El futuro es de los niños

Cuando vemos un niño y nos maravillamos de su inocencia, de sus juegos y su sinceridad, nos decimos: "de ellos es el futuro", y luego sentimos un extraño optimismo ante el porvenir. Olvidamos que, cuando crezcan, esos niños se convertirán en los mismos miserables que nosotros, la misma raza malograda para conducir al mundo de mal en peor.

Esos mismos niños, a quienes ahora sonreímos bondadosos, en el futuro nos condenarán al silencio de unos ojos que no nos querrán ver.

¿A qué se debía la predilección de Jesús por los niños? ¿Acaso el niño es el pináculo de la consciencia humana? En ese caso, la adultez debería ser un entrenamiento para recuperar el niño que murió al crecer.

¿Han notado que los seres humanos, a medida que envejecen, se vuelven transparentes como el cristal?

Hoy percibí un viejo. Se mimetizaba contra las paredes de barro, pues se vestía entero de café. Me fue difícil verlo, mientras arrastraba su dolor por la ciudad. No sé si fueron mis ojos, contagiados con su presbicia, o si la culpa la tuvo el viejo que no quería dejarse ver. Me sorprendió notarlo. Creí que ya se habían ido, pero ahora descubro que sólo se esconden. Extraño, ¿verdad?

Es una gran idea volverse transparente a medida que uno se acerca a su muerte. De ese modo, cuando la muerte sucede nadie te echa de menos, pues hace mucho que te dejaron de ver. Ayudemos, pues, a los viejos a desaparecer. Fiel lector: ignórelos cuando los vea arrastrar los pies; haga como si no estuvieran ahí. Desvíe su mirada hacia cualquier cuerpo joven y lleno de vigor. Si amamos la Vida con todas nuestras fuerzas, es seguro que esta nunca nos dejará partir.

Seamos siempre llenos de vida, no permitamos que el transcurrir de los años nos vuelvan objetos que solo queremos pasar por la vida, recobremos la emoción de sentir alegría como la sienten los niños, y si al final nos convertimos en ellos, seremos felices. Desde que trabajo con el Colegio Juana de Arco, un colegio bilingüe con valores que fomenta el crecimiento contante, me he percatado de la energía que tienen los niños, y es precisamente de ahí que deberíamos de aprender, ya que conforme crecemos, la vitalidad se va transformando y perdiendo esencia.

Te invito a reflexionar con una actitud positiva, una actitud de niño.