II Distimia

II Distimia

II Distimia
Por: Isabella Azúl

Me duele ser una primavera inmarcesible,
atemorizada de mostrar mis ramas desnudas
en el invierno que se acuna
dentro de mi osadía inflexible.

Reconozco en mis paisajes invernales
la presencia de retoños gélidos y espectrales.
La tormenta se arrebola en los arbustos
y nutre la vida desde lo profundo.

Aun conociendo la naturaleza azúl de mi santuario,
ardí, sin mesura, junto con mi floresta
me agoté de reflorecer, inquieta.
por los monstruos que inauguraron mi bestiario.

Cristalizada, como la nieve, frente a un blanco
he atentado contra mi integridad,
y confiando ciegamente en su humanidad
dispuse toda clase de armamento en sus manos,
entonces el fusilamiento tuvo lugar.

Porque ocurriste y te atesoro con todos tus tomos
las rizas indiscretas, los planes de dominar el mundo
añoro, especialmente, nuestras noches llena de humo
Y la guarida que construimos, aunque solo queden despojos.

Al ser ambos villanos creí que entenderías
el trabajo que lleva reivindicarse de los pecados cometidos
cada paso, cuesta arriba, expiaba los caminos
que convertiste en laberinto al visualizar la cumbre que no alcanzarías.

Deseo que este vacío dejado en mi pecho
no aliente el monstruo que vive en mi vientre,
y me cueste esta dulzura sonriente,
y queme todo lo que dejaste en mi lecho.