La repostería: de la cocina al arte, donde cada pastel es una obra maestra que emociona e inspira, transformando ingredientes simples en experiencias inolvidables. Decorar un pastel implica mucho más que técnica: es una combinación de estética, narrativa visual y sensibilidad artística. Cada textura, color o forma tiene la capacidad de transmitir una idea o una emoción, igual que una ilustración, una escultura o un diseño gráfico. En este artículo exploraremos cómo la repostería creativa puede equipararse al diseño y al arte aplicado, y cómo cada pastel puede transformarse en una obra que fusiona sabor, belleza y concepto. La repostería como lienzo en blanco Para un pastelero o pastelera, un pastel es mucho más que una preparación dulce: es un lienzo en blanco donde se combinan colores, formas, volúmenes y texturas. La repostería creativa se parece al arte visual porque comparte su búsqueda de equilibrio, composición y expresión personal. Un pastel puede evocar las pinceladas suaves de una acuarela, la limpieza geométrica del diseño moderno o la delicadeza de una escultura artesanal. En cada creación hay un ejercicio de diseño: decidir la paleta de colores, las proporciones, los materiales (fondant, glaseado, crema, pintura comestible) y la forma en que todo se integra visualmente.
@m_dinizlima
São Paulo, Brasil
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Marketing y Negocios