Mizi, ¿Qué hace un gato en el armario?!

Aquí va el cuento terminado, Natalia me ha encantado el proceso y el curso lo he disfrutado mucho. Muchas Gracias.

p. 1 Sello
p. 2 Legales y créditos
p. 3 Portadilla

Título
Mizi ¿Qué hace un gato en el armario?

p.4-5
-Mamá!!, mamá!! hay un gato en el armario!!- gritó Lolita

-Papá!!, papá!!, es verdad, hay un gato en el armario!! – gritó Samuel

¿Qué hace un gato en el armario? -dijeron mamá y papá-

p. 6-7
Pero que pregunta más absurda les diría yo, cualquiera sabe cómo llegan los gatos al armario, a la cima de los árboles, al interior de un carro, ¿qué?, ¿cómo?, es que tú tampoco sabes cómo llegan ahí?

Cualquiera sabe que los gatos curiosos, sobre todo los más curiosos siempre se meten en problemas y Mizi no es la excepción, pues ahora ha llegado al armario de una casa a la que no ha sido invitado.

p. 8-9
Un buen día, claro tiene que ser un buen día, de esos que están llenos de sorpresas, un pequeño, peludo, atigrado y muy curioso gato aventurero, paseaba por el parque cuando algo lleno de color y especialmente fuera de lugar llamo su atención, se trataba de una bolsa a mitad del parque, parecía olvidada, y estaba sospechosamente abierta, Mizi siendo un gato muy curioso no contuvo las ganas de asomar los bigotes para ver que contenía la bolsa.

p. 10-11
A medida que se acercaba comenzaba a escuchar ruidos que venían del interior, era algo como...como un chapoteo de agua, cuando por fin se asomó pudo ver un estanque lleno de peces de colores: rojos, azules, rosados, amarillos, que nadaban y de vez en cuando daban pequeños saltitos que lo salpicaban, cada vez que uno saltaba, Mizi intentaba atraparlo, pues le parecía divertido, pero nunca lo lograba.

p. 12-13
Poco a poco se fue metiendo a la bolsa intentando atrapar alguno, hasta que... ¡splash, pum, pim, plash!! entro por completo sumergiéndose en el estanque donde había decenas de peces nadando a su alrededor, haciendo giros y acrobacias, dándole la bienvenida a su inesperada visita.

p. 14-15
Pero es bien sabido que los gatos no son tan buenos nadadores como los perros, así que pronto tuvo que buscar la salida para poder respirar y ahí estaba otra vez, en medio del parque, frente a la extraña bolsa, solo que ahora empapado de cabo a rabo. Comenzaba a sacudirse y lamer su pelaje para peinarse un poco cuando escucho un ¡hiiic, hiiic! le pareció un sonido familiar y también provenía de la bolsa, así que asomó la nariz como un buen gato curioso.

p. 16-17
Al asomarse pudo ver en su interior un gran festín, cientos y cientos de ratones alrededor de un redondo, grande y muy amarillo queso lleno de hoyos, todos los ratones estaban entorno al queso, parecía una reunión importante, los ratones muy educados levantaban sus meñiques al tomar el té y mordisquear lo que parecían galletas de queso, eran tantos ratones que Mizi ya había perdido la cuenta, veía cómo iban y venían bandejas con té y bocadillos.

p. 18-19
Mientras tanto un gran ratón gordo y de bigotes largos, comenzaba a abrirse paso entre los demás ratones, con gesto serio cruzó la multitud hasta llegar al estrado sobre el gran queso en medio del salón, se acomodó la corbata, se peinó el bigote y se aclaró la garganta, ¡cof, cof! - se escuchó por el micrófono - y todos los ratones guardaron silencio y dirigieron sus miradas a aquel ratón imponente. Mizi los miraba sorprendido, jamás se hubiera imaginado una reunión de ratones tan elegante.

p. 20-21
-Bienvenidos sean todos a esta importante reunión que hemos convocado con algo de premura- dijo el ratón imponente, -estamos aquí reunidos porque hemos sido alertados de un gato fisgón que está metiendo las narices, los bigotes y hasta la cola en lugares donde no ha sido invitado, la comunidad de peces que está en el estanque del centro ha sido irrumpida por su inesperada caída, nos han informado que los peces están en perfectas condiciones y el gato ha salido ileso, sin embargo debemos tomar nuestras precauciones, hemos hecho un retrato hablado del gato con sus señas particulares para que todos estemos alertas y avisemos a nuestros familiares y amigos.-

p. 22-23
Mizi escuchaba todo con mucha atención y sin duda pensó que ese gato no tenía buenas intenciones, al ver el retrato, él y todos los ratones en el salón se asustaron, parecía un gato enojado y con el gesto genuino de un gato malvado.

p. 24-25
Ese chapuzón en el estanque le había abierto el apetito, así que comenzaba a relamerse los bigotes al ver pasar tantas bandejas llenas de deliciosos bocadillos, una y otra vez, Mizi intentaba alcanzar algo de aquellas bandejas que pasaban recorriendo todo el salón, poco a poco se metía cada vez más para lograr alcanzar algo, y más y más y en cada intento entraba más a esa extraña bolsa que lo llevaba a ese gran salón.

p. 26.27
Cuando por fin pudo alcanzar una de aquellas bandejas, el ratón que la llevaba en mano sintió liberarse del peso y enseguida volteó, al ver al gato relamiéndose los bigotes quedó paralizado y cayó desmayado, los ratones que estaban a su alrededor comenzaron a correr y a gritar: - ¡el gato!, ¡es el gato!, ¡está aquí! – en un segundo, la reunión elegante, se había convertido en un salón lleno de ratones aterrorizados.

p. 28-29
El gato reaccionó de inmediato y comenzó a correr por todos lados intentando escapar de aquel gato malvado del que todos huían. Tras correr y correr encontró la salida que lo llevo al parque, frente a la bolsa extraña y sospechosamente abierta.

¡Ufff! - pensó Mizi-, de la que me he salvado, pobres ratones, deben estar muertos de miedo con aquel gato por ahí.

Pero tampoco quería que los ratones sufrieran, así que se armó de valor con toda la intención de hacerle frente a aquel gato malvado para defender a aquellos ratones indefensos y entró una vez más a la bolsa.

p. 30-31
Pero fue otra su sorpresa al ver que ya no estaban los ratones, ni el gran queso redondo y no había rastros del gato, la bolsa otra vez lo había llevado a otro lugar, era un lugar cálido, lleno de suaves colores acogedores por todos lados, no era un lugar muy grande, pero parecía ideal para hacer la siesta después de tan accidentadas aventuras, dispuesto a dormir un poco en un suave, acolchado tejido color rojo, cerró los ojos y se acurruco.

p. 32
Cuando un grito de asombró lo despertó: -mamá!! ¡Hay un gato en el armario!!

p.33
Un buen día, tal vez también te encuentres con una de éstas bolsas, en las que se guardan desde alfileres hasta el perchero para colgar el sombrero.

p.34

agradecimientos.