Juan Pintor

Por allá en el año de 1998, se realizaba un concurso a nivel estatal y nacional que convocaba a las escuelas primaria. Los estudiantes participarían con un dibujo donde el tema era la vida marina llamado “el niño y la mar”. Contando Juan Pintor, un niño de 10 años de edad, con cierta facilidad al dibujo decide participar con el sueño infante de ganar. El premio hoy en día ya no lo recuerda pero lo que sí es la frustración e impotencia que experimento en aquel suceso. Entusiasmado, entrega su dibujo a su maestra en turno, al recibirlo, la impresión que observa el joven Pintor es incertidumbre, duda por parte de su maestra para que después con indiferencia lo pone junto con en el montón de dibujos de su escritorio. Al día siguiente al finalizar la jornada estudiantil, la maestra del infante pintor solicitó hablar con él, entonces le pregunto: -¿este dibujo lo hiciste tú? Estupefacto por la pregunta le empezó invadir un cierto temblor en sus pensamientos que se expresó en un tono de voz quebrada contestando: -Si. La maestra insistió diciéndole que este dibujo no pudo haberlo hecho un niño, que seguramente fue ayudado por sus padres, sin embargo el pequeño persistía con temblor que no había recibido ayuda en lo más mínimo. Convencida la maestra de que el niño mentía, con desdén concluyó que no aceptarían el dibujo. Viéndose frustrado, los padres buscaron la manera de abogar por el dibujo de su hijo y su derecho a participar pero era demasiado tarde ya se habían enviado los dibujos marcando al joven dibujante, este fue el primer de muchos detonantes a seguir desarrollando su talento.