Mi proyecto del curso: Escritura creativa: el poder de la palabra en la era digital
par Zeinar Moreno @zeimoreno
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STATU QUO 1
Despertar a tu verdad, a la verdad de tu historia: ¿Qué sientes? ¿Por qué lo sientes?
El miedo te hizo incapaz por mucho tiempo de romper tu Statu Quo: ¿En qué momento te perdiste? ¿Cuándo dejaste de escucharte?
La vida es más que las cuentas por pagar, las deudas materiales y las apariencias. ¡Oh! las apariencias; ese mal del que todos somos víctimas desde que nacemos, somos educados para aceptar un pacto con lo “adecuado socialmente”.
¿Qué está bien? ¿Qué está mal? No eras capaz de responder a estas preguntas hasta que realmente viviste. Vivir te ha hecho comprender que lo bueno y lo malo son conceptos matizados bajo la perspectiva de una infinidad de experiencias individuales. Ahora eres capaz de escucharte y las preguntas cambiaron: ¿Qué es bueno para ti? ¿Qué es malo para ti?
Te hizo falta mucha valentía para romper los esquemas y adentrarte en el conflicto de aprender a escucharte. Llorabas implorando no ser infeliz cuando tu infelicidad era la zona de confort que escogiste, tuviste que caer en el hueco más hondo para decidir que era el momento de ser coherente con tus acciones y emociones. El matiz de tu experiencia se origina en el caos, un caos que te ha llevado a recorrer un camino duro de reconstrucción en el que comprenderte ha sido un gran consuelo.
Aceptar tus culpas, asumir las consecuencias de tus errores y perdonarte. Tres pasos que toman tiempo entendiendo que las heridas son las huellas del dolor, que sólo tú eres responsable de tus emociones y que el desconsuelo y la tristeza a veces son buenos compañeros en el proceso de sanar el alma.
Llorar con dolor te ha generado alivio, has aprendido a vivir aceptando que, aunque hoy no estás donde quieres ya no estas donde no quieres ¡Qué gran avance! Eres consciente de que algunos caminos se rompen para que otros puedan aparecer, has sobrevivido a la incomodidad de los cambios, reconquistas tu amor propio.
Todavía no te sientes conforme, aún falta camino por recorrer para retomar la batuta de tu vida, hay días donde te sientes perdida y cansada, pero eso ya no te detiene porque aprendiste a escuchar esa voz interior que te anima a seguir intentándolo.
No, ya no es posible volver atrás…
STATU QUO (FINAL)
Despertar a tu verdad, a la verdad de tu historia: ¿Qué sientes? ¿Por qué lo sientes?
El miedo te hizo incapaz por mucho tiempo de romper tu Statu Quo: ¿En qué momento te perdiste? ¿Cuándo dejaste de escucharte?
Lloras y vacilas, lloras y aceptas el vacío, lloras y te duele, lloras y aceptas la decepción…
La vida es más que las cuentas por pagar, las deudas materiales y las apariencias. ¡Uf! Las apariencias; ese mal del que todos somos víctimas desde que nacemos. Somos educados para aceptar un pacto con lo “adecuado socialmente”.
¿Qué está bien? ¿Qué está mal? No eras capaz de responder a estas preguntas hasta que realmente viviste. Vivir te ha hecho comprender que lo bueno y lo malo son conceptos matizados bajo la perspectiva de una infinidad de experiencias individuales. Ahora eres capaz de intentar escucharte y las preguntas cambiaron: ¿Qué es bueno para ti? ¿Qué es malo para ti?
Te hizo falta mucha valentía para romper los esquemas y adentrarte en el conflicto de aprender a escucharte. Llorabas implorando no ser infeliz cuando tu infelicidad era la zona de confort que escogiste, tuviste que caer en el hueco más hondo para decidir que era el momento de ser coherente con tus acciones y emociones. El matiz de tu experiencia se origina en el caos, un caos que te ha llevado a recorrer un camino duro de reconstrucción en el que comprenderte ha sido un gran consuelo.
Aceptar tus culpas, asumir las consecuencias de tus errores y perdonarte. Tres pasos que toman tiempo entendiendo que las heridas son las huellas del dolor, que sólo tú eres responsable de tus emociones y que el desconsuelo y la tristeza a veces son buenos compañeros en el proceso de sanar el alma.
Llorar con dolor te ha generado alivio, has aprendido a vivir aceptando que, aunque hoy no estás donde quieres ya no estas donde no quieres y ¡Qué gran avance! Eres consciente de que algunos caminos se rompen para que otros puedan aparecer, has sobrevivido a la incomodidad de los cambios y estás reconquistando tu amor propio.
Repasas cada capítulo de tu historia y pese a lo malo te ríes, recuerdas que siempre hubo algo que contra todo pronóstico te hizo sonreír: un buen amigo dispuesto a embriagarse contigo en el momento indicado, tu “mala suerte” apareciendo “oportunamente” el día que llueve y un pájaro “caga” (no hay otra forma de decirlo) tu camisa preferida, la suela rota de tu zapato en plena caminata el día que decidiste comenzar a ejercitarte, o simplemente un buen chiste.
Todavía no te sientes conforme, aún falta camino por recorrer para retomar la batuta de tu vida, hay días donde te sientes perdida y cansada, pero eso ya no te detiene. No, ya no es posible volver atrás…
Entendiste la percepción de tu vida y la perspectiva del mundo, hoy eres consciente de una nueva visión, el movimiento y el cambio van de la mano y como el heliotropismo del girasol siempre conllevan a la luz. No, la soledad no se vive desde la desolación; la soledad se aprovecha como la oportunidad de descubrirte y ser realmente libre, de brillar.
Eres el protagonista, el personaje heroico en tu historia, te rescataste y venciste al Statu Quo.
ZMP.
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