de papel cuando voy a comer.

Empecé a trabajar con 16 años en el almacén de zapatos de un negocio familiar, pronto me di cuenta que todo trabajo es un aprendizaje, sobre todo de valores y principios; descubres cuáles son tus fortalezas y debilidades en las que tienes que trabajar.

Todo trabajo es digno, simplemente depende de tu actitud.

Disfruto aprendiendo y si es un reto, mejor. Ahí es cuando la maquinaria se pone en marcha para buscar una solución. Las conexiones de tu cerebro empiezan a chisporrotear, analiza todas las opciones con sus pros y contras, busca una manera eficiente y original de resolverlo, esa sensación no se puede describir o si... "I love this game" que dirían algunos.

"Rodearse de los mejores sólo te hará llevar tus límites más lejos"