Elena

No hablo porque tu irrealidad devora todo lo que ha sido cierto para mí, y las cosas que no existen no deben hacer daño. Del peso en el estómago y de lo físico aún tan ausente no sé qué aprender. Pero sé que hay algo en todas estas pieles abiertas de cadáveres a los que aún no sé que he querido.
Vivir en la supervivencia te ha devuelto a tu lugar en mi cabeza. Ahora puedo preguntarme por qué. Y entender por fin que soy el producto de la delicadeza de alguien, que ha sido también producto de la delicadeza de otros, que han sido productos de la delicadeza de infinitos productos antes. Y eso está bien. Porque sólo así podremos hacerlo mejor.

Elena
eres esa parte de mí
ese empujón
el proceso de quince años de aprendizaje
en uno
resbalando en cariño
y en lo más opuesto que encontraste

Ahora solo queda ese espacio
entre aquel lugar y este
entre yo y mí misma
y darte las gracias de una vez

por haber dejado tanto
tan grande y tan gris
que nunca voy a ver
y que nunca voy a querer llenar.