El vidrio transparente

Instalación tridimensional y de dimensiones variables.
El vidrio Transparente

Verso sobre el Asesinato considerado como una de las Bellas Artes, un tema inspirado en un artículo sobre un asesinato en Inglaterra ocurrido en los 80’s; en los textos de T. De Quincey (1827), en algunos cuentos de Poe (1840) y en la estética de las películas de Peter Greenaway (80’s-90’s). Un trabajo que titule “(El vidrio transparente)” y que constaba de un ensayo y de una exposición de tres días llevada a cabo en el Museo de Arte Contemporáneo (MAC). Es importante referirse aunque sea de forma breve sobre este trabajo porque es el que inspira parte de la trayectoria de quien escribe como productora y como investigadora.

En el ensayo comparecían compilados por un lado los antecedentes históricos, relatos y argumentos que con humor e ironía De Quincey había manifestado que le otorgaban un valor estético a una escena del crimen de igual manera que una obra de arte; como también las escenas narradas por Poe o las escenas construidas teatralmente para el cine por Greenaway; y por otro lado de que manera se valora un escenario del crimen desde la ciencia a traves de la criminología ( uso de medios como el dibujo y la fotografía) y el psicoanàlisis (teorías sobre lo siniestro).

El texto final tenía el carácter de los textos llamados ensayos: la extensión de algunas pocas páginas; los planteamientos que van desde un análisis impresionista hasta un marco conceptual (referentes históricos, registros selectivos); y un vehículo de comunicación final: una obra expuesta en un lugar público.

La exposición (en este caso el vehículo final o “prueba”) era una instalación que ponia de manifiesto a modo de conclusión y de mirada personal diferentes “escenas del crimen” en dos salas contiguas que contenían múltiples objetos de origen más bien cotidiano (una tabla de planchar, remolinos de papel, escalera, bolsas de té, un secador de pelo, palets para sanitarios, sujetadores, un maniqui de costurera, una bañera de laton, manzanas…) que estaban agrupados o ensamblados de una forma arbitraria, en un lugar “aséptico” (el museo) y con una iluminación que intencionalmente separaba uno de otro. Cada uno como parte de una escena total suspendida para ser fotografiada después.