Crónicas Polacas I : Varsovia (parte I)
by Manuel Pérez Báñez @manuel_pb
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Prólogo
Resumir un viaje en un puñado de fotografías tiene sus riesgos. El principal, reducir la experiencia del viaje a unas cuantas miniaturas o postales turísticas sin más, dejando fuera la mayor parte del encanto y los buenos ( y malos) momentos vividos durante el viaje. Y más cuando hablamos de un país con una convulsa y dramática historia. Ésta y las siguientes entregas de “crónicas polacas” recogen algunas instantáneas de nuestro periplo por tres grandes ciudades polacas: Varsovia (Warsawa, la capital ), Breslavia (Wrocaw) y Cracovia (Krakow) junto a otras de ciudades, pueblos o entornos que nos pillaron de paso nuestro periplo viajero, como por ejemplo la cuidad de Lublin (un descubrimiento, lástima que sólo pudiéramos disfrutarla una noche) o el jardín romántico Arkadia Park en la extensa y boscosa campiña polaca. Más adelante, espero, vendrán las siguientes crónicas más detalladas del resto del viaje. Ësta primera, dividida en dos partes, está dedicada a Varsovia, la capital.
Día 1.
Nuestra llegada a Varsovia (Warsawa en polaco) no pudo ser más accidentada. Todo pintaba bien. Recogimos el coche que ya teníamos alquilado en el aeropuerto de Modlin, pusimos el navegador rumbo a la dirección del apartamento que teníamos reservado a través de Airnb y llegamos bastante rápido a nuestro destino siguiendo las instrucciones de la “Pepi” como cariñosamente llamábamos a la voz femenina del navegador. Con todo el equipaje en la puerta, al retrasarse nuestro contacto para darnos las llaves, empezamos a sospechar que algo no iba bien y es que, efectivamente, parece ser que cometimos un error en la confirmación de la reserva del apartamento y éste no estaba disponible ni esa noche ni la siguiente. Concretando: no teníamos casa ni dónde dormir 5 almas cansadas. El contacto hizo algunas gestiones a ver si disponía de más apartamentos pero nada, lo tenía todo ocupado. Un varapalo enorme. Habíamos madrugado mucho. Estábamos muy cansados y para colmo de males, m hijo que ya venía tocado de España, tenía bastante fiebre.
Necesitábamos urgentemente encontrar un hotel para pasar la noche y nos pusimos a ello. Empezamos por los más cercanos y unos tras otros, nos decían que nada, que no tenían habitaciones libres. Escuchamos recomendaciones de las recepcionistas de algunos de estos hoteles , nos dirigíamos hacia allí y la misma respuesta: no hay habitaciones. Parecer ser que parte de la culpa es que esa noche actuaba la cantante Rihanna en Varsovia y eso había incrementado la demanda hotelera por la zona. Estábamos cansados, nos costaba encontrar las direcciones pues muchas calles estaban cortadas por obras y el navegador nos daba vueltas y vueltas y nos perdíamos constantemente. Mientras tanto, a mi hijo le subía la fiebre y tiritaba en el coche donde íbamos apretujadas cinco personas. He perdido la cuenta de los hoteles que visitamos en busca de habitaciones , más de diez casi seguro. Finalmente, ya en las afueras de Varsovia encontramos habitaciones en uno lujoso de la cadena Novotel , muy caro, pero no había ya opción. Lo cogimos como agua de lluvia. Era más de medianoche y vendíamos ya nuestra alma al diablo por una cama donde caernos muertos de cansancio esa noche y además Mario necesitaba algo de descanso urgentemente. Comimos lo que pudimos en la habitación y a dormir, que falta nos hacía. Mañana sería otro día.
Día 2
Al día siguiente, tras este periplo viajero un tanto accidentado, Varsovia nos esperaba. Nos dirigimos con el coche a un aparcamiento ante la descomunal mole del Palacio de la Cultura y la Ciencia. El mejor sitio para tomarle el pulso a esta ciudad…
El Palacio de la Cultura y la Ciencia ( el PKiN,con sus siglas en polaco) , esa mole inmensa al más puro estilo “soviet” que preside el cielo de Varsovia fue un "regalo" de Stalin al pueblo polaco, para recordarle , altruismos aparte, quien había ganado la guerra a este lado del telón de acero, por supuesto. Se construyó en la década de los 50 y los polacos, bueno, tras años d polémicas encontradas en que pedían su demolición, han asumido con resignación su presencia. Con todo, sigue siendo el edificio más alto de toda Polonia.
Los varsovianos lo llaman de muchas formas, la más popular es "el elefante con lencería de encaje", por sus dimensiones y por las recargadas esculturas que adornan los parapetos . Alguien comentaba que le recordaba un poco a la "Giralda" pero a lo bestia . Ahora funciona como sala de convenciones, conciertos, exposiciones, museos, etc. Y bueno parece que los varsovianos poco a poco empiezan a reconciliarse con ella y a aceptarla como parte de su identidad e historia. Un ascensor ultrarrápido conduce a un mirador con unas espectaculares vistas (que nos perdimos, que le vamos a hacer).
En la actualidad el PkiN compite con los enormes rascacielos que se alzan sobre el sky line de Varsovia, que bueno, resume un poco la reciente historia de Polonia. En su momento se comentaba que era para quitarle “protagonismo” pero como ya eh comentado, ahora gran parte de los polacos lo ven como un icono más de su identidad.
Pensamos que la mejor forma de tomar contacto con la ciudad era realizar un freetour ( en español, claro) sobre el centro histórico de Varsovia: el casco antiguo, el Castillo de, el alzamiento de Varsovia, el Guetto, Marie Curie, Chopin, etc... Ya lo habíamos hecho en Berlín y nos gustó la experiencia, así que decidimos probar de nuevo.
Patricia ( simplificando su impronunciable nombre polaco) la guía del freetour nos contó curiosidades varias , así como algunas historias reales y otras ficticias sobre el origen de la ciudad, detalles, cuentos y leyendas que tanto abundan y gustan en Polonia (como por ejemplo la historia de la Sirena , símbolo de Varsovia) así como acertijos para que fuésemos descubriendo detalles en nuestro paseo por el corazón del casco antiguo y sus alrededores . Fueron varias horas pero se hicieron amenas e instructivas.
Las cicatrices de su traumática historia, presentes a cada paso por la ciudad. Indicaciones en el pavimento nos dicen si estás dentro o fuera del gueto de Varsovia.
Casi al final de recorrido llegamos a una de las etapas mas dramáticas de la ciudad reflejada en el Monumento al Alzamiento de Varsovia (en polaco: Pomnik Powstania Warszawskiego) es un monumento dedicado a los combatientes que perdieron la vida durante el Alzamiento de Varsovia de 1944. Esculpido por Wincenty Kućma y diseñado por Jacek Budyn, se localiza al sur de la Plaza Krasiński, en el distrito Śródmieście de Varsovia. Se inauguró en el 1 de agosto 1989 adelantándose unos meses a la caida del muro de Berlín.
Comienza a llover ....
El monumento está dividido en dos secciones. La primera está compuesta por cuatro figuras (tres soldados y un sacerdote). Además, uno de los soldados está saliendo de una alcantarilla, puesto durante la Segunda Guerra Mundial la mayor parte de los miembros de la Armia Krajowa y de la resistencia polaca se desplazaban a través del sistema de alcantarillado de la ciudad.
La segunda sección es la más grande y agrupa a un mayor número de figuras. Es una mole escultórica mastodónica . Alcanza una altura máxima de diez metros, aunque las personas representadas miden menos de la mitad (tres metros). Muestra a siete soldados participando en combate, huyendo de un edificio a punto de derrumbarse. Pese a tener cierto toque abstracto, algunos expertos han declarado percibir cierta similitud con escenas bélicas de películas o incluso con las pinturas históricas de Jan Matejko, mientras que otros critican el realismo socialista propio del comunismo que gobernó en la República Popular de Polonia. Sobre gustos ya se sabe ...
La consecuencias del alzamiento ya creo que las he comentado: Hitler quiso, como pataleta final antes de su inminente capitulación, dar un escarmiento ejemplar a los varsovianos sublevados mandando bombardear y destruir sin piedad toda la ciudad, que quedó practicamente en ruidas, con la mayor parte de la población huida a otras cuidades o caida en los bombardeos. Cuentan las crónicas que solo quedaron en Varsovia alrededor de 1000 habitantes tras los bombardeos,aquellos que buscaron refugio en las alcantarillas o se escondieron en sótanos. La fotografía de arriba que he sacado de internet muestra el alcance de la debastación total de la ciudad en 1944. De hecho Varsovia fue la ciudad más masacrada de toda Europa tras la II Guerra Mundial.
Tras la guerra y gracias al aporte ciudadado la cuidad entró en una larga fase de reconstrucción. Podemos decir que Varsovia, como el ave fénix, es una cuidad renacida de sus propias cenizas. Cuesta ahora creerlo paseando por uchas sus calles llenas de explendor. Muchos edificios emblemáticos se recontruyeron fidelignamente a partir de fotografías y testimonios documentales. Tal fue el valor y alcance de la reconstrucción que la Cuidad Vieja ha sido considerada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Tanto andar y tanta historia nos abrió el apetito, así que nos encaminamos a un un "bar mleczny" (bar de leche). Son los antiguos restaurantes-comedores comunistas que se crearon tras la escasez de la postguerra y que si tenemos suerte, podemos todavía encontrar algunos abiertos, más o menos auténticos . En general son austeros en su decoración y en el servicio . No sirven nada de alcohol y en general, son platos de muy poca carne, especialmente verduras y productos lácteos, de ahí su denominación “Bar de leche”.
Comimos en uno muy popular que estaba en la misma puerta de la Barbacana. Eso sí, debimos aguardar pacientemente la doble cola, una para hacer el pedido y pagar primero a la cajera (tipo supermercado) y después otra para recogerlo de la ventanilla de la cocina. Todo en plan autoservicio. Como todo era en polaco aquello era un lío.
Allí tuvimos nuestro primer contacto con la gastronomía e idiosincrasia polaca : el “barszcz” (sopa roja de remolacha) y las tradicionales sopa żurek (sopas muy densas y algo agrias, hecha con harina fermentada y acompañada de trozos de salchichas, verduras y huevos cocidos). La[b] zurek[/b] nos gustó a todos mucho, incluso a mí que, como Mafalda, soy poco “sopero”. La gente (mayormente polaca ya que en estos comedores el socorrido inglés como que no sirve de mucho para comunicarse) comía en silencio y disciplinadamente recogía sus platos de la mesa al terminar y los llevaba al mostrador de la cocina.
Ah, imperdonable no hablar también de los pierogis, las típicas empanadillas rellenas de productos variados tanto dulces como salados que nos iría nos encontrando y consumiendo durante casi todos los días de una forma o de otra. Es un icono gastronómico de Polonia que tiene sus propios festivales anuales en muchas ciudades, tuvimos la suerte de encontrar uno en Cracovia.
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