Diseño para “diseñadores”
Por favor que no me quiten la libertad, sí, la autonomía de poder hacer diseño, mi diseño, con sus pros y sus contras…, ese que en su origen tenga un sello único y solo mío, mi diseño.
Me revienta un poco cuando alguien me pide de antemano un -cartel rojo, con letras negras, con una imagen de un gato a la derecha y el texto centrado- por decir un ejemplo. Señores, ¡no dicten el diseño! nos están matando a pedacitos con esas ideas. El diseño no es arte, y ya de eso me pasaría un tema completo hablado, pero, sin ser arte 100% en sí, es un combo de emociones. ¿Se imaginan ir a una consulta médica y decirle al doctor/a lo que ya sabes que debes tomar? Es menos importante la frustración del profesional frente a que nuestros clientes se están acostumbrando a ser creativos sin serlo. Y claro, que si el cartel no es rojo pues -tu eres mal diseñador- ¿Por qué?
El diseño es primero que todo sensaciones, de eso no me cabe duda. Cuando estamos frente a cualquier objeto lo primero que percibimos es un estado psíquico: tranquilidad, incertidumbre, rechazo, etc. Y es que la base creativa necesita estar fundamentada en crear emociones para poder emitir un mensaje. Existen después parámetros, pautas, teorías, etc. que es lo que lo convierte un poco más en ciencia y permite que la funcionalidad y usabilidad salgan a flote, porque todo diseño tiene que funcionar y ser usado, sin dudas.
No quiero decir con esto que no puedan existir determinadas preferencias cromáticas, formales, etc. Lo que me aterra es que dejemos de pensar en el pilar de un buen diseño: lo que trasmite. Antes del resultado tiene que venir el concepto y, antes de este mismo, el análisis de la necesidad, su contexto.
Entonces, no me pidas un -cartel rojo, con letras negras…- pídeme un soporte publicitario (que podría ser un cartel) que trasmita intensidad (teniendo en cuenta tu preferencia por el rojo) con textos evidentes pero con poco contraste (como opción el negro) y…, si me lo pienso y lo veo conveniente…, ¡te pongo el gato! Pero por favor, mi querido cliente, no me quites la libertad de hacer ese, mi diseño.
