Celia Ramón Wyser

Yo he venido aquí a aprender de la vida. A hablar de mi libro, ya si eso, cuando construya una casa de papel y tinta en el olivo centenario aún tengo que plantar. Lo de los hijos, bien, gracias. NEXT.

No, no me creo infinita. Por lo de mis deberes pendientes. Pero quién sabe, cuando estudiaba periodismo aún hacíamos diseño de portadas sobre papel con una regla de píxeles y a duras penas si nos habíamos creado una cuenta de hotmail que hoy da vergüenza ajena. Pero ahí está. Debe ser Diógenes social. Y mira, veinte años dan para tres vidas en comunicación y marketing digital y redes sociales y vete a saber lo que nos falta por ver…

No, boomer no. X. Celia de la generación X. La que creció en Ibiza subiendo a los algarrobos porque no tenía ni luz, ni agua ni tele y ahora disfruta con las maratones de Netflix. Y disfruta con su blog, por lo de escribir mientras no planta el árbol. Y con el Instagram más creativo, el del body positive, el antirracismo, el violeta por bandera y el humor. Haters no, gracias (así no pasamos de mierdenfluencer, es lo que hay).

X, Celia, la que disfruta con las fresas, los cielos azules, los atardeceres sobre el mar y sobre todo una tarde de conversaciones infinitas con amigos con sabor a café. No, en Plaza Mayor no. Pero disfruto. Y este cuento, coloreado, solo ha empezado.

Si has llegado hasta aquí, ya te quiero un poco. Shhhhhhh.