Chapines de Rubí
by Alba de Rueda Vázquez @albaderuedavazquez
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MICRORELATO NARRADO EN PODCAST:
Como todas las noches mi madre toma mi libro de cuentos y comienza a leer.
Con el sonido de su voz mis ojos se van cerrando poco a poco. Al cabo de unos minutos me quedo profundamente dormida, pero esta vez noto algo raro. Al abrir los ojos veo que estoy de pie junto a la puerta de mi habitación. Al alzar la vista me veo tumbada en mi cama, durmiendo, mi madre está sentada a mi lado y continua leyendo; de repente se gira y me mira "ve a investigar" me dice señalando el libro.
Primero un pie y luego otro, en la primera página había una puerta, a su lado unos chapines de rubí muy reconocibles, no dudo en ponérmelos y chocar mis talones tres veces.
No puedo creerlo, estoy en las nubes, literalmente, miro abajo y veo un bosque oscuro, a mi lado una enorme planta que llega hasta el suelo, escucho un gruñido que retumba en mis oídos, muerta de miedo, choco los chapines otra vez.
Esta vez veo una escena conocida, una casita hecha de chocolate y dulces, aun conociendo las consecuencias me acerco a probar unos de sus deliciosos ladrillos de chocolate.
Segundos más tarde escucho una risa chillona que se mete en mi mente, una voz que quiere entrar en ella, lucho y no la dejo, choco mis zapatos lo más rápido que mis pies me lo permiten y llego a un castillo enorme. Mi curiosidad me hace avanzar por los largos pasillos que llevan a las distintas estancias, llego a un salón enorme donde una pareja baila al son de un vals, ella rubia con un vestido azul, él con un traje señorial mira a la joven con ojos de enamorado.
De repente, silencio.
Por alguna razón mi vista se comienza a nublar, mis pies se mueven solos. Ya no estoy dentro de mi libro, mi mente me ha traído a una de mis pesadillas más recurrentes: una cabaña sucia llena de pócimas y brebajes muy extraños, escucho pasos y una voz conocida que me aterroriza, corro pero no avanzo, escucho como la voz de mi madre me llama nerviosa, me dice que no me aleje, que la busque, que siga su voz, pero cuanto más corro menos la oigo.
Oscuridad. No veo nada, el eco de la voz de mi madre resuena en mi cabeza, veo algo en alguna parte de la oscuridad, me acerco, por fin estoy en casa. Cuando llego, la mujer de mis pesadillas se gira “ya te dijo tu madre que no te alejaras”.
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