Proyecto final "Ciudades invisibles"
Proyecto final "Ciudades invisibles"
oleh albajmansilla3 @albajmansilla3
- 110
- 1
- 0
Introducción
Antes que nada, quería agradecer la existencia de este curso. Realmente me ayudo a recuperar ese entusiasmo y poder conectar con lo que escribo. Muchas gracias.
Ahora, mi proyecto consiste en el ejercicio 3 de la clase "Jugando con la imaginación: Disparadores y consignas". En ese ejercicio elegí Ciudades invisibles para hacer mi texto.
Materiales
Los materiales que use fueron los mas comunes. Un cuaderno que designe para el curso, una lapicera de tinta nengra, y luego para la edicion de mi proyecto use mi computadora, específicamente google drive.
Mi Proceso
Cuando menciono la escritura cronometrada no me tuve fe. Pensé que realmente me seria imposible escribir en un periodo de tiempo definido y sin parar ni editar. Escribir y editar al mismo tiempo se me había hecho una costumbre (todavía sigo lidiando con ello pero estoy mas consiente de dejarme fluir). La escritura cronometrada me demostró que realmente tengo capacidad de imaginar al instante y escribir algo aunque sea un poco decente. Hubo una sola historia que me gusto mucho y que me intereso explorar más, incluso diría que dentro de algún tiempo lejano podría retomar la historia.
Texto original y sin editar
Ejercicio 3: Multiversos o Ciudades invisibles
Ciudades invisibles
Hay una ciudad escondida, me atrevería a decir que la más escondida de todas. Solo hay una persona que sabe de su existencia y de sus habitantes. Que el resto del mundo no sepa de la existencia de esta ciudad no significa que no exista, significa que es exclusiva. Como mencioné, además de los habitantes de la ciudad, hay una sola persona que sabe de la existencia de la ciudad pero que no habita en ella. Es una niña. la ciudad existe en su cabeza, pero realmente existe, no es solo su imaginación.
Cada noche o cada vez que ella cierra los ojos cerrados por una larga cantidad de tiempo puede ver dicha ciudad. Nunca nadie le creyó cuando mencionaba algo al respecto por eso prefirio con el paso del tiempo guardarse esa maravilla para ella. al cerrar su ojos podia ver personas viviendo su dia a dia. a niños ir a la escuela ya adultos ir a sus trabajos. era una ciudad magica y sumamente tranquila, La niña noto que si estaba de mal humor o si estaba enojada la ciudad sufria catastrofes, por ello adapto una vida tranquila. pasaba horas con los ojos cerrados siendo nada mas que un espectador. era solitario estar para todos pero que ninguno supiera de su existencia. era una especie de dios incomprendido y solitario. podia ver como sus vidas evolucionaban pero ella no podia participar de los cambios. era mucha su soledad que decidio no abrir nunca mas los ojos.
Texto corregido "escribir es reescribir"
" La ciudad de un solo espectador"
Existe una ciudad que ni los arqueólogos más experimentados ni los viajeros más errantes conocen. Es una ciudad que no aparece en los mapas, ni existe persona alguna que logre ubicarla. Sin embargo, al contrario de lo que muchos podrían pensar, la ciudad está habitada por millones de personas. La única persona que sabe de su existencia no reside en ella: es una niña de nueve años. Dicha población habita en sus párpados.
Los síntomas comenzaron a presentarse cuando ella tenía cuatro años. Primero fueron unos sueños extraños y muy detallados, algo inusual para una niña de su edad. Luego apareció una molestia en sus ojos que no logró describirle a los oftalmólogos. No sentía dolor alguno, era más bien una sensación, un "algo" que la inquietaba, que hacía que su corazón latiera con fuerza, como una extraña emoción seguida de un miedo indescriptible.
Más tarde comenzaron las visiones. Eran imágenes claras: podía ver una civilización nítidamente, con personas, autos, motos, casas, edificios, negocios... todo un mundo con sus propios habitantes. Sin embargo, estas visiones solo se manifestaban cuando dormía o mantenía los ojos cerrados por mucho tiempo.
Con el tiempo, se dio cuenta de que esta ciudad, de alguna forma, estaba conectada con su visión, específicamente con sus párpados. Durante años, trató de explicar a sus padres y a los adultos lo que veía, pero nadie le creyó. Para ellos, no era más que la fantasía de una niña. No tardó mucho en comprender que sus explicaciones eran inútiles, y decidió guardar aquella extraña maravilla para sí misma.
Con el paso de los años, notó que aquel mundo gestado en sus párpados era aún más complejo de lo que creía. Por ejemplo, si ella se enojaba y fruncía el ceño, ocurría una catástrofe, como accidentes automovilísticos o incluso terremotos. Si lloraba, en la ciudad llovía. Cuando lloraba de felicidad, como aquel día en que encontraron a su gato perdido, en la ciudad llovía con sol. Pero si lloraba de angustia, podía formarse chaparrones que duraban días. Cada vez que sonreía y sus ojos se enchinaban, sucedían solo buenas cosas.
A su corta edad de nueve años, adaptó una vida tranquila, evitando manipular el tiempo con sus emociones, dejando que las cosas siguieran su propio ritmo.
Ya en su adultez, había aceptado plenamente su realidad. Tantos años con aquellas visiones la habían convertido en una especie de diosa que todo lo veía desde los cielos. Pasaba tanto tiempo con los ojos cerrados que su vida cotidiana comenzó a desmoronarse. Dormía todo el tiempo, evitando enfrentarse al mundo real. Algo en aquella ciudad le ofrecía lo que en su propio mundo no podía encontrar: un profundo sentido de pertenencia.
Con el tiempo, ese sentido comenzó a desaparecer. Ya no comía ni bebía agua, y pasaba horas en su cama con una perturbadora sonrisa en su rostro. Poco a poco, esa sonrisa se desvaneció.
Aunque era como una diosa para aquel mundo, sabía que nadie en la ciudad conocía su existencia. Era una espectadora omnipresente, pero nunca podía participar. Esa soledad se transformó en una tortura. En el mundo real, nadie la entendía; en el otro, todos eran indiferentes a ella. Aquella realidad, que en un primer momento había sido novedosa y maravillosa, se había convertido en un castigo, en una auténtica pesadilla.
Tampoco podía huir de aquellos dos estados: estar despierta o dormida, con los ojos cerrados o abiertos.
Su estado de ánimo empeoró, y por la falta de alimento y agua, su estado físico también. Cuando su piel comenzó a marcharse y a tornarse blanca como la leche, en la ciudad comenzó a nevar. Nunca antes había nevado, y los habitantes no estaban preparados para aquel cambio climático. La joven observaba todo, ya no con asombro, sino con indiferencia y apatía, como si viera una película ajena a ella.
Los habitantes comenzaron a morir víctimas del frío. Lo que más la impactó fue la muerte de un bebé. Durante el entierro, la madre del pequeño, con los ojos llenos de tristeza, miró al cielo, como si la estuviera observándola directamente. Por primera vez, la joven sintió vergüenza e incomodidad. Aquella mirada la atravesó como un cuchillo, y la incomodidad fue tan abrumadora que abrió los ojos tras años de mantenerlos cerrados.
Lo primero que notó fue su habitación: abandonada, desordenada y maloliente. Tocó su rostro y sintió sus huesos; ya no existía carne en aquella calavera. Su cuerpo estaba esquelético por el abandono.
La mirada de aquella mujer la perseguía incluso con los ojos abiertos, y ahora, en lugar de dormir todo el tiempo, prefería no dormir en lo absoluto. Como pudo, se levantó de su cama, impulsada por la sed que sentía. Cada paso le resultaba pesado y doloroso. Tambaleándose, con sus huesos rechinando, salió de su habitación y caminó hacia la sala.
En su camino vio el balcón abandonado, como todo el departamento en general. Si había algo que necesitaba más que agua, era aire fresco. Abrió la puerta de vidrio y se asomó al balcón. Esa madrugada de verano era especialmente hermosa. Por primera vez en mucho tiempo, sintió la brisa acariciarle su rostro.
Cerró los ojos, con miedo pero lista para enfrentar la realidad. Vio cómo la nieve se derretía poco a poco. Las casas enterradas bajo la nieve espesa y fría volvieron a aparecer. Los habitantes, aquellos que habían sido cubiertos por la nieve, resurgían. Aun con los cerrados pudo sentir como lágrimas heladas se deslizaban por sus mejillas, trazando un camino transparente y doloroso. Pero esta vez, no intentó controlarlas.
Abrió los ojos nuevamente, dejando que las últimas lágrimas brotaran. El amanecer teñía el cielo de cálidos colores naranjas y rosas. Por primera vez en mucho tiempo, la joven se sintió genuinamente viva. Y aunque sabía que nunca podría escapar por completo de los dos mundos, entendió que no estaba condenada a uno u otro. Podía elegir, con los ojos abiertos o cerrados, encontrar su propio camino entre ambos.
Mi proceso final
Aunque me gusto editar el texto, siento que la versión final podría haber estado mejor. Me costo mucho encontrarle un final satisfactorio. Siento que la historia podría haber sido más profunda aunque creo no estar preparada para profundizarlo en este momento de mi vida. Me prometí releerlo dentro de algunos meses.

1 komentar
Masuk atau bergabung Gratis untuk berkomentar